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Entre el protagonismo y hacer valer el territorio
Los intendentes del oficialismo y la oposición arman agrupaciones para consolidar canales institucionales. También promueven los espacios como una discusión partidaria. El peronismo está entre la renovación y el continuismo. Cambiemos busca consolidar la alianza con el radicalismo. Muchos ven las elecciones del año próximo como la plataforma de despegue para los comicios que realmente les preocupan: 2019.
El poder del territorio se traduce en la caja. Los intendentes son los que tienen la caja, y se sabe lo que pesa la billetera. Zanjada la discusión por el poder actual, los intendentes viborean en la búsqueda del candidato más potable para 2017, aunque lo hacen con ritmo cansino, sin desesperar porque lo que juegan el año próximo es la renovación del Concejo Deliberante, la apuesta fuerte es para 2019.
En el universo de intendentes peronistas sobrevuelan los nombres de Sergio Massa, quizás el candidato más claro; Florencio Randazzo, como parte de la renovación, y Cristina de Kirchner para los que añoran la década ganada. Pero como los jefes comunales conviven con las necesidades cotidianas, a estas coordenadas de interna partidaria se le agrega el condimento extra de la relación con la Casa Rosada. Allí aparecen dialoguistas y garantes de gobernabilidad, enfrentados con los (¿post?) kirchneristas que ofician como una usina de crítica permanente a la gestión de Cambiemos en la Nación y la provincia. Entonces, en función de los intereses se van configurando espacios de convivencia y lobby.
Los colectivos de intendentes han sido desde siempre una forma de canalizar cierta institucionalidad a la "rosca" política, pero en tiempos en los que los estertores del triunfo de Cambiemos en 2015 aún resuenan en parte del electorado como la necesidad de un cambio en la forma de hacer política, los intendentes prefieren agruparse para marcar diferencias entre unos y otros.
La primera bandera la clavó Martín Insaurralde con el Grupo Esmeralda, que integran Gabriel Katopodis (San Martín), Eduardo "Bali" Bucca (Bolívar), Mariano Cascallares (Almirante Brown), Juan Pablo de Jesús (Partido de la Costa) y Fernando Gray (Esteban Echeverría). Son dialoguistas, los que buscan mantener un canal abierto con la gobernadora María Eugenia Vidal y con los funcionarios del gabinete nacional. "Mi obligación es solucionarles los problemas a la gente. ¿Por qué no puedo hablar con la provincia o la Nación si son los que me van a aportar la plata que necesito para las obras?", se pregunta un intendente peronista en diálogo con Municipios. Otro jefe comunal coincide con esa mirada y agrega la visión partidaria: "El peronismo perdió las elecciones de 2015, ahora tenemos que buscar la forma de volver a representar a aquellos que más lo necesitan y que el año pasado no vieron en el Frente para la Victoria la mejor alternativa para solucionarle los problemas".
A aquel grupo iniciático se sumó ahora el llamado Grupo Fénix, en donde se cuentan Gustavo Menéndez (Merlo), Juan Ustarroz (Mercedes), Walter Festa (Moreno), Ricardo Curutchet (Marcos Paz), Francisco Echarren (Castelli), Leonardo Nardini (Malvinas Argentinas), Verónica Magario (La Matanza), Ariel Sujarchuk (Escobar) y Santiago Maggiotti (Navarro). Echarren, otrora perteneciente al grupo ultra-K "Los Oktubre", prefiere ahora una convocatoria amplia "a los 55 intendentes peronistas".
En Cambiemos, el Foro de Intendentes de Cambiemos tiene una tarea no menos ardua: mantener unido al frente electoral haciendo base en los 65 intendentes que pertenecen al oficialismo en la provincia. Ganadores en las elecciones de 2015 con el pacto PRO-UCR, esos jefes comunales vibran al son de la música radical, en donde algunos tonos discordantes piden revisar la alianza para darle más lugar al centenario partido. Sin embargo, Jorge Macri (Vicente López) y Ramiro Tagliaferro (Morón) son los encargados de discutir políticas públicas en ese espacio para buscar contentar los reclamos de sus colegas, además de pensar el mejor andamiaje electoral para 2017.
Volviendo al inicio, los intendentes tienen una porción de la torta de la política que no quieren perder, más considerando que para muchos el año 2019 marcará la búsqueda de la reelección y su último mandato, si finalmente se aplica el límite a las reelecciones indefinidas sancionado por ley por la Legislatura bonaerense.
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