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Las víctimas de la crisis
La devaluación y los cambios en el impuesto interno golpearon al segmento premium y a la alta gama más que a la media del mercado. Por eso, las marcas suspenden o retrasan parte de los lanzamientos que estaban pautados para este año.
Sin embargo, la situación cambió este año. El primer golpe que recibió el mercado premium fue la modificación del impuesto interno, que en los autos de más de $ 210.000 de precio a concesionaria añade un tributo del 50%, aunque, por la forma en que se aplica el gravamen, termina duplicando el valor al público (hay una escala anterior para los autos de entre $ 170.000 y $ 210.000, con una tasa del 30% e impacto del 42% en el precio final).
Luego, llegó la devaluación, que, lógicamente, elevó más el costo en pesos para estos modelos. El resultado: desplome en las ventas de hasta el 80% en algunas marcas premium, concesionarias que no cubren sus gastos y una reconfiguración del calendario de lanzamientos. Sobre este último punto, las marcas anulan y postergan lanzamientos, como una forma de desensillar hasta que escampe, como dice el dicho popular.
Así, algunos modelos cuyo desembarco al país se había anunciado para este año, finalmente ni siquiera subirán al barco, o lo harán en otro momento, quizás. Esto se da en varias marcas, no sólo en las premium por excelencia. Volkswagen, por ejemplo, desestimó traer a dos modelos que iban derecho a lo alto de su gama, como la renovación del deportivo Scirocco y al Passat Alltrack, una versión con prestaciones offroad de su clásica berlina. Lo mismo ocurre con Nissan, que prefirió descartar al Altima, un sedán de lujo, para el mercado local. Peugeot también tachó de la agenda a dos modelos: el RCZ R, la variante más radical de la coupé deportiva, y al citycar 108, de reciente estreno mundial.
Citroën, por su parte, decidió que el DS5, el buque insignia de la familia premium DS, no integre el portfolio de productos en nuestro país. Este modelo hubiese sido el más costoso de toda la gama. Alfa Romeo, en tanto, perdió clientes para el compacto deportivo 4C. De arribar a la Argentina, serían pocas unidades (menos de cinco) y sólo a pedido.
Distinto es el caso de Chevrolet, que bajó de su oferta a la TrailBlazer, alcanzada por el impuesto interno. Este SUV es la versión carrozada de la S-10. Y como esta última, al igual que todas las pick up, están exentas del gravamen por ser, en principio, un bien comercial, en Chevrolet estimaron que los clientes de TrailBlazer migrarían hacia opciones full y doble cabina de S-10.
Alemanas
Las alemanas premium, referentes históricos del segmento, tienen disparidades. BMW, por ejemplo, mantiene su calendario de lanzamientos, aunque modelos que estaban pautados para mitad de año llegarán sobre el cierre de 2014. Los nuevos Serie 2 y Serie 4, nuevos en el mundo, vendrán al país de todos modos, pese al descenso de sus operaciones. Lo mismo ocurre con el nuevo Mini, que tal vez se posponga incluso a 2015. El caso de Mercedes-Benz es similar. Modelos como el Clase G o el CLA 45 AMG siguen en carpeta, tal vez con retraso respecto a lo planificado. Audi, en tanto, ha suspendido algunos lanzamientos, como el caso del debutante A3 Sedán o el RS7 Sportback, que pasarían a realizarse en 2015.
Los clientes premium siguen existiendo, aunque escasean. Esta es la principal razón de la demora de los lanzamientos. Estos autos tendrían compradores aun a precios desorbitantes. Pero hoy las concesionarias tienen sobrestock: todo lo que no pudieron vender luego del cambio de reglas. Entonces, el foco está puesto hoy en comercializar esos autos de disponibilidad inmediata. Y después, sí, llegarían los nuevos modelos de la oferta.
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