8 de mayo 2009 - 00:00

Dicen en el campo

Luciano  Miguens
Luciano Miguens
... que mientras la gripe porcina (ahora Influenza A) shockeó a los mercados internacionales y la sequía local se sigue prolongando desde hace ya más de 15 meses (hasta en las zonas que recibieron alguna precipitación en los primeros meses de este año se ven ahora nuevamente los estragos de la falta de lluvias), la mayoría de los productores sólo se pregunta sobre cuánto le quedará para vivir después de esto, y de dónde saldrá la financiación para la campaña que se está iniciando. Por ejemplo, la mayoría de los pools de siembra tuvieron quebrantos superiores al 40% en el último ejercicio, y muchos de los inversores externos que abundaban hasta el año pasado ahora desaparecieron, porque el campo ya no les parece atractivo para invertir. Los proveedores de insumos no se resignan a tener que bajar más aún los precios, especialmente aquellos que tienen mercadería en stock comprada a los muy altos niveles del año pasado. Un caso es el de los fertilizantes que, si bien rebajaron los valores (la urea pasó de u$s 900/1.000 la tonelada a alrededor de u$s 500; y el fosfato, de u$s 1.300 a u$s 800), todavía no logran que los productores se decidan por comenzar las compras de esta campaña. Los tiempos se acortan y casi no les queda margen para frenar la caída de la demanda, que ya bajó 1,1 millón de toneladas en el último ciclo, a 2,6 millones. «Si no ajustan más, van a perder en un año lo que crecieron en cinco», señaló un importante analista.

... que a la «desaparición» de inversores y al mal resultado económico de la producción pasada (por caída de rindes y de precios) hay que agregar que el clima sigue muy mal: falta humedad, las temperaturas son excesivamente altas en lo que va del otoño y, para colmo, las perspectivas no son buenas y se prevé, por lo menos, 2 a 4 meses más sin agua. La situación, que determinaría una de las áreas y producciones más chicas en décadas, empieza a preocupar a la industria (molinera), y hasta al Gobierno, que comienza a ver que, finalmente, también el campo registra «flexibilidad a la baja», y que el déficit de materia prima que ya se prevé para fines de este año, se agudizaría más todavía en el próximo. Tanta es la inquietud que intentaron convencer a los exportadores para que sean ellos los que «incentiven» la siembra del cereal. Luego, cuando se les explicó la inviabilidad del esquema, directamente les exigieron la compra de un millón de toneladas (a precio internacional), para luego ir vendiéndoselas a los molineros. Éstos, a su vez, parecen poco inclinados a mejorar las cotizaciones a los productores (único resorte capaz de hacer aumentar la siembra), y hasta prefieren perder el subsidio oficial (compensaciones), que mejorar los precios a la producción. En voz baja reconocen que así «ganan más».

... que la dirigencia sectorial sigue desconcertada ante el nuevo lugar al que descendió a la hora de las negociaciones con el Gobierno y comienza a retomar la senda de recorrer el interior y tomar contacto nuevamente con «las bases». La semana pasada estuvo en Formosa el titular de la Sociedad Rural, Hugo Luis Biolcati, para asistir al lanzamiento de la candidatura a diputado nacional de su colega ruralista de CRA, Ricardo Buryaile, y también en Reconquista, norte de Santa Fe, hasta donde se trasladó el pleno de la Mesa de Enlace, y donde debieron escuchar reclamos variados, ya que ésta es una de las zonas más castigadas por la sequía. «Ni el dengue los para», señaló sarcástico un productor de la zona, sorprendido por tanta visita. Aunque también hay otros problemas, como el aumento en los fletes que pretenden los transportistas del NOA, más específicamente los de Tucumán, y que está agudizando la disminución de la oferta de granos, ya que los productores no están dispuestos a convalidar aumentos de transporte, y prefieren diferir entregas, usando más silos-bolsa. Nada de esto, sin embargo, fue motivo de comentario en el Hotel Castelar, cuando el jefe de Gobierno de la Ciudad, Mauricio Macri, presentó al ex titular de la Rural, Luciano Miguens, como el «secretario de Agricultura del PRO». Naturalmente, el hecho se prestó a muchas chanzas. «¿Qué va a hacer Macri, almácigos en las plazoletas de la 9 de Julio?», preguntaban algunos, mientras otros trataban de hacer memoria de qué antecedentes había de una conferencia de prensa para presentar a un «asesor».

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