30 de octubre 2015 - 00:09

El vino, cada vez más identificado como marca país

Un grupo de turistas europeos catan vino en una de las tantas bodegas que ofrecen tours guiados en la provincia de Mendoza.
Un grupo de turistas europeos catan vino en una de las tantas bodegas que ofrecen tours guiados en la provincia de Mendoza.
Hay un importante segmento del turismo que recibe la Argentina, que no sólo está motivado por la evolución de la gastronomía de estos últimos años, sino también por los grandes vinos que están creando nuestros enólogos año tras año. Muchos críticos de vinos americanos o ingleses, los más influyentes entre los consumidores internacionales, alaban anualmente en sus reportes a muchos de nuestros vinos. Y esas referencias de puntajes, junto a las recomendaciones de los vendedores más experimentados de las vinotecas, son las que ayudan a la promoción del vino argentino como un diferencial de nuestros destinos.

"Mendoza lo demuestra con su vuelo directo desde San Pablo y siendo parte del circuito sudamericano que une Buenos Aires y Santiago de Chile que no evita la escala en nuestra ciudad andina, la cual ha sabido aumentar su oferta de servicios gastronómicos y hoteleros de alta calidad aprovechando esa demanda. En Buenos Aires, los restoranes y hoteles con bodega son referencias ineludibles entre conserjes de hoteles a la hora de las recomendaciones", dice Fernando Pereira, de Alpataco Vinos y Cueros.

"Muchos turistas visitan vinotecas con su lista de recomendados o preferencias, ávidos de cargar esas botellas como parte de su equipaje al regreso a sus casas. Están motivados por la muy buena relación precio-calidad que ofrecen nuestros vinos, más allá de notables aumentos que la inflación ha sabido contagiar en las góndolas. Todavía hay etiquetas que vale la pena pagar por un vino que ha sido galardonado con más de 90 puntos por estos periodistas internacionales", continúa.

Claro que hay mercados que justifican ese acarreo. Los brasileños tienen precios altos en su mercado interno por marcadas ganancias de importadores e impuestos del Gobierno federal que llegan a cuadriplicar el precio góndola argentina versus brasileña. Americanos y europeos no ven tanta ventaja cuando tienen mercados abiertos al comercio internacional y en sus góndolas hay precios razonables con ofertas variadas de todos los productores del planeta, sumado al hecho de viajes más extensos y probables conexiones, lo que dificulta el traslado de los envases.

A la hora de las preferencias, Pereira cuenta: "Hay turistas que buscan vinos de enólogos famosos que han sabido interpretar los distintos terroirs de la Argentina. Ellos están dispuestos a comprar vinos de 20 dólares o más, de esas bodegas o nombres conocidos en el mundo del vino: Catena Zapata, Bianchi, Chandon o Clos de Los Siete, con Michel Rolland como estandarte, han sabido posicionarse en muchos destinos donde nuestros vinos son exportados. Pero también hay un segmento de turistas que quiere llevar vinos argentinos de una gama más baja en la que igualmente reconoce una calidad superior a la que podrían comprar en su país".

Todas la bodegas se encargan de cubrir estos diferentes segmentos con distintas líneas de producto, etiquetas y características. Cada una elegirá posicionarse en 3, 5 o 7 niveles de precio según sus volúmenes de producción y poder de distribución.

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