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El vino, una exquisita razón para viajar
Ícono del mejor vino argentino, Mendoza cuenta con varios oasis vitivinícolas y, de hecho es uno de las ocho ciudades integrantes del selecto grupo de las Capitales Mundiales del Vino, con los varietales Malbec como bandera de la vitivinicultura local. La región más conocida y recorrida por los amantes del producto de la vid y por el turismo de bodegas es la del centro-oeste, que se extiende por las áreas de capital, Luján de Cuyo y Maipú, área que se nutre del río Mendoza. Cerca del centro de la ciudad de esa provincia se ubican bodegas con más de un siglo como Santa Ana, Escorihuela, López y La Rural. También se puede visitar el Museo Nacional del Vino Casa Giol. Trapiche es otra de las grandes bodegas que es parte de este circuito.
En las barrancas del río Mendoza se encuentra Finca Flichman, en lo que fue un asentamiento huarpe, y Cruz de Piedra. A su vez, en lo alto del mismo río se encuentran las famosas bodegas Etchart y Chandon. Ya en Luján de Cuyo sobresalen Norton y la creadora de dulces vinos de misa Cabrini. Lagarde es también parte de esta región, mientras que en Chacras de Coria se llega al prestigioso establecimiento de Alfredo Catena. Siempre en Luján de Cuyo, en la zona de Vistalba, en el piedemonte de los Andes, se llega a Nieto Senetiner y a Domaine Vistalba.
Zona este
El oasis del este mendocino, irrigado por el río Tunuyán, los viñedos se reparten en los departamentos de Junín, Rivadavia, San Martín y Santa Rosa. Aquí, la Bodega La Agrícola es el principal referente. Por su parte, el oasis sur se distribuye en los departamentos de San Rafael y General Alvear, dominados por los ríos Atuel y Diamante, con la cepa Chenin como un destacado local. La bodega Valentín Bianchi se ubica en el acceso a San Rafael, y en las proximidades se encuentran Balbi y Suter. En Gral. Alvear sobresale la bodega Lavaque.
Finalmente, el oasis del Valle de Uco, al sudoeste de la ciudad de Mendoza, aprovecha la cuenca del río Tunuyán, repartido en los departamentos de Tupungato, Tunuyán y San Carlos. Es la zona que más ha evolucionado en los últimos tiempos y también se destaca por los cultivos de manzanas, peras, nueces y cerezas. Algunas bodegas que son referentes locales son Estancia Ancón, Salentein, Lurton, Fapes y Finca La Celia.
Sanjuaninos y riojanos
Por su parte, el turismo del vino en San Juan se distribuye en torno de los oasis de los valles de Tulum, Zonda, Ullum, Jachal y el Valle Fértil, regados por los ríos Jáchal y San Juan. Se elaboran muchos vinos dulces producidos con las variedades Moscatel de Alejandría, Torrontés, Chenin Blanc y Pedro Ximénez. A su vez, el Syrah es un emblema local. Resaltan las bodegas Graffigna y Franelco.
En esta misma provincia se destaca como atractivo el Museo Santiago Graffigna, de la bodega homónima, que relata la historia de una de las familias pioneras de la vitivinicultura argentina y vale como muestra del nacimiento y crecimiento de la producción de vino en la región.
En La Rioja la zona vitivinícola más importante se ubica en el departamento de Chilecito, con los valles de Famatina como referentes. Sobresalen variedades blancas, especialmente el Torrontés, mientras que en tintas se dan el Cabernet Sauvignon y el Bonarda. Algunas de las bodegas reconocidas de La Rioja son San Huberto, Cooperativa Vitivinifrutícola La Riojana, La Rioja y Anguinan.
Las formas de realizar un wine tour hoy son muy variadas y pueden ir desde un breve recorrido de medio día por uno o dos bodegas hasta paquetes de tres días o una semana, hospedándose en establecimientos vitivinícolas. También se organizan propuestas que incluyen la presencia de sommeliers especializados o alternativas que se combinan con actividades de aventura o cicloturismo.
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