23 de febrero 2015 - 00:19

Charlas de quincho

Los quinchos, en esta semana decisiva, recogen un “giro copernicano”: el discurso de la Presidente, el domingo en el Congreso, no enviará tantas señales hacia fuera (oposición, con la que ya está todo claro), sino hacia dentro del peronismo, donde las inclinaciones y afinidades son mucho menos diáfanas. Seguimos recorriendo, como siempre, el espinel político, y le contamos al lector, con pelos y señales, que el acuerdo entre Macri y Reutemann no sólo no tiene nada de novedoso, sino que se gestó hace bastante tiempo en otra coyuntura. Un encuentro sensible (y cuasi secreto) reunió en el Vaticano a Su Santidad con Julián Domínguez, en algo que podría llamarse “El Papa quiere que le hablen”. Veamos.

Daniel Scioli interrumpió fin de semana de análisis de escenarios con asesores para aparecer ayer en Villa Gesell junto a Marcos Di Palma.
Daniel Scioli interrumpió fin de semana de análisis de escenarios con asesores para aparecer ayer en Villa Gesell junto a Marcos Di Palma.
 El regreso anoche de Chapadmalal prepara la semana con más tensión hacia dentro del gobierno, con más nervio del que se vivía hacia fuera en el último mes. Cristina de Kirchner tiene el compromiso de hablar ante el Congreso el domingo, y el marco que se le dé a esa oportunidad última determinará lo que queda de la campaña. No sólo hacia fuera, porque el libreto de la confrontación con la oposición ya está escrito y no se sale de lo esperable en materia de proselitismo. También hacia dentro, porque la cúpula del Senado tiene que renovar o confirmar nombres en las horas previas al domingo y de ahí saldrán las señales de afinidad que tiene hoy la Presidente con el partido de gobierno. Si, como todos esperan, seguirá de presidente provisional el santiagueño ex radical Gerardo Zamora, quedará asentado que las afinidades de la mandataria van a atornillarse a fidelidades personales más que partidarias, Una señal poderosa a los demás caciques del peronismo, que esperan definiciones de Olivos en cuanto a candidatura y se preguntan ante todo si las habrá. El juego del peronismo hasta ahora ha sido tensar el suspenso en cuanto a nombres y programas de manera de que nadie vea el juego y adelante casillas en su beneficio, pero el tiempo se acorta y no basta la respuesta que dan desde la mesa chica del Gobierno a los gobernadores cuando preguntan cuál será el juego. El peronismo, les han dicho hasta ahora, tiene una base electoral que llega al 20%, ustedes -los jefes provinciales que administran la liga de mandatarios- ocúpense de mantener y hacer crecer los apoyos en los territorios porque de ahí saldrán los votos para ganar en primera vuelta.

Este diseño puede completarse en la semana que inició Cristina anoche en Olivos, donde pasó una minivacación interrumpida con familiares. La esperaba ese puñado de preguntas que le acercan integrantes del grupo chico que integran Jorge Capitanich, Carlos Zannini y pocos más. Mandó a que se le diera alto relieve al acto que hoy encabezará en Berazategui para inaugurar una sede municipal, pero en el que se mostrará con Daniel Scioli. Si algo pone ese distrito del conurbano es peronismo pejotista casi puro, y será la otra señal que hará balance con la elección del exradical en el Senado. También en este clima de tensión pueden apurarla otras decisiones, ligadas siempre al destino de quienes están cerca de ella. Uno es el jefe de Gabinete, a quien le cierran alianzas en el Chaco el lunes próximo para unas elecciones en las que se juega el poder provincial, que cree poder asegurar si figura en las listas. Hasta ahora, el jefe de los ministros oscila entre dos opciones, o ser candidato a intendente de Resistencia o encabezar la lista de diputados provinciales, cargo clave si el peronismo controla la próxima Legislatura porque lo pone en la línea de sucesión local. La oposición ha concentrado fuego en el Chaco, pero la figura de Capitanich resiste con buenos índices de apoyo y eso lo convierte en actor necesario en esas elecciones. ¿Qué abre esto? La decisión sobre si sigue en el cargo nacional o retoma la gobernación para encabezar la campaña. Este asunto, y otros, los escrutó el ministro durante el fin de semana porque sabe que saldrá en las conversaciones con la Presidente de las próximas horas. Todo un desafío, porque mover elencos de ministros es siempre un riesgo para cualquier Gobierno y tampoco está en el método kirchnerista andar cambiando la gente que tiene en los cargos. Cualquier señal de cambio, en las vísperas de la batalla electoral final, alimentará además los contradictores del Gobierno con explicaciones sobre qué quiso hacer la Presidente, si premiar o castigar, etc. Otro libreto que ya está escrito, pero que quien se dedica a la política tiene la obligación de interpretar, aunque no quiera.

Y la tercera respuesta que encierra a todas las anteriores: ¿jugará o no Cristina en un sentido u otro en la elección de candidatura? La liga de gobernadores, como siempre, irá detrás de los candidatos que aseguren el triunfo, pero les soltará la mano a quienes no, fieles a la distancia que hay en el peronismo respecto del testimonialismo; en el peronismo no se hace política para perder, y si hay riesgo de perder, se cambia la política. Dicho groseramente: en las alturas en las que se toman esas decisiones hoy parece clara una opción. O consiente unas PASO en las que jueguen Scioli y Florencio Randazzo o, por un atajo no menos cruento, ordena la nómina con uno de ellos a presidente y un candidato a gobernador de Buenos Aires, algo con final es obvio porque el actual no tiene reelección y hay que hacer que esa grilla se difunda sin que nadie se anime a ponerle nombres. El primer camino prolonga el suspenso entre los propios, algo que se practicó hasta ahora para evitar migraciones del oficialismo a peronismos alternativos. El segundo hace estallar expectativas, pero admite que los caminos del peronismo disidente se cierran hora ahora y dejan de ser atractivos para quienes pudieran tentarse con otras vías.

Dramáticas horas para quienes gustan de la política porque el vértice del peronismo se convierte en un laboratorio para productos nuevos, aunque no experimentales. Paciente, Scioli estará hoy junto a la Presidente en el acto de Berazategui de quien espera algún gesto en su favor. Para estar allí suspendió la presencia en el primer acto grande del sciolismo en la Capital Federal, un relanzamiento del candidato a jefe de Gobierno Gustavo Marangoni, en el cual se hará representar por su mujer Karina Rabolini, ya que eso ocurre a la misma hora de su presencia en el conurbano. Hay un estilo novedoso en sus movimientos que se aparta del sciolismo explícito de los escenarios y del fútbol que son sus recorridos por el interior, algo que hizo el sábado en Córdoba, donde acompañó a Santiago Montoya en un acto institucional del banco bonaerense en la Capital provincial, pero que extendió por la tarde en Villa Carlos Paz. Improvisó una mesa de análisis con acompañantes en el restorán Pueblo Mío de esa ciudad llena de turistas y repasó las noticias que surgían a lo largo de la jornada sobre el acercamiento de Mauricio Macri a Carlos Reutemann en Santa Fe. Ese pergeño que, como se contará, no es nuevo, tiene mucho de escenario pensando en la hora de la campaña y en la oportunidad de los titulares periodísticos de un día domingo. En una apresurada conclusión se envió ese mortífero para las pretensiones de Sergio Massa, pero no parece cerrarse a futuro en un apoyo del senador a los candidatos del PRO en Santa Fe y en la nacional. Queda por saber si ese acercamiento no termina en una fórmula Macri-Reutemann. El oficialismo mandó a armar la barrera para ese tiro. Igual Scioli conservó el temple: animó la charla en Pueblo Mío en torno a exquisitos cabritos que devoraron sus acompañantes: su hermano Nicolás, Montoya, Eduardo Acastello, Daniel Giacomino, el empresario "Toti" Bugliotti, Jorge Telerman y alguno más. De ahí se fueron a caminar entre turistas por la peatonal de la villa, tomar algo así como un té en una confitería y mostrarse frente a los principales teatros. No eligió función, porque tenía otra más útil para él, regresar a la noche a La Ñata para mirar a su mujer Karina en la última noche con la Legrand junto a Gabriela Michetti. Ayer, viaje relámpago a Villa Gesell para nuevo tour callejero y de fotos con turistas, aparición en la largada de un campeonato de enduro junto a Marcos Di Palma y regreso con coaching con rueda de asesores previa a la entrevista de anoche por un canal de TV.

Lejos de esos escenarios nacionales, Macri dedicó dos días a su ejercicio de estos tiempos, atender costuritas locales atadas a la expectativa que tiene su figura como candidato nacional. El producto del fin de semana fue la foto con Reutemann, que se quiso presentar como ilustración del acuerdo, el primero que teje el jefe porteño que puede mejorarle la chance nacional. Ese acuerdo no es nada nuevo y se urdió en Santa Fe en reuniones de los diputados lolistas que ya entraron en las listas de Miguel del Sel con delegados como Emilio Monzó. El senador especuló con este camino y otro que le proponían desde Olivos, pero que condicionó a que el peronismo oficial fuera unido, algo que no ha ocurrido. Esto reflotó una vieja confianza con Macri, que despuntó hace ocho años en el primer poyecto presidencialista del porteño, que fue en 2003 y que se desbarató nadie sabe por qué. Sólo quienes asistieron a la reunión que un sábado de aquel año, en la que estarían Lole, Macri, Francisco de Narvaéz y Horacio Rodríguez Larreta, quien debió desarmar la cobetura de prensa que habían previsto para anunciar la candidatura presidencial de Macri que no fue. Desde entonces nada se rompió en esa relación, retomada en los últimos meses en por lo menos tres reuniones a solas en las oficinas del Pro en el barrio sur de la Capital Federal. En una de esas reuniones, hace más de una semana, se registró la fotografía de los dos que se conoció durante el fin de semana, que no se hizo el jueves porque ese día Macri estaba entre Tucumán y Salta.

En esos dos distritos caminó entre gente propia y de sectores aliados en algunos renglones, incluso del massismo, de manera de abrochar lealtades locales difíciles de explicar pero que son clave para el armado de la candidatura nacional. El modelo es Salta, donde el Pro apoya una candidatura a la intendencia de la capital, pero en las internas a gobernador hay gente del Pro junto a massistas que apoyan a Juan Carlos Romero, algo que quebraría el dictamen de mantenerse lejos de ese kirchnerismo disidente que encabeza el diputado de Tigre. Justifica todo que hay lugares de Salta, como Orán, en donde la chance presidencial de Macri domina por sobre las demás, algo a lo que hay que buscarle un anclaje local para que rinda en votos en octubre, que es el fin que justifica todos los medios. Macri alienta estas costuras en el nivel provincial pero no abrió los detalles del acercamiento con Reutemann en todo el viaje al Norte. Ni en la cena que le ofreció el jueves por la noche en su casa de Yerbabuena, Tucumán, el empresario Paul Bleckwedel, cabecera de una veintena de hombres de negocios que juraron esa noche fidelidad al visitante. Ese grupo responde al modelo que pide Macri de que gente de la actividad privada se dedique a la política, emprendimiento que ha confiado al ministro Esteban Bullrich y al secretario Guillermo Dietrich y a Eduardo Braun, que orbitan con el sello G25. Esa noche se comieron todas las empanadas que sirvió el empresario y también las cazuelas de vacuno para escuchar las promesas de campaña de Macri, a quien acompañaron, entre otros, el armador Monzó, el encargado electoral de la región, Pablo Walter, y los legisladores Federico Pinedo y Diego Santilli. De los locales, los empresarios Manuel Avellaneda, Facundo Garretón, Victor Pereyra y Gilda Pediconi, una abogada que ha sido decana de la Facultad de Derecho de Tucumán y a quien le encargaron que armase un grupo en la fundación Pensar. El entusiasmo que despertó la charla y la circulación del tinto Julio Julián, un producto local, culminó cuando las dos hijas del dueño de casa aparecieron con una torta con velita para celebrarle, atrasado, el cumpleaños del candidato. Antes de salir hubo brindis por el futuro, que en el ánimo de Macri alimentan movimientos como el que hizo en Santa Fe, que es un golpe a Massa porque le intercepta un cierre alentador en esa provincia, algo que tampoco ha podido hacer en Mendoza, Córdoba y Capital Federal.

Distrajo en la semana a los radicales la atención de la marcha Nisman, pero más que nada la primaria de ayer en la capital de Mendoza, donde mostraron mayoría de votos frente al peronismo. En la Capital, casi de contrafrente, reunieron a sus asesores Julio Cobos y Ricardo Alfonsín, atentos a esta vez a el armado de listas en la Capital Federal. Ve allí una brecha a explotar en la pelea que en el macrismo libran Horacio Rodríguez Lerreta y Gabriela Michetti por la sucesión de su jefe. Esa pelea, que es más fuerte de lo que se reconoce desde el macrismo, puede liberar votos hacia una chance radical. La simbiosis inesperada entre estos dos dirigentes produce escozor en otras tribus del radicalismo. Reconocen en ambos el tesón propio de quienes, a la usanza yrigoyeniana, están convencidos de la provincialidad de su misión. De allí la pertinacia de ambos en sostener la presencia radical en el espectro progresista en contraposición con los adversarios internos, que se sienten más cómodos en el marco de un frente "toma todo" de carácter republicano de mayor amplitud de banda, sin restricciones ideológicas hacia expresiones centro derechistas.Tienen por delante, y de allí la urgencia de la planificación de sus acciones, instancias cruciales para el destino que se han fijado y sueñan para la UCR. La convención provincial bonaerense que se reunirá en Arrecifes el 7 de marzo, que muy probablemente ratificará el derrotero del radicalismo en el marco de una alianza con partidos programáticamente afines con lo que resta del FA UNEN (que sigue desangrándose semana a semana). Barruntan que, con ese pronunciamiento categórico la dupla Cobos-Alfonsin llegara suficientemente oxigenada una semana después a Gualeguaychú, no precisamente para los carnavales, sino para participar activamente de la Convención Nacional de la UCR (un demorado torneo de meloneo, rosca y discursos), donde Ernesto Sanz lleva la propuesta de integrar un frente electoral sin contaminación peronista con Macri y Carrió, mientras que Gerardo Morales y los caciques de las tribus del interior pretenden ampliar la propuesta para coaligar también a Sergio Massa y otras vertientes peronistas. No será fácil, pero los punteos de convencionales son hasta ahora demasiado lábiles para arriesgar un pronóstico, ya que de hecho la asamblea radical deberá pronunciarse sobre tres posibilidades y la liquidez de contexto político puede arrojar aun resultados sorprendentes.

Por lo pronto, luego del conciliábulo, cada uno de los referentes partió hacia sus respectivos territorios a seguir hilvanando afectos, que es lo que ha solidificado sus liderazgos en tiempos de política virtual. Julio Cobos a Mendoza, para acompañar el último tramo de la campaña del intendente Rodolfo Suárez, que sucedió al legendario Viti Fayad al frente de la municipalidad donde se celebran por primera vez PASO locales. Ricardo Alfonsín a Mar del Plata, junto con el senador Carlos Fernández y el diputado y aspirante a gobernador Miguel Bazze, donde con una cena el MORENA de la Quinta Sección bonaerense (uno de los bastiones radicales) presentó la lista del precandidato a legislador provincial Mario Rodríguez, actual concejal marplatense, que recibió además el aval de la presidenta del Concejo Deliberante Vilma Baragiola, con alta chance de recuperar para los radicales la intendencia de la Perla del Atlántico.

Entre los peronistas quien más se movió fue, aunque su candidatura presidencial parece en revisión, Julián Domínguez, quien voló a La Rioja para mostrarse junto a Sergio Casas, actual vice y precandidato a gobernador del oficialismo, al que además apoyó explícitamente en su postulación. En la Universidad local el jefe de los diputados dio un discurso clásico de campaña sosteniendo su postulación y presidió a mediodía del sábado un almuerzo ornado con los colores del Movimiento San Martín (el verde), con más oratoria y, después de la sobremesa, una recorrida barrial para alentar a niños y jóvenes con ilusiones de estrellas deportivas. Pero lo más importante de Julián había ocurrido a comienzos de la semana, en Roma, donde el papa Francisco debió tolerar otro argentinazo, que se cobró con el informe que le dio Julián Domínguez en la reunión del lunes en la secretaría de Estado, de la cual informaron estos quinchos en su segunda entrega del miércoles. Esa reunión la había pedido Francisco para escuchar un informe del presidente de la cámara de Diputados de la actualidad política criolla, algo que suele recibir de determinados visitantes. Más allá de la buena relación que tiene el papa con Domínguez -un hombre que ha mantenido siempre un vínculo estrecho con la Iglesia-, que este personero le diera una versión de cómo la va llevando el oficialismo en el último año del mandato de Cristina de Kirchner, tiene valor. Para el anfitrión significa recibir detalles y explicaciones que pocos le pueden dar dentro del peronismo que gobierna. Esa reunión se hizo en uno de los salones de la secretaría de Estado que maneja Pietro Parolín, sede de negociaciones políticas clave de este papado. Parolín fue antes nuncio -embajador- en Venezuela y tramitó las relaciones con la administración chavista. Fue además la bisagra papal en las negociaciones que condujo Canadá para la reapertura de relaciones entre Estados Unidos y Cuba. Francisco no usa las estancias papales para vivir, pero suele pedir salones fuera de esa zona, y también de su residencia en Santa Marta, para recibir a enviados especiales -que es rol que tuvo esta vez Domínguez- a quienes no quiere exhibir. Imposible que se sepa qué hablaron en ese interrogatorio al que Francisco sometió al diputado que, hasta ese momento, era precandidato presidencial. De esa reunión salió mudo en todos los asuntos y también sobre esa precandidatura. No quiso que esa reunión se anunciase, cuando en realidad se la pidió Francisco en el acto del sábado anterior de exaltación del cardenal tucumano Luis Villalba, y eso prolongó la estadía en Roma hasta el martes a la noche. Tampoco se distribuyeri fotos con la explicación de que no se quería abusar de la figura del Papa con esos registros. Este viaje de Domíngfuez coincidió con otro, el del ex secretario de Medios y eterno publicista del todos los peronistas, Enrique Albistur, quien apareció el miércoles en la plaza de San Pedro y saludó a Francisco, con quien sí se sacó una foto -inevitable entre dos profesionales de la imagen- y mantuvo un diálogo desopilante, además de muy francisquista. "Pepe" Albistur le dijo al Papa: "Todos los argentinos estamos felices de que sea Papa, pero a los de River además nos tiene re.recopados, re.copados, ¿me entiende?". Francisco captó la chanza futbolera y le respondió: "Hijo mío, a mí me gusta mucho el puchero de gallina, pero si les gusta comer cuervo, es cosa de ustedes". Se suma al anecdotario de la plaza, que ya puede alimentar más de un libro.

El día martes 10 por la noche el abogado administrativista y profesor universitario Guillermo Tossi, devenido en empresario agro-ganadero, festejó sus primeros 70 años en Espacio Dolly, ubicado en Concepción Arenal al 2600 del barrio de Palermo. La fiesta fue supervisada por la atenta mirada de Claudia Laferrere, y no faltó el trío musical que sorprendía a los invitados al entrar a la reunión con música de los años 70, mientras se servían exquisiteces como tiraditos de salmón, crocantes de acelga, bocaditos árabes, queso de cabra con cebollitas caramelizadas, mientras que el pizzero al frente del horno de barro no paraba de sacar pizzas de diversos gustos. El plato principal, risotto con hongos o con ragú de lomo. Entre los invitados de la noche se encontraban Claudia Stad, dueña de Jean Pierre, recientemente llegada de Brasil, quien le contaba a la anfitriona y a sus amigas incondicionales sus experiencias empresariales en el vecino país. En otro lado del restó, ubicados sobre los jardines, se encontraba el reconocido cardiólogo Pablo Boskis, el empresario agropecuario Claudio Andreoli, el ex Diputado y hoy Secretario General del Ministerio Público Fiscal porteño, Jorge Enríquez; el abogado penalista Carlos Froment y el ex dueño de la firma Georgalos, Odiseas Georgalos. A la charla se agregó el cumpleañero Tossi. No obstante los comentarios obligados sobre el último y lamentable hecho que conmovió al país, aprovechando la presencia de gente de fuste del campo se eligió pensar en las perspectivas económicas que tiene la Argentina, los problemas del agro y como revertir el tema de la institucionalidad y de la inseguridad, situación que preocupa a todos.

Vamos a terminar con un chiste meteorológico escuchado en los EE.UU. en estos días de invierno:

Un matrimonio, ya mayor, está tomando un licor por la noche tranquilamente en su casa, cuando oye esta advertencia en la radio:

"Esta noche habrá una nevada que llegará a una altura de entre 8 y 12 cm. de alto por la mañana. Se pide a los automovilistas que estacionen sus vehículos del lado izquierdo de la calle".

El hombre deja su licor, se pone de pie y se dirige a cumplir con lo que acaba de oír.

Dos días después, también por la noche, oyen este mensaje en la radio: "Esta noche habrá una nevada que llegará a una altura de entre 6 y 10 cm. de alto por la mañana. Se pide a los automovilistas que estacionen sus vehículos del lado derecho de la calle".

Nuevamente el hombre se levanta, y va a mover su auto.

Tres días más tarde, la misma situación y este mensaje: "Esta noche habrá una nevada que llegará a una altura de entre 10 y 14 centímetros de alto por la mañana. Se pide a los automovilistas que estacionen sus vehículos..."

Pero justo en ese momento hay un apagón.

El hombre, desconcertado, le dice a su esposa:

--¿Y ahora? ¿Dónde lo dejo?

--Mejor dejalo en el garage esta noche.

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