12 de mayo 2014 - 00:00

Charlas de quincho

Abrimos hoy con el “prequincho” internacional más importante en Santiago, Chile, con una propuesta de Michelle Bachelet que se coronará hoy en Casa de Gobierno. Estuvimos también en la Casa de San Juan, donde la liga de gobernadores (es decir, el peronismo) cortó el queso para la nueva cúpula, que se sirvió en Parque Norte después. La algarada por el cura Mugica nos permitió enterarnos de singular dato histórico que lo vincula con Jacobo Timerman. Los radicales no estuvieron menos activos: Adrián Werthein reunió en su campo La Angelita a los más encumbrados, y en el Grupo Progreso sorprendió Julio Cobos con su énfasis. Terminamos con el opulento festejo del presidente de Boca y resolvemos un enigma: qué son las Terrazas de Xapar. Veamos.

Charlas de quincho
Pasada la temporada de los feriados largos, la colectividad política apura para ganar tiempo y no hace pausa los fines de semana. Es lo que revela que Cristina de Kirchner tuviera la actividad del sábado para marcar terreno a los obispos en el acto por el cura Mugica, o que el peronismo formal estuviese durante 96 horas en sesión hasta parir la nueva mesa de conducción donde también le marca territorio a esa formación con fronteras tan difusas como el futuro que les espera a todos en 2015, o que ayer hubiera ya luces encendidas en Olivos a la espera del show Bachelet que distraerá a todos hoy, aunque se trate de un visita que va a poner el sello a negociaciones ya cerradas hace una semana en Santiago. La presidenta de Chile produjo el martes el hecho más gravitante en las relaciones entre los dos países por las que se brindará con énfasis en el almuerzo que le darán en el Salón del Bicentenario en la Casa de Gobierno: propuso una modificación del Tratado del Pacífico que tiene su país con los que tienen margen sobre ese océano para que ingresen, de alguna manera, la Argentina y Brasil. Ese día de la semana anterior, en la capital chilena, sesionó un seminario con empresarios sobre ese acuerdo que es la ilusión de todo el continente para engancharse, de alguna manera, a la locomotora asiática que tiene sede en China. A la hora del almuerzo sentó en el hotel donde sesionaba la cumbre a los cancilleres de Brasil, Luiz Alberto Figueiredo, y a Héctor Timerman, para escuchar el reclamo del primero sobre la necesidad de que Chile actúe en serio como portal del Mercosur hacia Oriente, facilitando las comunicaciones y adaptando legislaciones para mejorar el comercio. Timerman, invitado como Figueiredo como "oidor" en una reunión de otro distrito, llevaba en el bolsillo el borrador de lo que firmarán hoy Bachelet y Cristina, una declaración que le pone 90 días de plazo para hacer algo concreto en el avance de los pasos fronterizos por San Juan (Agua Negra) y Mendoza (túnel Libertadores, del grupo Eurnekian). Bachelet, a la hora de los brindis, dijo: "Ése es nuestro compromiso", y deslizó la posición de su país de revisar el tratado del Asia-Pacífico para darles cabida a la Argentina y Brasil en ese entendimiento. La noticia dio vuelta al mundo y rebotó en Estados Unidos y en México, hermanos mayores de esta liga que no se sabe si quiere o no más socios.



Con eso que pasó en Chile hace casi una semana, el viaje de Bachelet parece apenas una coronación de lo negociado antes, algo que es propio de la mayoría de estos encuentros internacionales, que muchos creen que son para discutir a fondo algo pero, en realidad, sólo rubrican lo que las respectivas burocracias han acordado antes. Que esta posición se ponga en movimiento ya es un avance más significativo de lo que pueden producir cien encuentros de Unasur, CELAC y otros sellos decorativos de la diplomacia tercerista. Más cuando viene de parte de Bachelet, que arranca el nuevo mandato con un ánimo reformista que la obliga más que a otros colegas de la región. El viernes, por ejemplo, en un grupo de mujeres estaba alguien a quien en Chile consideran la más poderosa, y que no es Michelle sino su madre, Angelina Jeria. Se le atribuye un enorme influencia sobre su hija, que consulta todo lo que hace con la mamá. El grupo, que integraban, además, legisladoras de todos los partidos chilenos, escuchó a la ministra sciolista Cristina Álvarez Rodríguez, invitada por el embajador Ginés González García, con una catarata de elogios a su tía abuela (Eva Perón) y de argumentos sobre cómo funciona la ley de cupo femenino en la Argentina. Bachelet ha armado un proyecto de reforma política que promete un cupo del 40% para las mujeres en un país que no es más machista que otros de la región (lo prueban los dos mandatos de Michelle) pero donde la representación alcanza hoy apenas al 10% en los cuerpos legislativos.



Pero la mayor concentración de energía la hizo el oficialismo en la organización de artificios de campaña. Lo más importante transcurrió en despachos de la Casa de Gobierno y en un lugar donde se cortó el queso para la nueva cúpula, la Casa de San Juan, con José Luis Gioja de anfitrión. Jorge Capitanich llamó a media semana a un grupo de ministros y de encargados de comunicación de todas las carteras para "bajar" lineamientos de una estrategia que ordene los mensajes del Gobierno. A partir de esa reunión, secretísima, ya se habla de un "cambio de paradigma" en la rutina de comunicación del Gobierno, que no sólo se expresa en el levantamiento del corralito publicitario hacia algunos medios sino en apariciones como la de Agustín Rossi hace dos semanas en un programa central de opinión de la cadena TN. En ese nuevo paradigma funciona ya la orden de que cada ministerio eleve a la jefatura de Gabinete tres temas a desarrollar por los voceros, y un orden de mérito de los funcionarios con mejor llegada al público para transmitirlos. La idea es impedir que los mensajes se crucen, alimenten las especulaciones pero, principalmente, que la comunicación de hechos de gestión termine beneficiando a funcionarios que tienen proyectos políticos legítimos pero individuales, y que se pongan por delante de los del Gobierno como conjunto. Desde esa reunión hay funcionarios sugeridos para ofrecer a los medios, y alguna disputa entre quienes se sienten postergados con los que tienen rienda suelta para decir lo que quieran cuando quieran.



El nuevo paradigma, como todo en el terreno de la comunicación, está a prueba y expresa la doctrina que sostiene hoy el Gobierno sobre lo que puede pasar en las elecciones del año que viene, planteo especulativo que define el desafío que tiene el kirchnerismo para poder retener poder a partir de 2015. La matriz explicativa se basa en el método que ha hecho popular Capitanich desde que asumió el cargo de jefe de Gabinete -fue tema de su primera exposición ante los medios- y radica la fuerza de cada formación en tres elementos: liderazgo, dominio territorial y proyecto. En un análisis a hoy, afirma el Gobierno, el Frente para la Victoria es la formación con mejores chances de competir porque tiene liderazgo en Cristina de Kirchner -aunque no es candidata y allí hay un corchete de interrogación-, acumula dominio territorial en la mayoría de las provincias y afirma tener un proyecto. La opositora Frente Amplio UNEN tiene problemas en los tres rubros porque no termina de definir quién es el jefe de la alianza ni su candidato a presidente, ticket que disputan hombres fuertes como Ernesto Sanz, Hermes Binner o Julio Cobos. Su dominio territorial es dispar, como su agenda. Como lo ilustra el cuadro que circula en esos despachos (ver aparte), otras fuerzas, como el massismo, tienen líder pero no territorio ni proyecto claro o, como el Partido Obrero, tienen agenda (del marxismo al troskismo foquista, pero siempre al costado rojizo del dial) y liderazgo (Jorge Altamira) pero no territorios. Esta especulación -no es otra cosa- que anima los movimientos del oficialismo no asegura el futuro, porque hace dirigir la mirada hacia algunos distritos. Buenos Aires, por ejemplo, tiene hoy el voto peronista dividido y Daniel Scioli, el candidato más gravitante del partido en el orden nacional, sacó menos votos que el massismo en las últimas elecciones. Ante los demás gobernadores eso le plantea al bonaerense el desafío más grande: recuperar el dominio del distrito para callarles la boca a los pares que dicen que ellos ganaron en sus provincias y que el candidato Scioli no. En síntesis, y siguiendo esta misma matriz explicativa, el rubro liderazgo, con Cristina no candidata, está para discutir por un Scioli que tiene que renovar títulos en su provincia. Final abierto.



Con estos y otros papelitos fue a Parque Norte el viernes el peronismo para cerrar la nueva cúpula, que todos se preguntan en dónde se terminó de negociar. Una sede es conocida, la Casa de Gobierno, porque allí Cristina de Kirchner, junto con Capitanich y Carlos Zannini, pusieron los nombres de los cristinistas (para no decir camporistas) que tienen silla en la nueva conducción. Esto se mantuvo en secreto hasta el mismo viernes a la mañana para impedir que actuasen fabricaciones de quienes podrían sentirse postergados en ese casting. Pero la música la tenían todos los que participaron en la tarde del jueves en la reunión en la Casa de San Juan, donde sesionó la columna vertebral del peronismo que es la liga de gobernadores. En torno a una mesa de sándwiches y pizzas y algún tinto que promovió Gioja -señal para todos de que era el anfitrión quien conduce Gestar, la única agrupación interna que validó Néstor Kirchner en vida y que administra los fondos partidarios del PJ-, los gobernadores discutieron la coreografía del acto del día siguiente en Parque Norte y eligieron a los dos bastoneros de esa cumbre: Miguel Ángel Pichetto para hablar en nombre de la mesa chica, y Juan Manuel Urtubey para presentar la nómina final, que se acordaba a esa misma hora en Casa de Gobierno. De esa reunión secreta en el local sanjuanino de la calle Sarmiento de la Capital participaron todos los que debían estar en ese reparto del queso: Daniel Scioli, Eduardo Fellner, Gioja, Urtubey, Luis Beder Herrera, Fernando Espinoza, Francisco Pérez, Martín Buzzi, Víctor Santa María y José Luis Freyre (jefes del PJ porteño y de Santa Fe), Gildo Insfrán y, naturalmente, Juan Carlos Mazzón y Jorge Landau, que llevan al partido en su tableta y no se lo muestran a casi nadie, salvo en oportunidades como esa tarde del jueves.



Pacientes, estos veteranos del peronismo, sus dueños en realidad, escucharon los mensajes que venían del Gobierno sobre la nueva integración, con plétora de nombres del cristinismo, mezclados con los gobernadores que ponen los votos. Alguno hizo un gesto fiero, pero lo aplacó uno de los sabios -lo consideran algunos así-, quien interpretó: comparen esta mesa que va a salir mañana (por el viernes) con el acto de Unidos y Organizados del año pasado en Vélez, donde ni se cantó la marcha peronista. Entonces, siguió, se hablaba de un proyecto del oficialismo que ignoraba al pejotismo. Ahora son ellos los que se integran, se mezclan con nosotros en un mismo grupo. ¿No se dan cuenta de que eso es más importante que cualquier especulación periodística sobre el avance del camporismo? Están admitiendo quién pone los votos, que somos nosotros. Es lo mejor que nos podía pasar.



De estos movimientos proselitistas formó parte la algarada por el padre Mugica que tuvo como centro el acto en Capital que presidió Cristina, ante quien representó a Mauricio Macri el legislador peronista Cristian Ritondo y a cuyo lado se sentaron el adjunto de Mario Poli en el arzobispado porteño, Joaquín Sucunza, y otro obispo patagónico, es decir religiosos comprometidos con la redacción del documento del Episcopado del viernes que tanto irritó a la Presidente. Soportaron las críticas de Cristina que dio origen a un nuevo debate confesional en la política criolla: el francisquismo laico -representado por ella- y el francisquismo episcopal -por los obispos-. La disculpa de los obispos es que esos documentos se hacen con varios borradores, que uno anterior era más crítico y que al final se votan, es decir que no todos están de acuerdo con la letra fina que se da a conocer. Dará que hablar esta polémica que abrió Cristina, que expresa el debate interno entre los obispos sobre si convivir pacíficamente con un Gobierno que se dice más que amigo del Papa, o manifestarse de alguna forma inoportuna, y por eso útil para ese sector, justo cuando se celebraba la memoria del cura Mugica, que representó a un sector criticado por la Iglesia oficial. Habrá, como ocurre siempre, reconciliación, porque todos saben que una institución como la Iglesia no puede debatir en esos terrenos de la política en los que hay que contestar para no perder. Dieron esos actos para algunas evocaciones nostálgicas, especialmente por parte de los pocos que habían conocido a Mugica, como Héctor Timerman, ligado a él por amistad personal y familiar. Esto porque en los años 60, cuando su padre Jacobo Timerman hizo el trámite para asumir la nacionalidad argentina, tuvo que presentar tres testigos, y uno fue Mugica, a quien tuvo años después como columnista en el diario La Opinión y también como confesado. Unos días antes del asesinato no se sabe en manos de quién ("En aquellos años cualquiera podía ser asesinado por cualquiera", reflexionó uno de los asistentes al acto), Mugica le confesó a Timerman (padre) que le costaba mucho la relación con los Montoneros, y que eso le producía mucho dolor. La saga mugiquista comprometió a todos los funcionarios del Gobierno, algunos de los cuales extendieron la celebración hasta el sábado, cuando Julián Domínguez -presente también el viernes- anunció su presencia en la Villa 31 junto con el "chaqueño". ¿Viene Capitanich?, preguntó uno. "No", le respondieron, "viene el chaqueño Palavecino".



Había que rastrear en tan activa semana a los radicales y los encontramos en un encumbradísimo como secretísimo quincho, invitados por el empresario Adrián Werthein a comerse un alto asado en su campo La Angelita, en Mercedes, y escuchar los proyectos de la mesa chica del partido, representada por Ernesto Sanz, Jesús Rodríguez, Walter Cevallo y Claudio Pressman. El empresario anima un foro privado de opinión con el economista Jorge Gándara y el decano del CBC de la Universidad de Buenos Aires, Jorge Ferronato, y suelen invitar a celebridades de la política para que se explayen entre cuatro paredes (pasaron ya por allí, entre otros, Daniel Scioli y Sergio Massa). La veintena de invitados se completó con intendentes de la UCR en Buenos Aires, entre ellos el de Chascomús Juan Gobbi (hijo del legendario diplomático); de Ramallo, Walter Santalla; de Pergamino, Omar Pacini, acompañado del líder local, el diputado "Cachi" Gutiérrez. Había affectio societatis en la mesa, porque la esposa de Werthein, Fabiana Ricagno, fue en su juventud una activa militante de la Franja Morada universitaria, y de entonces guarda relación con el partido. La mesa discurrió con método: desde la cabecera se le dio la palabra a cada uno de los invitados, que expuso sobre la situación general de la provincia y los proyectos de su distrito. Es útil este sistema de armar mesas monográficas, algo así hace el exembajador Juan Archibaldo Lanús en los almuerzos de su residencia en el palacio Estrogamou, en las que no se fomenta la charla dispersa entre los invitados, sino que se ordena la conversación para que todos salgan con la idea de que hubo una contribución, además de lo comido. El centro fue la exposición de Sanz, en particular cuando se quejó de la postergación del Gobierno provincial ante los reclamos de los alcaldes opositores. Contó que mañana Scioli recibirá a la cúpula radical y a todos los intendentes del partido en la gobernación de La Plata. Sanz pidió la entrevista y se la concedieron, con lo cual alguna idea hay de que les darán algo. Lo más jugoso del almuerzo, además del ojo de bife, fue el cruce del jefe radical con los presentes sobre el futuro de la alianza Frente Amplio-UNEN. Respondió con ingenio esta explicación: desde el lanzamiento público de esa coalición se ha achicado mucho el margen para los personalismos que podrían justificar alguna fractura. El público vigila los movimientos de sus dirigentes, discurrió el mendocino, y no les deja hacer muchas locuras, algo así como decir que la visibilidad de la coalición protege a esta nueva formación. Una hipótesis que el tiempo develará.



En la ya clásica peña del Grupo Progreso, integrado por radicales de paladar negro que coordina el exdiputado José Bielicki, se presentó esta semana el exvicepresidente y actual diputado Julio Cobos, dispuesto como está a dar pelea por la candidatura presidencial del Frente Amplio UNEN, que cobija a casi todo el espectro político no peronista y sueña, como todos, con ganar. El mendocino trata de vender resistencias internas en las filas de boina blanca que siempre fueron esquivas a sus pretensiones, quizá desconfiadas de su sinuosa trayectoria que lo hizo cambiar de marca cuando, junto con otros correligionarios, resolvieron acompañar al kirchnerismo y él mismo integrar la fórmula con una presidente peronista. Claro que en esos mismos comicios de 2007, los propios radicales orgánicos también elevaron un candidato peronista a la presidencia como Roberto Lavagna. Pero eso parece prehistoria visto en perspectiva. Lo cierto es que, por lo pronto, los anfitriones debieron cambiar de ámbito dentro el mítico Lalín, donde los jueves almuerzan y toman examen a autoridades, referentes y candidatos partidarios y aliados, mudándose al salón principal debido a la gran expectativa que generó la presencia de Cobos, que superó largamente la concurrencia de todas las reuniones realizadas desde que comenzó el año. Embarcado en el proyecto presidencial, con una incipiente estructura política que comienza a funcionar, el encuentro sirvió como avant première del lanzamiento oficial del mendocino, previsto para el jueves 29 de mayo en la Federación de Box. El orador -flanqueado por dos de sus espadas mendocinas: la bella Patricia Giménez, vicepresidenta segunda de la Cámara de Diputados, y Luis Petri- brindó a la concurrencia una síntesis de su propuesta con una oratoria enfática y vehemente que sorprendió a muchos, despertando en reiteradas oportunidades aplausos de la platea donde lo escuchaban exministros, exlegisladores y exfuncionarios de varias administraciones, todos caracterizados representantes de la veteranía radical como Rafael Pascual, Nicolás Gallo, Héctor Lombardo, Elva Roulet, Elsa Kelly, Pedro Trucco, Alberto Quico Pujol, Héctor Lapadú, Mario Espada, Félix Loñ, Jorge Quique Benedetti, Hugo Gambini, Ricardo Pérez Vélez, Héctor Bubby Arson, Marilú Bockel, Néstor Losa, Oscar Muiño, Diego Barovero y Héctor Tom Costanzo, entre otros. Las quejas estuvieron centradas en la cada vez más notoria frugalidad del menú, compuesto por una entrada de fiambres y ensalada de papa y huevo, un carré al horno con papas y un almendrado, regado con varietales de bodegas Goyenechea. Los Precios Cuidados también desvelan a los radicales con sus tenidas gastronómicas semanales.



Aunque la fineza del menú de los Werthein está entre lo mejor que se ha comido en quinchos en lo que va del año, el cumpleaños del dirigente de Boca Juniors Daniel Angelici (50), celebrado el sábado a la noche en el hotel Hilton de Puerto Madero, debe anotarse como la fiesta más imponente por el menú, la variedad de los asistentes y el ánimo fiestero que ganó a todos los invitados hasta la madrugada de ayer. Angelici es un empresario ligado al juego, es bastonero de una fracción del macrismo -el ala radical en la provincia de Buenos Aires- y también presidente de Boca. Por eso el arco de los presentes iba de Mauricio Macri a Luis Barrionuevo, pasando por casi todo el gabinete porteño (Néstor Grindetti, Guillermo Montenegro), casi todos los legisladores (Ritondo, primero de todos; Oscar Moscariello, vice de Boca además), políticos como Cristian Gribaudo, Diego Santilli, Francisco Quintana, Martín Ocampo, César Martucci, Graciela y Dante Camaño, Enrique Nosiglia, Enzo Pagani, Silvia Majdalani, Laura Alonso, "Cachi" Gutiérrez, Alberto Roberti, Mauricio Dalessandro, dirigentes como Julio Grondona y Rodolfo D'Onofrio (River Plate), intendentes como Gustavo Posse y Jorge Macri, jueces como Claudio Bonadío y María Servini de Cubría, el peluquero Fabbio Cuggini, empresarios del juego como Daniel Mautone y celebridades del fútbol de ayer y de hoy, como Juan Carlos Crespi, Guillermo Coppola, Silvio Marzolini, Ubaldo Rattín, el "Negro" Hugo Ibarra, Jorge Ribolzi, entre otras celebridades como Teté Coustarot y el empresario Nicolás Caputo.



¿Y Román? Está concentrado, si no estaría acá, dijo el cumpleañero, como el resto del plantel. Se perdieron el show que ofreció el cómico tinellista Freddy Villarreal con dos imitaciones clásicas. Una, la demandadísima de Fernando de la Rúa. La otra, del periodista "Chiche" Gelblung sometiendo a la máquina de la verdad a Angelici y el cierre danzante de grupo Los Totora. El asunto Riquelme copó las charlas de los boquenses (la mayoría) y el dictamen de la cúpula circuló rápido: cuando termine el campeonato, después del partido con Gimnasia y Esgrima, la directiva se reúne con Carlos Bianchi para resolver el futuro. De eso depende el técnico y Riquelme, a quien se le van a plantear algunas condiciones, como un contrato por partido, distinto del que tiene hoy, que es uno de los más caros de la Argentina y desde cuya firma el crack ha rendido un 40%. Eso no puede seguir así, pero puede acomodarse. Se habló también de milagros, como que todos los equipos que están a la cabeza del campeonato perdieran, que Boca ganase los 6 puntos, y como está a 5 del primero saliera campeón. ¿Milagros?, escuchó el riverplatense D'Onofrio, y se lamentó: "Yo necesito milagros, porque con la deudas que tengo en el club hay noches que no puedo dormir".



Circuló como un mito de Twitter generado por un reducto de militantes que transitan la red social, pero con el tiempo se empezó a multiplicar el número de los que estuvieron ahí. Se trata de las Terrazas de Xapar, un sitio de nombre exótico, no es otra cosa que una terraza en pleno microcentro porteño donde se juntan cada tanto, con invitados vip, este club que le agregó un término al diccionario político: expresa el justisciolismo, mix exacto entre justicialismo y sciolismo. El último viernes, en la noche, con asado porteño de terraza como único plato, los anfitriones Diego Abatecola e Ivana Londero recibieron a un contingente sciolista encabezado por el jefe de Gabinete, Alberto Pérez, Carlos Gianella e Ignacio Castro Cronwell, además de Soledad Peralta, funcionaria de Desarrollo Social de estrechísima relación con Karina Rabolini. No se habló mucho del paso del exmassista Gustavo Menéndez al sciolismo, pero a las pocas horas, en Marcos Paz, ese dirigente de Merlo estuvo en un tumulto que luego desfiló hacia la casa particular de Aldo Carreras, el histórico amigo del papa Francisco, de sus tiempos de Jorge Bergoglio, a quien se sindica como los ojos del Sumo Pontífice en el país. Hace tiempo que Carreras colabora con Oscar Cuartango, ministro de Trabajo de Scioli, a la vez que mantiene fluidos y frecuentes contactos con buena parte de la dirigencia peronista. EL imán francisquista juntó a medio gabinete bonaerense -Pérez, Cuartango, el operador Isidoro Laso, entre otros- con intendentes K como Juan Pablo Angheleri, de General Rodríguez, uno de Los Oktubres que además consiguió un lugar en el consejo nacional del PJ, y Ricardo Curuchet, alcalde de Marcos Paz, exradical que se integró durante la concertación y no fugó, como otros, durante la crisis del campo.Carreras, igual, tiene relación con varios de sus invitados hace mucho tiempo, por ejemplo Pérez a quien conoce de la USAL hace dos décadas. En la charla, circularon datos sobre una crisis interna en el massismo y la versión de una eventual ruptura antes de fin de año en ese espacio en su territorio mayor: la Primera Sección del conurbano.



El martes pasado en el Malba, el flamante presidente de la Fundación arteBA, Alec Oxenford, presentó la Feria que abrirá sus puertas la semana próxima en La Rural, pero además se presentó a sí mismo. Oxenford es un personaje diferente del resto de los directivos que supo reunir arteBA: sabe hacer negocios millonarios y llega justo cuando el mercado no atraviesa su mejor momento y se lo necesita. Con camisa y jeans frente a un auditorio de riguroso saco y corbata, Oxenford, un empresario del universo tecnológico (DeRemate.com, DineroMail y OLX) empuñó su tablet como si fuera una espada y habló con entusiasmo de la Feria, el campo de batalla que deberá enfrentar. Junto al nuevo presidente, compartiendo el escenario, la colorada Julia Convertí no dejó de impresionar con sus precisiones y firmezas. Ambos señalaron la seguidilla de programas y actividades que concentrará la Feria.

"Más allá de los 11 museos nacionales e internacionales que comprarán obras para enriquecer sus patrimonios, nadie sabe si el arte se va a vender, pero desde el punto de vista cultural, arteBA será sin duda un éxito", observaron los entendidos. Allí estaba Fito Fiterman, quien hace 24 años le dio a la Feria su primer suspiro de vida. Lo acompañaban las modelos y actrices de siempre, además de Alejandro Corres, Marta Fernández, Marga Macaya, Canela y Andrés von Buch, Facundo Gómez Minujín, Yuyo Noé (homenajeado de vuelta este año), Marta Minujín (envuelta en collares marroquíes) Cynthia Ballester, Estela Totah, Florencia Martínez, Guillermo Alonso, Renato Rita, Rogelito Frigerio, María Pimentel, Enrique Avogadro, María Victoria Alcaraz, Marcela Costa Peuser y Magdalena Cordero. La presentación resultó extensa, ya había pasado el mediodía, pero sonaban los brindis cuando sirvieron unos bocaditos extraños de chocolate con hierbas aromáticas que disfrutaron Daniel Abate, Ignacio Liprandi, Orly Benzacar, Cecilia Molina, Nuria Kehayoglu, Norma Quarrato, Diana Saiegh, Maia Güemes, Mercedes Corte, Belén Arroyo, Soledad Álvarez Campos, Gaby Urtiaga, Sofi Lanusse y el cirujano plástico Esteban Tedesco, que hace soñar con la eterna juventud a todos sin el compromiso de venderle el alma al diablo. La artista Nicola Costantino arrastraba como el manto de una reina la estela cargada de polémicas que trae de la Bienal de Venecia, y anunció su reaparición por partida doble: en el siempre glamoroso stand de Chandon y en la nueva galería BARRO, el poderoso emprendimiento de Nahuel Ortiz Vidal.



Vamos a terminar con un chiste narrado por Jane Fonda en The Newsroom (y que es variación de otro más clásico).

Moisés y Jesucristo van a jugar al golf. Empieza Moisés, quien de un único golpe seco envía la pelota a un recorrido de centenares de metros, y va directamente al hoyo. Sin inmutarse, Jesucristo da su golpe: la pelota se dirige hacia una laguna, pero cuando está por tocar el agua sale un pez y la retiene en el pico, y antes de que el pez vuelva a sumergirse pasa una gaviota, atrapa al pez y levanta vuelo. En el aire, se acerca un halcón, golpea a la gaviota, que suelta al pez y éste a la pelota, que cae exactamente en el centro del hoyo. Entonces Moisés mira a Jesucristo y le dice:

-Escuchame, ¿vamos a jugar al golf o vamos a boludear?

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