21 de mayo 2009 - 00:00

Macri, De Narváez y Solá endulzan frente

Mauricio Macri, Felipe Solá y Francisco de Narváez se reencontraron ayer en un bodegón de San Cristóbal y posaron para una foto de unidad.
Mauricio Macri, Felipe Solá y Francisco de Narváez se reencontraron ayer en un bodegón de San Cristóbal y posaron para una foto de unidad.
Flan para Mauricio Macri, natilla para Felipe Solá y un vigilante para Francisco de Narváez. En base a dulces, el trío de Unión PRO intentó despejar las tensiones que padece el armado electoral del colectivo peronista macrista. El jefe de Gobierno porteño y los diputados del PJ díscolo se citaron en un bodegón de San Cristóbal frente a los medios de comunicación para ser fotografiados juntos tras la amenaza del ex gobernador bonaerense de abandonar el espacio por el poco espacio que sus candidatos obtuvieron en la boleta que enfrentará a Néstor Kirchner el 28 de junio en la provincia de Buenos Aires.

La picada de jamones y quesos se realizó en el restorán El Mirador, donde los tres dirigentes comieron juntos en momentos en que se especulaba con un posible alejamiento de Solá del frente, por no haberse mostrado en las últimas actividades de campaña.

«Cuanto más se especule sobre nuestra separación, más fuertes nos sentiremos», fue el desafío que lanzó el ex gobernador bonaerense. «No se nos ve juntos porque no tenemos la Casa Rosada para convocar, pero hablamos por teléfono y cada tanto nos reunimos, como hoy», agregó para despejar fantasmas de ruptura.

Sin embargo, antes de entrar al restorán, Solá admitió «diferencias con De Narváez», pero subrayó que son «mínimas y lógicas en cualquier espacio político» y consideró que «en el oficialismo no puede haber diferencias porque se manejan con autoritarismo».

Por su parte, De Narváez aseguró al salir del almuerzo que «no hay fractura» en el frente que conforman el peronismo disidente y el PRO y señaló que durante el cónclave hablaron de «coordinar las acciones y dividir los roles» en el marco de la campaña.

«Tanto la campaña de la Capital Federal con Gabriela (Michetti) como la de la provincia con Felipe y conmigo van muy bien», aseguró De Narváez. Pero el empresario anticipó que los candidatos van a «seguir trabajando cada uno por un andarivel» y agregó: «Esto es sumar esfuerzos. De ninguna manera implica que nosotros tengamos alguna diferencia, sino por el contrario, estamos redoblando el esfuerzo que corresponde hacer».

Además, De Narváez se refirió al aval de la Justicia a las llamadas candidaturas testimoniales, y sostuvo que «la impugnación más fuerte que va a recibir el kirchnerismo es el próximo 28 de junio, que es la voluntad popular de que no se puede violentar la decisión de la gente».

Solá llegó solo al restorán, y minutos después arribaron juntos Macri y De Narváez, para dar comienzo a la nueva reunión en la que los dirigentes tratan de mantener unida la alianza que ya atravesó por varios cortocircuitos.

Desde el 9 de este mes, Solá no volvió a ser visto junto a sus dos socios políticos, y se especuló con que eso fuera producto del poco espacio que quedó en la lista de Unión-PRO para sus colaboradores más allegados, como Jorge Sarghini.

El almuerzo tuvo un momento de tensión: un hombre que se presentó como vecino de San Cristóbal irrumpió durante la comida para insultar durante más de diez minutos al jefe de Gobierno porteño desde la puerta del local. Pero Solá abandonó la mesa y le pidió al exaltado vecino que se retirara.

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