6 de enero 2014 - 00:00

Charlas de Quincho

Vuelven las confesiones de alto vuelo en quinchos registrados en aviones que llevan y traen a funcionarios a actos. Esta vez fue en el viaje de Jorge Capitanich a la largada del rally Dakar en Rosario. El verano favorece esta liberación de las conciencias en el debate de lo que viene. Hay ya especulaciones electorales para 2015 y también reflexiones sobre los cambios que produce un cargo en un político. En la costa hubo sciolismo explícito con box y también vigilancia a los vigilantes que recorren las playas en bermudas y remeras verde flúo. Y el registro infaltable de los avatares del turf entre radicales y el de los veraneantes -vecinos, banqueros, empresarios- en la costa del Uruguay, donde se habla, como siempre, de dinero que va y viene. Veamos.

La largada simbólica en Rosario del Dakar reunió a Mónica Fein (intendenta), Enrique Meyer (Turismo), Sergio Berni (Seguridad), Jorge Capitanich y al gobernador de Santa Fe, Antonio Bonfatti.; Scioli mixturó política con deporte en Mar del Plata, donde asistió a la pelea entre Víctor Ramírez, “El Tyson del Abasto” (foto), y Mariano Díaz Strunz, por el título crucero latino de la Federación Internacional de Box.
La largada simbólica en Rosario del Dakar reunió a Mónica Fein (intendenta), Enrique Meyer (Turismo), Sergio Berni (Seguridad), Jorge Capitanich y al gobernador de Santa Fe, Antonio Bonfatti.; Scioli mixturó política con deporte en Mar del Plata, donde asistió a la pelea entre Víctor Ramírez, “El Tyson del Abasto” (foto), y Mariano Díaz Strunz, por el título crucero latino de la Federación Internacional de Box.
Itinerante, en verano, la colectividad de los políticos, práctica que parece cerca del descanso y el entretenimiento pero que suelta las conciencias y también la lengua en tiempos de reseteo total de todo. Ocurrió el sábado entre Capital-Rosario-Capital, en el vuelo de Jorge Capitanich y Sergio Berni a acompañar la largada simbólica del rally Dakar -la verdadera ocurrió en la madrugada de ayer-, y también en la costa, donde Daniel Scioli orbitó entre Mar del Plata y Pinamar vigilando a vigilantes y también mezclándose con boxeadores y artistas mientras revisa sus proyectos. Quien crea en esa ficción de que Cristina de Kirchner está desenganchada de la agenda tendrá que esperar, para desengañarse, que se revelen alguna vez los wikileaks de las llamadas que ha cruzado en este tiempo desde Santa Cruz con ministros y funcionarios del Gabinete. Atiende todas las cuestiones, pregunta, ordena, reta y pide información como si estuviera en su despacho. Cierto es que la ausencia de las pantallas y los actos fomenta la leyenda del vacío pero la intensidad con la que controla todo lo que pasa está bien lejos de eso, como lo prueban los ministros que debieron adelantar el regreso de la minivacación de fin de año para responder a esos reclamos desde El Calafate. Ayer el tema era que le definieran un regreso a la actividad esta semana con algún asunto importante y que sea atractivo para remontar la ansiedad de quienes esperan de esas presencias mediáticas alguna señal de que la Presidente está en control de la botonera.



La idea es que pasado mañana reaparezca en un acto en Casa de Gobierno que toque varios teclados, con funcionarios en vivo y con videoconferencia, una manera de aportar al decaído menú informativo del verano un producto nuevo. Esta vez será un programa de fomento al primer empleo de los jóvenes que le preparaban anoche varios funcionarios para quienes no hubo reposo de fin de semana. De ese menú de inquietudes forma parte el cambio de fecha de la cumbre de Caracas del Mercosur que estaba prevista para el viernes 17 de la semana que viene que se pasó para el 31 de enero. Una noticia que difundió un sitio uruguayo que expresa los intereses ingleses en Malvinas atribuyó ese cambio de fechas a un pedido del Gobierno argentino por la salud de la Presidente, cuando en realidad el cambio se hizo porque entre el 25 y el 27 de enero los mismos presidentes que iban el 17 por el Mercosur a Caracas debían estar en La Habana para otra cumbre, la de la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, un pergeño que se autodenomina "la OEA sin Estados Unidos"). Para evitar el doble viaje se pasó la fecha, y los mandatarios aprovecharán el mismo desplazamiento para estar entre el 25 y el 31 entre Caracas y La Habana.



Minucias, si se las compara con la espesura de las conversaciones de alto vuelo (por la altura en que se registraron) que tuvieron lugar el sábado entre los funcionarios que asistieron en Rosario a la largada del rally -además de Capitanich y Berni, el ministro de Turismo, Enrique Meyer, entre otros-, que expresan los verdaderos dilemas que enfrenta el Gobierno en el mediano plazo. Se pasa a pérdida el desgaste de esas dos desgracias que fueron los motines policiales con saqueos y los cortes de energía por el calor, que el Gobierno nacional debió afrontar como propios, pero obligaron a disputar sin aviso previo con el público y con la oposición. Los funcionarios descuentan el desgaste que produjo, seguirán con la rutina de las explicaciones, pero prefieren mirar hacia delante en lo único que al final les importa a los políticos, que es lo que expresa el eufemismo de "gobernabilidad", es decir, cuánto cuestan estas crisis en votos y qué pronóstico de futuro les preparan. Como en tantas cosas, el diagnóstico se remite a las encuestas o "trackings" de opinión pública que, como en todos los conflictos han demostrado otra vez que está dividida "fifty-fifty". En los temas de inseguridad y de inflación -las dos cuestiones más peleadas- la mitad de la opinión dice que la responsabilidad es del Gobierno nacional y la otra que es responsabilidad de otros factores (administraciones provinciales, empresarios que cartelizan decisiones de precios, etc.) Con esos números en la mano los funcionarios creen que hay margen para asegurar alguna tranquilidad en el año que comienza, que es donde se urdirá la trama de 2015.



Intercambiando papeles de todas las procedencias, los funcionarios que volaban el sábado imaginan que un 2015 es imaginable según estos segmentos de votos: el peronismo que gobierna puede retener un 35% de los votos en una presidencial, el kirchnerismo disidente que suma restos de radicalismo y del llamado peronismo federal un 20%, el eje radical socialista un 15%, y el macrismo y sus aliados independientes otro tanto. Con ese panorama y el crecimiento del voto opositor en los distritos más grandes, la clave vuelve a ser que haya un gran candidato ganador en la gobernación de Buenos Aires -algo que hoy no está en el radar- para llegar a un 40% que le permita al oficialismo ganar en primera vuelta. Todo un desafío porque ese resultado implicaría que el peronismo volvería a retener el voto del Norte del país, perdería peso en los distritos centrales, pero recuperaría con una elección mejor en Buenos Aires. Alquimia conocida, pero que no desalienta en esas charlas de alto vuelo porque se cree el oficialismo en control de variables como que retuvo en las elecciones el número para sacar las leyes y sigue contando con la mayoría de las bancas, que tiene 17 provincias con gobernadores propios o con aliados, algo que asegura poder territorial y que la gestión Capitanich le pone un nervio desconocido antes a la gestión porque toca todos los temas y promete que en un año revertirá los pasivos en la economía que, entiende, no son tantos si no se los mira desde la ortodoxia. Con esos assets, se afirma en esas conversaciones de cabina de avión, hay posibilidades de que el peronismo retenga el poder en 2015. Pero sin la seguridad de una victoria en primera vuelta el panorama se vuelve más incierto.



Estas densidades reflexivas son claves para cualquier estrategia, impulso que debe mirar la realidad de todos los días imaginando cómo será el final. Mirar las cosas desde el desenlace en un punto del futuro es un ejercicio de la imaginación que no todos pueden hacer pero es lo único que alimenta, desde la finalidad, a los medios para lograrla. La acción, además, está en manos de personas y el ciclo que se inició después del 27 de octubre, conocido el resultado electoral, tiene nuevos protagonistas. Sobre Cristina de Kirchner hay expectativas acerca de cómo será su rentrée, algo que nadie en serio descarta. Seguramente la fecha del alta será el 1 de marzo con el discurso ante las dos cámaras del Congreso para abrir el año legislativo. Las especulaciones sobre su persona son hoy vanas porque no hay información salvo que nunca dejó de atender el despacho con reclamos a los ministros. Lo demás es literatura y periodismo de la ansiedad. Pero hay otros protagonistas que deben adaptarse a la nueva etapa que incluye formatos novedosos: que el jefe de Gabinete hable y dé información todos los días, que prometa debates calientes en el Congreso cuando haga los informes mensuales, la salida de Guillermo Moreno, el reconocimiento de Axel Kicillof de que los controles de precios fracasan sin el concurso de los privados -de ahí el sistema de acuerdos-, etc. Un Capitanich, por ejemplo, debe adaptarse, lo reconozca o no, a una nueva tarea. Es un político que llegó al poder en su provincia haciendo alianzas y logrando una identificación con el público que le hizo ganar una reelección, pero ahora tiene que actuar como funcionario en un "distrito" raro y ajeno como es el Gobierno nacional. Lo habitual es el proceso contrario, que a un funcionario le toque actuar de político y debe improvisarse o aprender a serlo porque accede a cargos electivos. En el caso del chaqueño es al revés: es un político de calle que en su provincia recibe a los vecinos en las esquinas, explica ante piquetes, se sienta en los bares, aprovecha el clima del pago chico en el que todos están forzados a convivir sin cornadas para reforzar la identificación con sus gobernados.



Trasladado a la Capital y nada menos que al cargo más importante del Gobierno, el CEO de la administración según la Constitución, no puede aprovecharse del método que le permitió llegar a donde llegó. No puede salir a la calle, sentarse en los bares, rozarse con los vecinos que se quejan de la luz o de los precios y ensayar explicaciones como lo hacía como gobernador. Es una restricción esta de estar en una silla tan alta que no tiene cercanía ni vecindad con los administrados, porque además no es el estilo del presidencialismo criollo. Es algo que se permitieron antes y se permiten hoy algunos gobernadores esto de salir a la calle sin demasiadas prevenciones y cruzarse con quejosos y también con adherentes que les jalean sus realizaciones. Para el funcionario en esa situación -y ha sido tema de largas reflexiones con íntimos y asesores- hay un aprendizaje a realizar que no se completa en un día. Capitanich hace ensayos, como el sábado, cuando salió a visitar el puerto de Buenos Aires, las oficinas de la Aduana, los depósitos fiscales, los playones de contenedores. Dedicó a ese paseo casi todo el día, antes de viajar a Rosario, sin avisale a casi nadie, porque fue sin Ricardo Echegaray ni otros funcionarios de la AFIP. Se anunciaba minutos antes de llegar a cada lugar para evitar roces y facilitar la visita, pero fue una tarea casi desde el anonimato, sin avisarle a nadie para sorprender a los empleados y funcionarios en el momento en que menos lo esperaban, porque además era sábado y en una semana de casi receso por la sucesión de feriados y asuetos. Se mueve con poca custodia y con un aparato mínimo, sin prensa -algo que a veces les sobra a los funcionarios- y guardándose en un papelito las observaciones. El sector fiscal está en revisión porque Moreno, cuando se fue, dejó un sistema que hay que desanudar y poner de nuevo en funcionamiento. Por ejemplo, se acumulan las DJAI (declaraciones juradas anticipadas de importación) y no salen aún cumpliendo los acuerdos Moreno con algunos sectores para compensar importaciones con exportaciones. Antes los importadores negociaban esas DJAI según los acuerdos sectoriales, pero el nuevo secretario de Comercio, Augusto Costa, tiene que renovar o modificar ese sistema, y se encontró que muchas de las DJAI retenidas estaban duplicadas, triplicadas, cuadruplicadas y hasta quintuplicadas. Habrá preguntado por qué ocurría eso y le habrán explicado que con Moreno cuando una DJAI no salía la recomendación informal era que el importador la presentase de nuevo, y en una de ésas salía. Esto es así y con el sistema empastado el Gobierno dice que hará la auditoría para descartar las duplicaciones. Esto es un riesgo para la Argentina porque las DJAI son un instrumento de control fiscal sobre el producto a importar pero no pueden usarse, como lo ha hecho el Gobierno, como una medida paraancelaria y ejercer un freno a la salida de dólares, que es el propósito final de la administración. Eso está prohibido por la OMC y pone al Gobierno en un filo que debe evitar. Es otro ejemplo del aprendizaje al que están obligados los funcionarios nuevos quienes, hasta que no dominen el sector, frenan todo.



El formato sciolista no cambia, y menos en tiempos de reseteo. Se embutió en la madrugada de ayer en el Hotel Provincial, después de celebrar el nuevo triunfo del veterano "Tyson del Abasto", Víctor Ramírez, quien habría vapuleado en la última pelea de la noche del sábado a un Mariano Díaz Strunz que cumplió con la simbología de la noche: retorno de quien se había ido siendo campeón y que promete volver a serlo, nada más sciolista que esta epopeya del esfuerzo. Fue la reinauguración del polideportivo de Mar del Plata, adonde fue con Karina Rabolini y su jefe de Gabinete Alberto Pérez, además del intendente local Gustavo Pulti, después de fatigar las calles de Mar del Plata junto a los nuevos vigilantes de verano, unos forzudos egresados de las escuelas de Policía universitarias, vestidos con bermudas y unas remeras verde flúo que se acercan a los veraneantes y les preguntan: "¿alguna queja sobre el accionar de la Policía? Con la inseguridad al tope de las demandas el gobernador volcó ocho mil de esos jóvenes por las playas y repartió las responsabilidades por los balnearios. Alejandro Granados tiene un búnker en Pinamar y los funcionarios que dependen de él están en las otras playas. Scioli, después de cenar en la madrugada en el Provincial, pasó ayer a Pinamar a revisar el operativo, previo descenso en la zona de Tornquist para darle aliento a los bomberos que combaten el fuego en los campos de esa localidad. Cuidar las playas es función del Gobierno, pero esa vidriera del verano que los políticos explotan como pocos es también un espejo que puede multiplicar las desgracias que podrían ocurrir allí. En el ADN del peronismo bonaerense figura como una amenaza lo que pasó en enero de 1997 cuando fue asesinado el fotógrafo José Luis Cabezas. Ese crimen fue tema de la disputa entre menemismo y duhaldismo porque fue protagonizado por policías de la provincia, pero la autoría intelectual se proyectó sobre Alfredo Yabrán, que era el Yabrán de Menem. En esa disputa política que se montó sobre el caso perdieron los dos, es decir las elecciones de 1997 -Meijide sobre Chiche Duhalde- y 1999 -De la Rúa sobre Eduardo Duhalde-. Quien quiera explicarse esos resultados electorales no puede dejar de lado ese caso como un factor importante. Y eso lo saben los peronistas de hoy en Buenos Aires.



Mientras tanto que sus triunfos, pobres triunfos pasajeros, siguen siendo motivo de festejos entre radicales. Venían de celebrar la cena en Rosario del domingo pasado, cuando se reunieron los dirigentes del arco radical-socialista incluyendo al sector Carrió, pero sin Julio Cobos, para jurarse alianza eterna y respetar el resultado de una PASO de todas esas fuerzas para una fórmula presidencial. Ahora celebraron una victoria simbólica, la del producto El Chafandín, que ganó en la segunda carrera del sábado en San Isidro en 1.600 metros y sin que el jockey tuviera que castigarlo una sola vez con la fusta. Ninguno de sus propietarios fue al circo por cábala, pero brindaron por el resultado en varias sedes. Entre los dueños de El Chafandín están el exsenador radical José María Arecha, el exdiputado Roberto Ábalos y el exsenador Mario Losada, además del CEO de esta cooperativa turfística de radicales, el veterinario Osvaldo Rasines. Se repartieron todos en diversas agencias del conurbano para apostarle y la celebración final se hizo en el chalé en donde pasa el verano García Arecha, en la zona de Nordelta. Tener caballos de carrera, se sabe, es algo muy entretenido y contenedor, pero es un pésimo negocio. En esa carrera, además de lo que haya pagado el producto en apuestas, les aportó a los propietarios unos $ 40 mil que están más que comprometidos por los gastos que se adeudan del haras, pensión y vareo, entre otras necesidades que tienen los "chuchos". En esta cooperativa turfística de radicales, además, nadie sabe bien qué porcentaje tiene del producto. Confían en el CEO Resines, que ya les hizo ganar una pequeña fortuna cuando los comprometió con la compra del Charleta, hermano de madre y padre de El Chafandín, que se convirtió en una estrella y que fue vendido en una suma incalculable -por lo menos para estos modestos bolsillos radicales- a un príncipe de Arabia Saudita en una de las operaciones más rentables que han hecho estos militantes en su vida.



Los hombres del mercado financiero que están en Punta del Este tuvieron su cumbre el viernes en la habitual fiesta organizada por el HSBC en La Huella de José Ignacio. Sushi empanadas de camarones o carne, pizzas varias y un barra de tragos generosa hicieron que todo fluyera velozmente. Recibía a los invitados Gabriel Martino, CEO del HSBC, junto a su mujer Florencia Perotti. Estuvieron el agente de Bolsa Juan Napoli (aliviado dado que no ganó en la elección de River y no tiene que lidiar con los cheques voladores que dejo Daniel Passarella), Hernán de Laurentie, Daniel Awada, Héctor Scaserra (Arpenta), José Urtubey, Pepe Scioli con María Pinto, Augusto Rodríguez Larreta con Julieta Spina, Tato Lanusse, Lara Bernasconi, Flavia Palmiero, Evelyn Scheidl, Juan Bosch (Compass Group), el abogado Guillermo Lipera, Laura Kohan, Pedro Aguirre Saravia, Juan José Blaquier entre otros. Pese a ser hombres de medios, el comentario dominante fueron los precios en el Uruguay, con una docena de medialunas cotizando a 150 pesos argentinos, una caja de 8 hamburguesas a 100 pesos, y un kilo de helados a 250 pesos.



La temporada para los comerciantes uruguayos es buena, pero lejos de los tiempos más dulces para los argentinos. Más en lo financiero, se hablaba de la suba de las tasas en Estados Unidos que se puede sobrevenir y que acarrearía una caída importante en el precio de los inmuebles en Uruguay. Una casa en primera fila en José Ignacio se opera a valores cómodamente superiores a los 3 millones de dólares.



Otro quincho electrónico fue el del sábado con la presentación de David Ghetta en el Movistar Summer Festival. El célebre DJ arrancó su presentación en El Jagüel a las 2.45 horas obligando a varios de los asistentes a una siesta previa para poder llegar a esa hora. Milagros de la música electrónica, provoca que vayan tanto adolescentes como personas de +50. Marcelo Tinelli, Guillermina Valdés, Paula Kohan, Alejandro Mac Farlane, David Nalbandian, Peter Robledo, Pepe Scioli, Jorge Sánchez Córdova, Marcelo Figueiras, Visita fugaz la de Ghetta, que arribó en su avión privado, se alojó en El Fasano y a las 24 horas partía. Horarios de otro pais: terminó su concierto a las 6.15 por lo que varios partieron antes de que clausure. Esas reuniones ya permiten un primer balance de la temporada, que se caracteriza por la ausencia masiva de argentinos. Predomina la diversidad: brasileños, uruguayos, europeos y algunos argentinos. Hay un buen nivel de ocupación y pleno goce de las comodidades: playa, calle, lugar para estacionar, asiento y no sofocón en misa. Es perfecto. Aunque está caro, si, muy caro. Hay poca gente conocida. Aunque en La Barra siempre hay muchos argentinos.



Para terminar, una última fiesta esteña: la IV Copa Desafío de Chapelco Ski Resort 2014 que se disputó anoche en el Punta del Este Polo and Country Club. Adolfo Cambiasso (h) fue la figura del show que contó con la participación de David Nalbandian (pasó de David Guetta a los caballos) y de Gabriel Batistuta. Fresco atardecer cerrado con un minirrecital de Ale Lacroix y Mike Amigorena. Y hasta en este tipo de eventos se habla de finanzas. Se comentaba que el BCRA deberá esta semana enfrentar salida de depósitos en dólares de bancos que en diciembre ingresaron a los bancos. Sucede todos los años y es porque los dólares en cajas de ahorro no pagan el impuesto a los Bienes Personales. Pasada el 31 de diciembre, vuelven a salir. Es un fenómeno estacional. Además se estima que el BCRA hizo pase con bancos por 500 millones de dólares contra la entrega de bonos para mostrar mas reservas a fin de año. Último dato ya del espectáculo: llegará a Punta del Este Paris Hilton para una fiesta de una bebida.



Una mujeraza va a ver a un dentista porque estaba con unos dolores de muela terribles. Temblorosa le dice al odontólogo mientras se sienta:

-Mire doctor, tengo tanto miedo que no sé si prefiero sacarme la muela o tener un hijo.

El dentista le responde entonces:

-Bueno, señora. Decídase de una vez así si sé en qué posición pongo el sillón.

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