Fernando de la Rúa desmintió leyendas malignas en su exposición de ayer en el juicio que se le sigue, junto con exsenadores y exfuncionarios, por un presunto pago de sobornos en la sanción de una reforma laboral. Primero hizo un alegato político con serios reproches a exaliados, como Rodolfo Terragno (fue su jefe de Gabinete) y la diputada Elisa Carrió. Después, como en los escenarios de los juicios del cine, expuso las contradicciones del «arrepentido» Mario Pontaquarto con despliegue de croquis y fotografías, material sobre el cual señaló las inconsistencias del exsecretario parlamentario radical que es la pieza central de la acusación. Promete seguir hablando el martes próximo, cuando se retome el debate. El expresidente negó, como ya lo adelantó en un libro que recopiló pruebas, haber cometido algún delito en el trámite de esa polémica ley. (Pág. 13.)
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