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Charlas de quincho
Hirvió como nunca -de calor y de actividad- el fin de semana en la costa atlántica, poblada de quinchos políticos y de encuentros en la superficie y también contactos discretos como los de Daniel Scioli con Luis Barrionuevo y Mauricio Macri. Contamos cómo los políticos jibarizaron la cumbre sindical de hoy en Punta Mogotes. También la coreografía de fotos y elusiones en el vasto palco del partido Boca-River, el lanzamiento de un diputado a 2015, a todo, pero a todo. Y las evoluciones en el Festival de Jesús María de Julián Domínguez. También reseñamos detalles de la agenda global de Cristina de Kirchner, qué hablará hoy Axel Kicillof en Francia con el secretario del Club de París, la puja por la delegación al Vaticano para acompañar al obispo Mario Poli en su exaltación al cardenalato, y lo que habló el radical Ernesto Sanz en un balneario marplatense con conmilitones de esa zona y en un local musical, con cerca de 50 empresarios más que angustiados. Veamos todo eso.
Intrigas y conspiraciones en la noche futbolera del sábado, en Mar del Plata. En un grupo, Daniel Scioli, su vice Gabriel Mariotto, el sindicalista Víctor Santa María y Santiago Carreras.
En esa visita del miércoles al hotel de los gastronómicos, conversaron a solas Scioli y Luis Barrionuevo. Le hizo creer a éste que había alguna posibilidad de asistencia a la cumbre de hoy. "Vamos a ser más que prudentes", le prometió el gremialista más cercano hoy a Sergio Massa -hay quien piensa que el intendente de Tigre es un sueño de su mujer, Graciela Camaño, que durará hasta que ésta despierte-. El gobernador le pidió que en lo que dijeran o hicieran reconociesen lo que el Gobierno kirchnerista ha hecho para crear puestos de trabajo y para fomentar el crecimiento del país. Le marcó también que -después de un año, es cierto- la comisión bicameral de la Legislatura bonaerense había destrabado la autorización para que reabriese el casino del Sasso. Eso va de la mano, agregó el gobernador, como si fuera obra suya, de que los gremios han sumado más hoteles y que con el casino de Punta Mogotes la zona recupera uno de sus santuarios del juego, algo que representa más empleos para los gastronómicos. Con esa visita pareció el gobernador haber agotado los créditos hacia ese sector; prometió, y cumplió, ir a la inauguración de la sala de juegos el viernes y con eso aportó una foto simulada de lo que pudo ser la cumbre de hoy, porque junto a "Luisito" sonrió también Massa, que a esa hora ya se había bajado de la reunión porque sin Scioli perdía peso y sería sólo una expresión gráfica del documento ácido de la CGT de Moyano que se conoció en la tarde del jueves. Con esa acumulación de gestos, el desaire de Scioli se pareció mucho a un homenaje a una corporación de la que quiere estar lejos. La cercanía de Barrionuevo -gran caminador de cornisas- es siempre un riesgo; la de Moyano es más ficticia: debió controlarle el voto a Francisco de Narváez el 27 de octubre con los kilos de su organización y hubo distritos de la provincia de Buenos Aires en donde le ganó al Partido Obrero. En suma, un modelo de cómo tomar una distancia que nadie puede criticar simulando un acercamiento que tampoco nadie le puede reprochar porque está defendiendo sus intereses en el momento más riesgoso de su trayectoria (aunque Scioli ríe cuando recuerda que siempre está pasando por su peor momento pero siempre suma).
En esa acumulación de gestos y señales -todos sin argumentación ni libreto, sin declaraciones ni confesiones resonantes porque Scioli, nadie parece darse cuenta, dice en público lo mismo que dice en privado, y lo que le importa a él es más la oportunidad del decir que el contenido de los dichos- el gobernador incluyó encuentros del tercer tipo. Apareció en la puerta del hotel Provincial -en la tarde del sábado, cuando se dirigían al estadio mundialista- junto a un grupo de tareas del club Boca Juniors -es hincha de ese equipo- que busca ampliar un espacio para desplazar al macrismo de la conducción. Lo integraban el vicegobernador Gabriel Mariotto, el candidato a la presidencia del club y del PJ de la Capital, el sindicalista de los porteros Víctor Santa María, y el senador provincial Santiago Carreras, un emergente de la autodenominada La Cámpora que funciona como lugarteniente del gobernador. Reclamaron una foto de la que escaparon, por un pelo, otros acompañantes del gobernador hacia el estadio que se referencian en River Plate, como el presidente del Banco Provincia Gustavo Marangoni o Jorge Brito (h), de la directiva de ese equipo. Se mezclaron todos con el resto de los acompañantes del gobernador hacia el estadio, que reunía a un arco que iba desde Alberto Samid a otra presencia emblemática en esta urdimbre política que tiene que ver con la proyección nacional de su figura, el gobernador de Misiones Maurice Closs, un radical que se ya se olvidó de serlo desde que migró al kirchnerismo. Para que no hubiera sospechas de heterodoxia en el armado, antes de salir del Provincial Scioli ya había tenido un encuentro a solas con otro gobernador del oficialismo, el eterno Gildo Insfrán, de Formosa, infaltable en todo armado nacional del peronismo. No fue un mero saludo, pero guardaron con hermetismo lo charlado: seguramente acordaron cuándo se reunirá el Consejo Nacional del PJ, que esperará al restablecimiento de José Luis Gioja para hacer la reunión que iba a tener lugar a finales de año en Jujuy, donde los espera Eduardo Fellner, a quien se señala como nuevo titular del PJ nacional.
No sería completo el raid quinchesco si no se registrasen aquí otros encuentros, como el que Scioli tuvo con Mauricio Macri, también en el Hotel Provincial, en la mañana del sábado. Nadie consigna más que un saludo cuando el gobernador salía a correr y el jefe porteño bajaba a desayunar. Cruzaron consignas futbolísticas que redundaron en otro sombrerazo: el bonaerense le dejó en el counter del hotel a Macri una camiseta del club Villa La Ñata, que viene de ascender a Primera A en el campeonato de fútbol de salón de la AFA. Se volvieron a ver los dos en el estadio para ver el partido, que el gobernador y su acompañante Martín Insaurralde toleraron hasta poco antes de que terminase el primer tiempo. Salieron subrepticiamente, dejando a los demás invitados de todas las colectividades políticas: Mariotto, José Ottavis, Macri, el senador Diego Santilli, Angelici, D'Onofrio, Brito hijo, los empresarios Marcelo Figueras y Guillermo Marín y su novia Valeria Archimó -una rareza en la platea porque el resto de los varones fueron sin sus mujeres-, el productor Adrián Suar, el artista completo Cristian Castro, que se quería hacer notar y apareció con pantalón de color rosa y una gorra fucsia que entonaba con su dorada cabellera. Junto a ellos, y en primera línea y con proyecto de aparición propia que merece un párrafo aparte, el diputado y jefe de la Cámara Julián Domínguez.
Merece tratamiento aparte porque aportó una noticia importante y que se hizo notar, algo difícil con tantos protagonistas en operaciones: el lanzamiento de un lema "Julián 2015". ¿A qué?, le preguntaron. A todo. ¿A presidente? A todo. Pero miren que al lado dice "Cristina conducción". Clásico, ir por todo y si hay que bajarse, vemos. Algo muy bonaerense y que ilustra la llamada "ley Mércuri" (por el exdiputado Osvaldo Mércuri, que hoy funge en el massismo): pido lo que no me van a dar para conservar lo que tengo. Julián tiene como proyecto más firme ser candidato a gobernador por el peronismo de su provincia, carrera donde picó en punta hace rato con viajes por todo el país y poniendo en funcionamiento grupos como el que despunta en la Capital Federal, distrito donde comenzó su militancia. Domínguez es un dirigente que como presidente de la Cámara de Diputados ha logrado un entendimiento con todos los partidos políticos, a los que atiende con el mismo mimo que a sus correligionarios. No les hace faltar nada y eso es importante para ganar el favor de la oposición, que lo distingue del kirchnerismo rabioso que les hace imposible la vida en el Congreso. Adonde va hace amigos y ya sobrevuela en una agenda que lo hace aparecer en provincias junto a dirigentes locales, como Córdoba, adonde fue el viernes a mostrarse en el Festival de Jesús María con legisladores con quienes cenó mientras escuchaban el cierre de la noche por la cancionista Soledad. Estaban los diputados por Córdoba Fabián Francioni, Nora Bedano y Martín Gill (exrector de la Universidad Nacional de Villa María y actual secretario de Políticas Universitarias de la Nación), el intendente Gabriel Frizza y Hugo Baldo, presidente del festival, a quien Domínguez le regaló un cuchillo de elaboración artesanal que el recipiendario agradeció indicándole a un payador que saludase con sus rimas al visitante (una de ellas decía, creativa, "Gracias Julián Domínguez por estar con los gauchos"). De ahí se fue a Mar del Plata para estar en zona, pero no tanto, de manera de aprovechar la oportunidad que daba el Boca-River pero sin aparecer en el Provincial, donde dominaba Scioli, que además había tenido una reunión con intendentes que le pareció prudente no interceptar. No fuera que algún cortocircuito de militancia le arruinase lo que logró: agenda propia, volanteada con "Julián 2015" y carteles en la cancha para que lo viese todo el mundo. Se juntó con Scioli recién en la platea, hizo la foto de la unidad con Angelici-D'Onofrio, pero se sentó en fila aparte. Se quedó hasta el final del partido y cuando salía coincidió con Macri, con quien se saludó ante todo el público. Corriendo se fue al departamento de un amigo en Mar del Plata, en donde cenó y pudo ver la televisación de la noche desde Jesús María, adonde cantaba la luz de sus ojos, su hija Florencia, cancionista de las cosas nuestras, muy en el estilo de Soledad de recitales con aliento del público y aires rockeros. Al terminar, ya de madrugada -a la misma hora cuando Scioli llegaba al campo La Estrella, de Tandil, en donde tiene sus cuarteles de verano-, se sacó el babero y se fue a Chacabuco en donde vive.
Estas evoluciones marplatenses las hicieron estos protagonistas con una mirada puesta en otras orillas, como las del Uruguay, adonde enviaron esa noche delegados a la cena con empresarios a la que invitó en Villa Narbonne el banquero Jorge Brito, una tradición de todos los años que juntó a los principales dirigentes de sectores de las finanzas y los negocios. Lo que se habló allí fueron los tópicos de la agenda: que el 30% de las paritarias es una ficción y que los bancos pierden depósitos y les cuesta financiar exportaciones, que la presión fiscal está en el límite y que hay confianza en la reunión de esta tarde de Axel Kicillof con el Club de París para destrabar el bloqueo que tiene el país en el frente externo. De esto contó algo en la prensa y lo escucharon todos el delegado de Scioli en esa cena, donde se devoró más de un cordero, el presidente del grupo Bapro, Santiago Montoya, y el habitué de todos los años de esas cenas, pero que ahora representa a Sergio Massa, el diputado José Ignacio de Mendiguren, que veranea cerca de Punta Ballena y que ayer se despidió del descanso con un almuerzo con amigos y familia en La Farola, restorán lindero con el faro de José Ignacio.
Tanta actividad debe sumar también a los radicales, en cabeza de Ernesto Sanz, quien se notó en la costa por la cita ya reseñada con Hermes Binner, pero que dedicó dos reuniones discretas al armado de su formación en el distrito de manera de pavimentar su candidatura presidencial. La primera fue en la tarde del jueves en el salón de Tío Curzio, en Colón y la costa, donde recibió a cerca de 50 empresarios de Mar del Plata que le acercaron sus punteros locales, Vilma Baragiola -estrella de la elección de la UCR en el nivel local- y Maximiliano Abad. El grupo, algunos de los cuales venían de estar la semana anterior en el Hermitage con el ministro sciolista Cristian Breitenstein, le presentaron las mismas demandas que a éste: cepo e inflación. Sanz les expuso los proyectos que la UCR tiene en el terreno para esas dificultades y mostró aire presidencial. Uno de los empresarios le pidió más: todos los que hablan con nosotros nos dicen lo que proponen para 2015, pero ¿puede decirle usted cómo llegamos a 2015? Sanz no tiene un pronóstico catastrofista, pero admitió que es un interrogante. Aunque el jefe radical se cuida de decirlo en público con tono alto, está entre quienes creen que el retiro del escenario de Cristina de Kirchner no es estratégico sino que expresa dificultades de conducción que, dice, no sabe si son personales o programáticas. Cree que los miembros del gabinete se refugian en actos de gestión para defender sus carteras, pero que eso no suple una conducción del país. Más optimista estuvo Sanz ese mismo jueves cuando cenó en el comedor del balneario El Carmen junto a todos los dirigentes de la UCR de la 5ª sección electoral, incluyendo a los intendentes de los partidos en donde gobiernan. Destacó que esa sección fue la que mejor elección hizo para el partido el 27 de octubre y que lo que han hecho es un modelo que deben exportar al radicalismo del resto de la provincia para darle al partido una chance competitiva en Buenos Aires, imprescindible para una buena elección nacional que pretende encabezar como candidato a presidente. Ante intendentes de Chascomús, Ayacucho, Tandil, San Cayetano y los hombres de Mar del Plata discutió sobre quién puede ser el candidato de la UCR en el frente con el FAP a gobernador en 2015. Quedó flotando en la mesa que no pueden ser ni Ricardo Alfonsín ni Margarita Stolbizer, que ya han dado para ese cargo todo lo que podían, y que deberán buscar a alguien de afuera en otro ensayo de casting como el que hicieron en la Capital Federal con Martín Lousteau. Algo que no conforma a todos, después de que la UCR fue a elecciones junto a Francisco de Narváez o con el propio Lousteau, a quien prefirieron en Capital a un Ricardo Gil Lavedra y que antes y después de obtener la banca sólo hace gestos de desaire a los radicales que le dieron su nuevo empleo de diputado.
Cristina de Kirchner, que no encuentra forma de que sus opositores dejen de llamarla al escenario -el paso al costado en actos ha dejado a sus contradictores sin challenger después de dedicar años a combatirla-, siguió de cerca desde Olivos los emprendimientos de su Gobierno, que son por ahora de proyección global. No sólo la cita de esta tarde a las 15 hora local de Kicillof en París con Ramón Fernández (secretario del grupo de países que se sindica en el sello Club de París) para proponer un plan de negociación de la deuda que ya tiene algunos papeles avanzados. Uno, que se haga mediante la emisión de un bono; otro dice que el plan de pagos debe ir de la mano de un plan de compensación de exportaciones e importaciones entre esos países y la Argentina según un detalle que hoy es secreto. Un tercer papel afirma que los países que son mayoría de ese grupo (Alemania, Francia, Japón) están dispuestos a avanzar en el cierre del acuerdo sin que intervenga el FMI, condición que ha pesado hasta ahora y que también admite Estados Unidos. El resto se sabrá durante la semana. También atiende la Presidente a la coreografía parda de Brasil con la cumbre del Mercosur que está ordenada para fin de mes en Caracas. Esta fecha sigue firme, pese a las noticias de suspensión que circularon de Asunción desde el jueves, cuando estuvo por ahí el canciller de Brasil. Venezuela, que convoca a la cumbre, no ha dicho que la suspenda, pese a que Brasil ha boicoteado todas las fechas posibles. Primero porque Dilma Rousseff estaba de vacaciones, después porque viajaba a la cumbre de Davos, en Suiza, y ahora porque el 31 de enero debe estar en Brasilia porque ese día vence la inscripción de candidatos a las elecciones de ese país y debe recibir la renuncia de todos los ministros que se postulan a cargos porque deben hacerlo porque lo ordena la ley electoral. O sea que no hay seguridad de ir a Caracas porque sin Brasil no puede haber reunión del Mercosur.
En la diplomacia criolla advierten que hay gran desgano por parte de Brasil por reunir al Mercosur después del fracaso que tuvo al intentar encabezar la negociación entre los países de la región para un acuerdo de comercio con la Unión Europea, algo que parece haber pasado al archivo por el desaire europeo en no ceder a demandas de los países que quieren que abra su comercio a productos agrícolas, eterno motivo de disidencias. Tampoco hay ánimo para que una cumbre del Mercosur se abra a una discusión más que delicada que quieren promover Paraguay y Uruguay para que se los autorice a negociar acuerdo con otros sistemas extrarregión, algo prohibido por la carta del Mercosur y que si prosperase significaría el final de ese sueño de integración.
Por esa razón toda la agenda presidencial se concentra en el viaje de fin de mes a La Habana, adonde se reúnen los presidentes de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, la llamada OEA sin Estados Unidos. Esa reunión dará más para el chichoneo que para efectividades porque habrá hechos estridentes, como la presencia del titular de la OEA, para cuya detracción se creó la CELAC. El chileno socialista José Miguel Insulza hará en esa oportunidad su primera visita a Cuba, país expulsado de la OEA pero que él cree que debería regresar. Habrá pullas a los Estados Unidos, en donde legisladores han calificado a la OEA de un organismo que protege a terroristas y al que ese país debería restarle financiamiento. Habrá señalamiento hacia Barack Obama, que no logró que en el presupuesto de este año de su país le aprobaran las cláusulas a las que se comprometió en 2010 ante el grupo G-20 para darles más poder de voto en el FMI a los países emergentes, una manera de potenciar a países del BRIC (Brasil, Rusia, India, China) frente a las potencias occidentales. Al no lograr eso Obama de su Congreso lo expone a más críticas de las que se esperaba en esa cumbre habanera, que será el primer viaje de Cristina de Kirchner desde que tomó licencia para reponerse de su operación. De esto habrá un avance esta semana cuando se reúnan entre miércoles y jueves los cancilleres de algunos países que irán a La Habana (Argentina, Uruguay, Paraguay, Ecuador, Nicaragua, etc.) Será en Montevideo, en donde se verán las caras Héctor Timerman y el local Luis Almagro, aunque nada indica que haya entre ellos una bilateral para destrabar los muchos entuertos que hay entre los dos países. El canciller argentino aprovechará para desmentir una vez más que no hay prevista ninguna reunión en La Habana entre Cristina y Pepe Mujica, que querría hablar de puertos, el tema que más separa hoy a los dos países.
Menos relieve, pero igual es materia de debate en el Gobierno en el frente global, tiene el armado de la delegación argentina que concurrirá el 22 de febrero al Vaticano, donde el papa Francisco ungirá como cardenal primado al arzobispo de Buenos Aires, Mario Poli. Hasta ahora el grupo oficial lo encabeza el secretario de Culto, Guillermo Oliveri, pero falta saber si Mauricio Macri, gobernador de la Ciudad donde tiene sede el primado, asistirá. Si eso es así, es posible que se sume algún mandatario del oficialismo o el propio Jorge Capitanich, hombre de muy buena relación con el papa Bergoglio. Si escala en los funcionarios el deseo de asistir al acto más importante del Papado de cara a la Argentina puede ocurrir que sea una megadelegación multipartidaria. Esta semana Bergoglio lo recibirá a Eduardo Duhalde, de quien se dice ha sido confesor y compañero de ruta en tiempos del Diálogo Argentino -que auspiciaba la Iglesia en las postrimerías de la crisis de 2001-. De esa reunión surgirán noticias sobre una ampliación de la delegación criolla al Vaticano en febrero.
Vamos a terminar con un chiste de modelos. Varias chicas que se dedican a esta profesión compartían una casa, y decidieron revestir las paredes con tapices que les habían regalado. Como la tarea no parecía ofrecer demasiadas dificultades, la encaran ellas mismas. Una de las modelos va a la ferretería y vuelve con una bolsa de clavos. Se sienta en el piso, junto a la ventana, y comienza a examinar los clavos. Saca uno de la bolsa, lo mira y lo tira por la ventana. Saca otro, y lo mismo; un tercero corre el mismo destino. Al vigésimo clavo arrojado al vacío, una de sus colegas y
compañeras de cuarto se acerca y le dice:
-¿Por qué estás tirando los clavos por la ventana?
-Porque están defectuosos...
-¿Y cómo sabés que están defectuosos?
-Porque si los saco de la bolsa y miran hacia mí, están defectuosos... La otra chica se queda mirando a la de los clavos un instante, y le dice con sorna:
-¡Estúpida! ¡No te das cuenta de que son para las paredes del otro lado!
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