13 de diciembre 2010 - 00:00

La campaña acotará las paritarias

Un piso de aumento del 20% y la intención de abrir negociaciones sectoriales que incrementen ese porcentaje, según cómo haya sido la facturación de cada rubro en 2010. Además, toda discusión debería terminar antes de junio, para que luego quede liberado el panorama laboral para encarar sin conflictos sindicales (al menos, vinculados a los salarios) las elecciones de octubre.

Éste es el panorama que Cristina de Kirchner y Hugo Moyano pactaron el jueves 18 de noviembre en Olivos para 2011. Ese día, la jefa de Estado y el titular de la CGT tuvieron su primer encuentro directo para hablar de la alianza entre el Gobierno y el camionero, una tarea que hasta ese momento comandaba Néstor Kirchner. Entre otros temas, la Presidente y el secretario general de la CGT definieron el marco para las próximas negociaciones paritarias, un capítulo en el que ambos costados tienen coincidencias e intenciones de discutir y acordar lo antes posible.

Iniciativa

En el encuentro, la Presidente insistió en su idea de incluir por primera vez la alternativa de negociaciones salariales sectoriales y que cada rubro discuta según cómo le fue en el año anterior.

Para Moyano, la base de cualquier acuerdo es respetar la fórmula básica en la que se basaron las negociaciones paritarias desde que los Kirchner llegaron al poder: tomar la inflación «del supermercado», según la definición moyanista, y sumarle no menos de cinco puntos porcentuales de recuperación salarial. De allí el descontento sindical por los resultados de 2010, cuando el promedio de aumento salarial, según los datos oficiales del Ministerio de Trabajo que maneja Carlos Tomada, fue del 23%, en tanto los gremialistas hablan por lo bajo de una inflación no inferior al 25% para este año. El criterio cegetista es que este año no hubo reales aumentos salariales en varios sectores, sino simple mantenimiento del poder adquisitivo. Obviamente, el Gobierno no piensa así, pero se niega a discutir términos inflacionarios.

Ante este panorama, el Ejecutivo y el líder cegetista avanzaron dialécticamente en un acuerdo básico para comenzar a preparar las negociaciones paritarias. En principio, ningún gremio ni sector deberá tener un aumento salarial de menos del 20% en todo 2011. Ése es el porcentaje, no escrito ni reconocido, que tendría de piso la inflación «del supermercado», para este año, con lo que cualquier incremento pactado en las próximas paritarias deberá tener esa base. Ese 20%, además, es sólo un piso para la consideración sindical.

A partir de allí empieza a jugar la segunda parte de lo hablado entre Cristina de Kirchner y Moyano: cada sector le sumará a ese 20% un plus propio según la facturación y la ganancia que haya registrado durante este ejercicio. Así, según los cálculos previos, los rubros que mejor 2010 hayan tenido deberían pensar en alzas salariales no inferiores al 30%, mientras que los que menor nivel de rentabilidad hayan registrado deberán hablar de una del 25%. ¿Para quién regirá el 20%? Para el Estado y los sectores públicos que dependen de la caja oficial. Los empleados de la administración nacional y el resto de los organismos dependientes del Poder Ejecutivo tendrán que pensar en un incremento de sueldos de ese nivel, según los cálculos oficiales. En este sentido, el Estado tendrá una ventaja en 2011 comparado con 2010: al no tener Presupuesto aprobado, el nivel de gastos en salarios podrá ser calculado de manera independiente de cualquier mandato legal.

¿Qué pasa con la tercera pata de la negociación, los empresarios? Por ahora, se mantienen expectantes, pero en todas las reuniones de fin de año aseguran que para 2011 hay un moderado optimismo. Se asegura que habrá buen nivel de facturación y muchas posibilidades de, al menos, repetir el nivel de operaciones de 2010.

Sin embargo, mantienen un solo temor: el grado de control que puede llegar a tener Cristina de Kirchner sobre Moyano. Los privados no tienen en realidad mucho miedo ante las negociaciones paritarias. Los últimos años de discusiones les dieron una gimnasia que piensan repetir con éxito. El temor real es a las movilizaciones, bloqueos e intervenciones que el camionero provocó y defendió durante este año. De la forma en que la Presidente encare este problema será la conclusión que saquen los empresarios.

Hay otro factor de preocupación: la creciente conflictividad de las comisiones de izquierda presentes en varias plantas y que podrían multiplicarse en el año próximo. Sobre este tema, hay algo en común entre el Gobierno, los privados y Moyano: todos tienen el mismo temor. n

Carlos Burgueño

Dejá tu comentario