La debacle griega sigue inmersa en un mar de confusiones, lo que obligó ayer a convocar a una cumbre europea de emergencia para el lunes en Bruselas. Declaraciones y anuncios contradictorios son el marco de las negociaciones entre Grecia y los bonistas por un lado, y con los prestamistas internacionales por otro. Ayer, desde el Gobierno griego insinuaron que ya estaba cerrado el canje de la deuda con una quita de más del 70% (superaría así a la conseguida por la Argentina, que marcó un récord en 2005). Sin embargo, los bonistas exigen un ajuste adicional de un 1% del PBI, para firmar el acuerdo. Lo cierto es que anoche se suspendió sorpresivamente una reunión entre el ministro de Trabajo griego y la misión de la troika, que quiere una dura reforma laboral que el Gobierno no acepta firmar antes de las elecciones de abril. Si el 13 no está todo cerrado, vendrá el default. (Ver pág. 4.)
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