26 de febrero 2009 - 01:02

GRANADEROS SUB-12

GRANADEROS SUB-12
Con un desfile de granaderitos sub-12, Julio Cobos y el gobernador correntino, Arturo Colombi, vengaron ayer la afrenta de Yapeyú. Era la primera vez que el cuerpo oficial de granaderos, guardia de honor en la casa natal del Libertador, no asistía a una celebración de su aniversario. Y, tal como había asegurado Colombi, se dispuso de una formación suplente de urgencia compuesta, como también adelantó, por jóvenes aspirantes al Ejército. Sin embargo, no se esperaba que fueran tan jóvenes. Al verse ayer la patriótica parade, se pensaba menos en un desfile como en un acto escolar, aunque para los concurrentes, que los aplaudieron con orgullo, eso no gravitaba: a los efectos prácticos no faltó quien se valiera de una metáfora futbolística y asegurase que «Cobos ganó con los chicos».
En realidad, el concepto de granadero-gurrumín es (como diría Cristina, afecta a la terminología semiótica), un oxímoron: una contradicción en sus propios términos. El granadero es el soldado más alto del regimiento, el que marcha al frente de las formaciones por su función de llevar las granadas en el combate. En cambio, los de ayer parecían las cifras oficiales del INDEC.
Pequeños fueron cuando el sol los alumbraba, y más pequeños en la puesta del sol: allí marcharon, grandes de espíritu aunque con una estatura que, en algún caso, no hubiese alcanzado a cumplir con la marca mínima que requieren algunas atracciones en los parques de diversiones. Como si jugaran a los soldaditos, llenaron sin embargo un inmenso espacio simbólico y hasta arrancaron lágrimas de orgullo en la provincia ofendida gratuitamente por el gobierno, luego de la decisión de sacarle los granaderos a Cobos, tal como le saca cámara cuando va a Jesús María o a la fiesta de la vendimia. También los granaderitos que desfilaron a paso redoblado, con botas que fueron positivas, demostraron que, cuando hay amor, el tamaño es lo de menos.

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