5 de septiembre 2014 - 00:00

¿Cuáles son los mejores y los peores turistas?

No es la primera vez que los japoneses lideran un ranking de estas características.
No es la primera vez que los japoneses lideran un ranking de estas características.
Una encuesta entre directores, recepcionistas y empleados de hoteles de todo el mundo dio como resultado la valoración de los mejores y los peores turistas. Se les pidió que evaluaran, según nacionalidades, los siguientes factores: educación, problemas generados, ruidos, limpieza y orden, robos, destrozos en habitaciones, quejas presentadas, manera de vestir, interés por hablar los idiomas locales, interés por la gastronomía, interés por la cultura y propinas. El resultado arrojó que japoneses, escandinavos, alemanes, australianos y canadienses son los mejores turistas del globo, mientras en el otro extremo quedaron chinos, británicos, franceses, rusos y estadounidenses.

Los resultados a los que llegó el buscador Jetcost (que busca los mejores y más baratos vuelos y hoteles en todo el mundo) arrojan el siguiente análisis:

los mejores

• Japoneses: Son los más educados y disciplinados, tienen buen comportamiento y modales, son ordenados, silenciosos y los que presentan menores quejas.

Son, al mismo tiempo, los que menos cosas se llevan de las habitaciones y los que más gastan en los hoteles; además, se interesan mucho por la cultura local.

• Escandinavos: Intentan hablar los idiomas locales, tal vez porque casi nadie habla sueco, noruego o danés. Son educados y humildes, no suelen presentar quejas ni generar problemas ni ruidos. Se interesan mucho por el turismo de salud ya que los tratamientos pueden ser hasta un 30 por ciento más baratos que en sus países de origen.

• Australianos: Se animan a probar las comidas locales y, además, les gustan. Su carácter y su origen multicultural los convierten en turistas fácilmente adaptables a las costumbres de cada país. Son muy silenciosos, educados y limpios.

• Canadienses: Son elogiados por su educación, limpieza y tranquilidad, no presentan demasiadas quejas y suelen dejar buenas propinas. Se interesan mucho por la cultura local.

• Alemanes: Son bastante educados y poco propensos a causar problemas (excepto cuando se exceden con las cervezas, lo que les hace perder puestos en la clasificación de los turistas mejor valorados). También son viajeros muy fieles a la hora de repetir destino si disfrutan de la primera experiencia.

los peores

• Británicos: No hablan otro idioma que no sea el suyo, no suelen disfrutar de las comidas y las bebidas locales, son propensos a beber demasiado alcohol, al desorden, al destrozo de las habitaciones y siempre se quejan de los hoteles. También lideran la clasificación de los peor vestidos y de los que menos propinas dejan.

• Franceses: Arrogantes, tacaños, mal educados, ruidosos y algo sucios. Tampoco se esfuerzan por hablar otro idioma que no sea el suyo. La justificación es que, teniendo Francia y todos sus encantos, para qué necesitan salir fuera. Eso sí, según Jetcost, se interesan por la cultura y la gastronomía.

• Rusos: Mala conducta, falta de modales y mal gusto para vestir, poco generosos con las propinas. Sin embargo, lo que más se destaca de ellos de forma negativa es lo alto que hablan en los sitios públicos como bares, restoranes o piscinas. Su parte positiva: suelen gastar bastante dinero en sus destinos de vacaciones y se interesan por la cultura y la salud.

• Chinos: Tienen mal comportamiento (un letrero en las cercanías del Louvre de París recuerda sólo en mandarín que está prohibido defecar en las instalaciones), escupen en cualquier lugar, suelen saltearse las colas y tienen poco conocimiento de las costumbres de otros países. La parte buena es que son los que más gastan en los viajes: las compras son el objetivo principal de un viaje para el 82 por ciento de los turistas chinos.

• Estadounidenses: Ellos mismos se consideran los peores turistas del mundo, aunque no lo sean en la clasificación elaborada por Jetcost. Son pedantes, irrespetuosos, bullangueros y mal vestidos. Se interesan poco por las comidas locales (suelen comer en cadenas americanas de restoranes) y tampoco son muy propensos a las visitas culturales. Además, confiesan abiertamente llevarse cosas de los hoteles. Lo mejor de ellos es que son los más generosos a la hora de dar propinas, seguramente porque en su país es casi obligatorio.

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