24 de agosto 2009 - 00:32

Luz y gas: no llegan aún facturas con descuento

• Consumidores deberán afrontar después dos pagos muy cercanos

Julio De Vido
Julio De Vido
Luego del escándalo que provocaron en el público las tarifas de gas y electricidad con aumentos para los meses de invierno y la posterior marcha atrás que dio el Gobierno, todavía las distribuidoras de gas de todo el país y las eléctricas Edenor, Edesur y Edelap no volvieron a facturar.

Esto es porque deben adaptar los sistemas a nuevos requisitos dispuestos por el Gobierno, que implican un cambio importante de los sistemas informáticos. Esto perjudica al público, que va a terminar recibiendo dos facturas muy cercanas para el pago.

Por su parte, las distribuidoras están perdiendo así entre 7 y 10 días hábiles de facturación, lo que en poco tiempo más afectaría su capacidad de pago. En el caso de las eléctricas, se estima, por ejemplo, que será muy difícil que cumplan con el pago a Cammesa en los primeros días de setiembre, porque además de pagar la electricidad a ese organismo, deben afrontar el pago de salarios y otros gastos corrientes que incluyen, en primer lugar, la reparación de las fallas que aparezcan en las redes.

Se estima que en total y hasta ahora, las distribuidoras de Capital Federal, Gran Buenos Aires, La Plata y Gran la Plata dejaron de facturar por alrededor de $ 300 millones.

Dificultades

Hay coincidencia entre las distribuidoras de gas y electricidad que tienen dificultades para agregar en cada factura una banda roja con la leyenda «consumo subsidiado por el Estado». Pero lo más problemático sería comparar el consumo individual de cada cliente según varios cuadros tarifarios diferentes.

Según el criterio oficial, la factura debe contener el precio del consumo en pesos que le corresponde al cliente por su lugar de vivienda, más los precios por el mismo consumo en Santiago de Chile, Montevideo y San Pablo. En el caso eléctrico, se debe incluir el valor que hubiera resultado en Córdoba y Santa Fe, y en el caso del gas, lo que se pagaría utilizando garrafas.

Las empresas creen que la comparación servirá para dar una idea de precios internacionales al público, pero creen que sería menos costoso y más rápido adjuntar un folleto con consumos típicos comparados, que preparar el sistema informático para utilizar varios cuadros de tarifas en forma simultánea.

Hay rumores de que el nuevo tipo de factura fue un pedido directo de la presidente Cristina de Kirchner, por lo cual las contrapropuestas presentadas al ministro de Planificación, Julio De Vido, no tendrían posibilidad de prosperar.

De todas formas, comparar linealmente las tarifas locales con las de los países limítrofes puede resultar interesante, pero no es exactamente correcto. Una factura de gas por $ 250 (sin el cargo adicional dispuesto por el Decreto 2.067) equivale hoy en la Argentina a unos 64 dólares por bimestre o 32 por mes.

Sin embargo, para determinar si esa cantidad es mucho o poco hay que considerar, por ejemplo, que el tipo de cambio en la Argentina equivale a más del doble contra el real en Brasil. Por otra parte, Brasil, Montevideo y Chile no tienen hoy gas propio y lo importan. Los expertos creen que para poder visualizar mejor la distorsión que hay en las tarifas locales debe observarse el desequilibrio entre los precios relativos de los productos de consumo masivo, los salarios y lo que se paga por los servicios.

Un informe de AGEERA, entidad que agrupa a las generadoras eléctricas de todo el país, revela que los usuarios pagan en promedio (incluyendo industrias y comercios) $ 80 por el megavatio, pero su costo promedio es de $ 170, sin incluir márgenes de utilidad. La diferencia entre ambos valores produjo un déficit de $ 23 mil millones en Cammesa, cifra que fue cubierta por el Estado nacional como un subsidio a la demanda.

Dejá tu comentario