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Charlas de Quincho
Continuamos los abundantes quinchos del fin de semana de carnaval con dos intrigas, una terrenal (batahola radical a partir del relevo de un auditor) y otra celeste, pero con implicaciones más que humanas: la agitación provocada en el Gobierno por el «papable» Leonardo Sandri en el Vaticano. En Río Gallegos, asistimos al recoleto festejo de cumpleaños de la Presidente, y revelamos detalles de una reunión argentino-chilena en torno a Malvinas. En nuevo match deportivo con el gobernador Scioli se jugaron, también, temas políticos a futuro, al igual que en el relanzamiento del desarrollismo transversal. Y terminamos con un singular encuentro campero en Tandil. Veamos.
Se agitaron algunos despachos para ver más allá de lo fenoménico con la exaltación como cardenal en el consistorio romano del argentino Leonardo Sandri, un hombre que está en la mira de muchos por su rol dentro de un grupo de cardenales que se identifican con el papado de Juan Pablo II, y que buscan armarle la sucesión a Benedicto XVI juntando fuerzas en torno al exsecretario de Estado del polaco, Angelo Sodano. El Gobierno tuvo un informe previo del presidente del Episcopado, José María Arancedo, quien visitó despachos oficiales a mediados de la semana que pasó aportando percepciones en esta trama de argentinos en la cúpula de la Iglesia Católica. Jorge Bergoglio, enfrentado con el ala Sodano-Sandri, ya estaba en Roma porque forma parte del consistorio y debe haber rezado por el futuro propio y de sus adversarios. Sodano es el presidente del consistorio y Sandri se ocupa de las relaciones con las iglesias orientales después de que fueron desplazados por la designación del actual secretario de Estado y camarlengo Tarsicio Bertone. Verlo a Sandri en titulares como papable eriza algunas pieles porque recuerdan la trama que lo vinculó, en su momento, con el banquero Francisco Trusso a quien pudo protegerlo este Sandri en una casa familiar que tiene en las playas de Miramar cuando lo buscaban por una investigación de su actividad financiera. Después de detenido, Trusso salió tras pagar el actual obispo de La Plata, Héctor Aguer, una fianza que explicó con palabras herméticas: «Los obispos a veces hacemos cosas que no se pueden explicar». En el ciclo legendario de esta saga hay que sumar otro nombre cuya circulación siempre preocupó al Gobierno, el del senador por los inmigrantes del Cono Sur por el partido de Silvio Berlusconi, Esteban Caselli, quien llegó al cargo en una elección en la que trabajaron importantes sectores del peronismo no kirchnerista. Esos revuelos de sotanas quizás interesan a expertos en los vericuetos vaticanos, pero terminan figurando entre los intereses del Gobierno, que nunca ha terminado de conciliar sus relaciones con la cúpula eclesiástica criolla. Sigue esperando el relevo de Bergoglio como primado de la Argentina porque ya debió renunciar como obispo de Buenos Aires al cumplir 70 años, pero puede continuar varios años más en el cargo si se miran los antecedentes de otros retiros. Ver, además, que prosperan en Roma sectores que, aunque enfrentados con el Primado, reflotan a ultraconservadores que consideran más distantes del oficialismo les quita el sueño más que las internas del peronismo.
Difícil cuidar la intimidad, más cuando se está en el vértice del poder y todas las miradas se concentran en uno. Les costó el martes, día de San Valentín, a Potus y a Flotus (nombres con los cuales designa en clave el Servicio Secreto de los Estados Unidos a Barack y a Michelle Obama) escaparse en una 4x4 desde la Casa Blanca hasta el restorán Pavillion, de Alexandria (Virginia). Querían celebrar a solas el Día de los Enamorados, pero los periodistas los descubrieron porque un inmenso Lincoln de color blanco había cerrado la calle. Aunque busca siempre la intimidad con medios menos espectaculares, sorprendió a algunos ver el jueves a Cristina de Kirchner pasear el perro de su hija por las calles de Río Gallegos como una vecina más, y seguida por una más que discreta custodia. La saludaron, pidieron sacarse fotos con ella, antes de almorzar ese día con su hijo Máximo para festejarle su cumpleaños junto a la nuera Rocío García, la cuñada Alicia y la sobrina Natalia Mercado. Algunos recordaron paseos vecinales anteriores, como el que hizo junto a Néstor Kirchner en 2010, pocos días antes del fallecimiento de éste, y quisieron darle exclusividad a esta salida, que en realidad ha hecho muchas veces, quizás sin testigos periodísticos ni fotos, pero con la misma habitualidad de una parroquiana más. En el mes difícil de los cumpleaños (Néstor cumpliría los 62 el sábado que viene), la Presidente se rodeó el domingo de más vallas para celebrar su cumpleaños 59, ya de regreso a El Calafate, también con el entorno exclusivo de los familiares y la asistencia de sus secretarios Martín Federico Aguirres y Pablo Barreiro, traficantes de las conferencias por teléfono que interrumpieron el descanso carnavalesco. Unos la informaron de los detalles de la discretísima cena que mantuvieron el martes por la noche el canciller chileno Alfredo Moreno y el embajador argentino Ginés González García, en la cual el funcionario de Sebastián Piñera dio un detalladísimo informe de lo que habían hablado esa tarde el chileno y el premier inglés David Cameron. En esa recoleta reunión en la residencia de la calle Vicuña MacKenna que alberga a los embajadores argentinos -una de las más bellas casas que tiene la Argentina en el exterior-, el chileno contó los términos que usó Piñera para frenar la queja de Cameron por la adhesión de su país a la prohibición de que barcos con el banderín de Malvinas toquen puertos de ese país. La negativa de Piñera, según ese relato que nadie se ocupó mucho de revelar, lo dejó al inglés sin argumentos, salvo que no entendía muy bien de qué se trataba y derivó la charla hacia otros temas. Que el canciller Moreno corriera a contarle al embajador lo que había pasado parece un desaire a los ingleses. Pero lo último que querían era que desde Londres se difundiese la noticia con un formato distinto, y con matices que pudieran hacer aparecer a los chilenos como dándoles la derecha a los usurpadores de Malvinas. Hay otros detalles que quedan en la intimidad de estos informes, pero que se conocerán antes del viaje de Cristina a Chile, que confirmó rápidamente para el 15 de marzo como un gesto de reconocimiento al apoyo de estos amigos chilenos. Este respaldo al uso de los puertos comenzó siendo una cuestión de banderines, pero ha puesto a las islas en emergencia -es lo que la Argentina quiere- y ya están pensando entre Londres y Puerto Argentino en habilitar una línea de comunicación aérea que les permita incluso superar una prohibición futura a los vuelos desde Punta Arenas si la Argentina suspende la autorización a sobrevolar cielo criollo. Un punto de salida puede ser la isla de Santa Elena, otro Miami, en los Estados Unidos, usando transportes de largo alcance o incluso aviones de guerra de gran autonomía, como los que escoltaron en la semana que pasó al piloto solitario que llegó a Puerto Argentino para cumplir una apuesta filantrópica que tuvo mucho olor a prueba de resistencia.
El otro que pudo quebrar las vallas de la intimidad de la Presidente el fin de semana fue Julio Alak, quien se desveló para estar 12 horas en París -ida y vuelta en avión en el mismo día- para escuchar lo que el Gobierno entiende es un informe favorable sobre la aplicación de las normas antilavado. De ese viaje relámpago Alak se trajo la presunción de que en junio la Argentina será sacada de la lista de países de seguimiento intensivo. En esa fecha se hará la nueva revisión trimestral y se cumple el plazo de un año para que el país termine de aprobar medidas más duras para lavadores, ahora incluyendo a quienes recauden y muevan fondos con destino a organizaciones terroristas. Esta norma le trajo un dolor de cabeza al Gobierno porque organizaciones de la izquierda, a las que querría halagar en todo, acumularon críticas con el argumento de que esa norma se les podría aplicar. Esos reproches los frenaron negociadores que envió a hablar con esas organizaciones con el argumento de que la letra de la nueva ley es personal de la propia Presidente, quien nunca pensó en aplicarles esa norma. Más socarronamente, les mandaron a decir que en un país en donde los jueces no han condenado a casi nadie por lavado, es impensable que esas normas pudieran emplearse para incriminaciones políticas. En el Gobierno creen que esos gestos de sus amigos en las buenas responden a la intención de levantarle el precio del apoyo, pero que algunas organizaciones temen que se les metan en los libros y descubran que pueden haber recibido fondos del extranjero, como los que se cree manda Hugo Chávez a grupos que mantienen actividades a su favor. Esas actividades son seguidas con celo por todos los gobiernos de la región porque en algún momento -siempre se posterga eso- habrá que elegir diputados del Mercosur y los partidos locales temen que con fondos venezolanos se creen partidos chavistas que van a poner diputados que responderán a las órdenes del bolivariano y no al interés público de sus países. Ésa es la razón principal por la cual se ha retrasado la reglamentación en varios países del Cono Sur de estas elecciones de legisladores comunitarios, que debieron hacerse ya hace más de cinco años. El Gobierno se mueve tranquilo con el argumento de que la Argentina no es un país de lavado importante y que la someten a exámenes porque hay gobiernos extranjeros que querrían verla fuera, por ejemplo, del G-20. Se lamentan de esos requisitos que nunca cesan e insisten en el Gobierno que hasta China -país que oculta mucho de su economía al resto del mundo- ha salido de la lista de seguimiento intensivo del GAFI tras seis años de rendir ese examen del cual informó Alak directamente a El Calafate.
El aire vacacional que se redobló con el feriado largo del carnaval pudo hacerle pensar a alguno que se frenaban las conspiraciones políticas. Siguieron como siempre, disfrazadas de ocupaciones recreativas, como viajes a la costa, algunas cenas en Puerto Madero y, por cierto, la celebración del fútbol en cancha chica, ocupación que hay que seguir en el caso de Daniel Scioli. El gobernador habilitó la cancha de La Ñata para recibir el sábado a un combinado de La Matanza y ayer a un equipo que vistió la casaca de Independiente de Avellaneda y en el cual jugó la estrella que fue José Percudani. Ni los despliegues de este jugador, que tuvo trayectoria internacional, impidieron que los «naranjas» del gobernador ganasen por un abultado 12 a 11 (y eso que los goles se cuentan de a uno). Tampoco impidieron algunas reflexiones de sobremesa como, por ejemplo, ¿siempre equipos bonaerenses en estos partidos, nunca uno del interior? Nadie responde con palabras a esto que describe el diseño del fixture del gobernador, que tiene el propósito claro de clavar, a través del fútbol y sus clubes, cuyos dirigentes además están todos en política, una presencia territorial que busca proponer y comprar futuro. El futuro para un Scioli que no tiene reelección y que es el candidato natural a presidente hasta que algo o alguien diga lo contrario, es el dominio de las estructuras partidarias. Él es presidente del PJ nacional, pero cualquier paso o gesto que emprenda en esa formación adelantará tiempos y situaciones, es decir conflictos, que son hoy inoportunos. ¿No sería mejor pasar al PJ provincial que dejaron en manos de Cristina Álvarez Rodríguez la enfermedad de Alberto Balestrini y la renuncia de Hugo Moyano? Si Scioli lograse eso, precipitaría a Cristina de Kirchner como presidenta del PJ nacional, sincerando en un grado más los proyectos de uno y otro para el año 2015. El PJ provincial tiene pendiente la realización de una reunión de consejo partidario con el pretexto de oficializar la aceptación de la renuncia de Moyano, que puede estar convocándose para mediados de marzo. En esa reunión algo habrá que decir sobre el cronograma anual que termina en noviembre con la realización de elecciones de nueva cúpula, para las cuales Scioli tiene el proyecto de quedarse con la presidencia del partido en razón de que es el gobernador de la provincia. En los cabildeos preliminares gira la idea de hacer esas elecciones -una metáfora porque el peronismo es el imperio de la lista única- en la misma fecha que la del PJ nacional exaltando como jefa formal a Cristina de Kirchner. Tendría aroma de acuerdo amistoso y sería el comienzo de la carrera por 2015 para las candidaturas nacional y de la provincia de Buenos Aires.
Estos meloneos políticos no ocurren sólo en Buenos Aires; en Santa Fe ya gira Jorge Obeid por la provincia juntando adhesiones para una unificación del PJ local después de cerrar alguna paz con Agustín Rossi. Pero en la pelea por el partido que hoy conduce el exreutemista Ricardo Spinozzi se abrió otra querella, la que separa a los hermanos Bielsa (María Eugenia y Rafael) del resto de sus «compañeros» que han lanzado una movida para disputar la conducción del partido. La diputada Bielsa parece aspirar a ese manejo para encabezar la lista de candidatos a diputados nacionales que pretenden Obeid (hoy no tiene banca), Rossi (debe renovarla) y otro que quiere volver al Congreso, Gustavo Marconatto. También «Cachi» Martínez -quien mantiene el apoyo kirchnerista del exsenador Nicolás Fernández- puede aspirar con buenos tantos a esa conducción partidaria, confiados todos estos peronistas en que el PRO de Miguel del Sel ya no repetirá buenas elecciones en 2013.
La ambición de construir futuro usando lo que pueda aportar el pasado animó también a unos 150 militantes de la Capital Federal a ensayar un renacimiento de la vieja formación que creó Arturo Frondizi. Una dificultad para un país que no los trató bien en las elecciones desde 1973, cuando integraron el Frejuli de Cámpora y Perón, y que además gobierna un kirchnerismo que se dice desarrollista. Confiados en que tienen un lugar en el futuro, esos 150 militantes llenaron el restorán Espacio Río para cenar el jueves, convocados por los macristas Rogelio Frigerio (nieto del lugarteniente de Frondizi y legislador porteño), Horacio Rodríguez Larreta (hijo de una leyenda del desarrollismo) y Humberto Schiavoni. Como heredo-radicales que son justificaron el encuentro en la necesidad de organizar la celebración el próximo 29 de marzo de los 50 años del derrocamiento de Frondizi (los radicales son afectos a recordar desgracias como muertes y golpes; los convoca más que celebrar alguna victoria). Detrás de todo esto, claro, corre la intención de relanzar un nuevo MID con formato macrista y promover la candidatura presidencial de Mauricio Macri. Emilio Perina, Augusto Rodríguez Larreta, Juan Bruchon, Santiago Merchensky, Fernando de Andreis, Gustavo Puyó (actual presidente del MID), entre otros, resistieron la lluvia de esa noche para aportar ideas para una actualización del mensaje desarrollista y superar el estigma que lanzó hace algunos años Octavio Frigerio sobre que el MID había quedado reducido a un fenómeno cultural, como si fuera una especie de escuela literaria sin destino político. Al promediar la cena, Frigerio se dirigió al público invitando a actualizar el proyecto desarrollista. «Voy a hacer algo que mi abuelo no hacía nunca: pasar el micrófono y ceder la palabra», dijo Frigerio provocando la sonrisa de quienes conocieron de cerca al «Tapir». Haber juntado tantos midistas es todo un acontecimiento que celebraron, además, Juan Pablo Graña, Baltasar Jaramillo, Javier Vernengo, Máximo Merchensky, Julio Oscar Fernández Mendy, Martín Bohmer, Carlos Fernández Mendy, Mariano Caucino, activísimos a la hora de rememorar anécdotas e historias del pasado desarrollista. Con mayoría de jóvenes en las mesas, a uno se le ocurrió preguntar en voz alta: «¿Seremos La Cámpora de Macri?». Lo acallaron a los gritos de: «¿Cómo vas a comparar a Cámpora con Frondizi?», desmemoriados todos -seguramente por la edad- de aquel apoyo de Frondizi-Frigerio a la fórmula camporista de 1973.
Estuvimos en un quincho en un campo tandilense en el cual, como todos los años, un centenar de personas se dio cita en la estancia Tandileofu para festejar el cumpleaños del hijo mayor del dueño de casa, Marcos Pereyra Iraola. Productores, comerciantes, financistas, profesionales vinculados o no a los productores, parientes y amigos, de Buenos Aires y de Tandil, fueron la masa crítica de la celebración que acumuló apellidos de las etnias de los Pereyra Iraola, los Herrera Vegas, Achával, Grondona, Madero, Llambí, Llavallol, Bustillo, Maurettes, Tezanos Pintos y siguen los nombres. Lo que se dice, gente de campo. El festejo fue el habitual: un campeonato de paleta coronado con asado y guitarreada. Las estrellas de la reunión fueron el campeón mundial de pelota, Gastón Inchausti; Luli Pizarro, una reconocida cantante de estilos criollos; Fernando Elortondo, excampeón mundial y olímpico de paleta que además es ejecutivo de crédito agrario del Galicia. Gran nivel, cada cual en lo suyo, en un encuentro en el que casi no se habló de política, pese a que la zona de Tandil tiene solera para ese oficio. Es el santuario secreto en donde descansa cuando quiere salir de escena Daniel Scioli, que aprovecha las dificultades de comunicación telefónica para aislarse. También recala por ahí Mauricio Macri, quien nació en Tandil y lo frecuenta para aislarse en el campo familiar. Dominó un promedio de edad en torno a los 30 años, evidenciado en jóvenes matrimonios rodeados de chiquilines. La presencia del campeón mundial y panamericano Fernando Elortondo le dio brillo a la cita. El glamour, en cambio, estuvo a cargo de las mujeres, ataviadas mayormente a la usanza criolla. En líneas generales, si hay que comparar las ediciones 2012 con la previa al conflicto de 2008, los climas son claramente diferentes. Bueno, no literalmente los climas. Aquella vez había un ánimo sectorial reivindicatorio, mucha bronca contra la administración Kirchner, una seca irritante y gran animadversión política. El debate político giraba en torno a cómo canalizar la protesta. Este año había más distensión, por un lado (en la zona, la seca no castigó tanto y llovió mucho en los últimos días) y más resignación, para los disconformes, que en general fueron autoconvocados. En éstos se percibe bronca más politizada o ideologizada. En algunos casos, canalizada políticamente. Pero en forma diversa, no homogénea. Hubo un clima festivo, que se impuso sobre las cuestiones políticas. Si el tema se presentaba, era para preguntarse lo que buscó la Presidente al torear al campo con eso de que no pida ayuda en una mezcla de los sujetos de los discursos sobre realidades difíciles de entender, como la sociología rural.
Vamos a terminar con un chiste literario:
El profesor de narrativa de una universidad propone una prueba a sus alumnos, consistente en escribir un cuento lo más sintético posible, y en el que se aborden estos tres temas trascendentales para el ser humano: 1) Religión, 2) Sexualidad, 3) Misterio. La ganadora es la estudiante que entregó el siguiente relato: «¡Dios mío! Estoy embarazada, y no tengo ni idea de quién es el padre».
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