15 de abril 2019 - 00:01

Tregua hasta junio para volver a la carga por dólares del FMI

Temor por los efectos de los tiempos electorales. Si se complican, nuevamente habrá contactos con el organismo. O con Donald Trump.

David Lipton.
David Lipton.

El Gobierno esperará a junio para tomar una decisión: si vuelve a reclamar ante el Fondo Monetario Internacional (FMI) para poder utilizar parte del dinero que el organismo le desembolsó a la Argentina para, eventualmente, combatir corridas cambiarias. Desde la Casa Rosada se cree que hasta ese mes el mercado del dólar tendrá la suficiente cantidad de oferta como para abastecer a la demanda temporal. La oferta será provista desde tres fuentes seguras, según la visión oficial: los sojeros (que desde la semana anterior comenzaron a acelerar sus liquidaciones), las subastas del Tesoro de u$s60 millones y los aportes que el superávit comercial ya comenzó a acercar. La visión oficial es que este ritmo de ingresos de divisas deberá provocar una cierta tranquilidad cambiaria, al menos durante lo que queda de abril, todo mayo y gran parte de junio. Pero se reconoce que el clima podría comenzar a complicarse desde finales de ese mes y todo julio. Será un tiempo donde la oferta sojera comenzará a languidecer y, lo fundamental, el cronograma electoral empezará a hacerse sentir en el ritmo de la economía. En el Gobierno suponen que serán tiempos en los que en la economía doméstica habrá cierto clima a mejora y esperanza de crecimiento; un panorama muy distinto a lo que se verifica en estos meses. Y que esto se debería reflejar en una mejora en las encuestas donde la imagen del Gobierno hoy se ve castigada y hasta muy amenazada la posibilidad de una reelección de Mauricio Macri. Serán tiempos muy cercanos a las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO), donde el país vivirá el primer test electoral cierto y concreto sobre las verdades posibilidades para que el actual Presidente siga en su cargo; o, por el contrario, sea real la alternativa de un regreso de Cristina Fernández de Kirchner al poder o la aparición de una tercera opción. Como las encuestas comenzarán a hacer su juego ya semanas antes de esa elección, se cree que el clima político afectará al insumo básico de toda economía: la confianza.

Si los tiempos son duros, y si los mercados financieros comienzan a comportarse de manera volátil y con mayor voluntad dolarizadora será el momento clave en que el Gobierno deberá ponerse firme ante un mercado cambiario que amenaza ser turbulento. En ese punto el Gobierno tendrá que resolver si enfrenta eventuales corridas con las herramientas ya conocidas y aplicadas hasta hoy, y con un nivel de reservas del BCRA más sólido que el actual, o si comienza a pensar en otras alternativas menos ortodoxas. Y, quizá, no permitidas por el FMI. Dependerá de la gravedad de la demanda de dólares y los alcances de una eventual corrida. Pero, lo seguro, es que la visión de Mauricio Macri compartida por casi todo su Gabinete es la certeza de que una corrida importante durante julio, y su inevitable correlato inflacionario, sería una situación demasiado corrosiva en el electorado de clase media, donde Cambiemos tiene su necesario caudal para pensar en la reelección.

Este panorama fue debatido en Washington con la principal barrera que esta política tiene en el FMI. Su número dos, David Lipton, fue el encargado durante el fin de semana de advertirle a los funcionarios argentinos que lo visitaron durante la reunión de primavera del organismo, que el FMI no está dispuesto a negociar la prohibición de utilizar dinero del préstamo stand by para enfrentar una corrida cambiaria. A cambio le abrió una ventana a la discusión: que si se encuentra otro mecanismo similar al que en septiembre del año pasado se planteó con la aplicación de la “zona de no intervención”, está dispuesto a escucharlo. Mientras se diseñan estas posibles alternativas, hay otra que ya comenzó a discutirse dentro del Gobierno. Que sea una nueva llamada personal de Mauricio Macri a su colega norteamericano, Donald Trump, lo que destrabe el debate.

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