1 de abril 2011 - 00:00

Portugal peor: sumó otros 3.000 M de euros a su déficit

El presidente de Portugal, Aníbal Cavaco Silva, saluda al primer ministro renunciante, José Sócrates. Se agrava la crisis económica y políticamente.
El presidente de Portugal, Aníbal Cavaco Silva, saluda al primer ministro renunciante, José Sócrates. Se agrava la crisis económica y políticamente.
Lisboa - Portugal sufrió ayer otro descalabro en los mercados, tras reconocer que el déficit fiscal anunciado hace dos meses es mucho mayor que lo previsto debido a una diferencia de criterios contables que supone no haber cumplido los compromisos con Bruselas. Frente a un desequilibrio en las finanzas del Estado calculado en principio en el 7,3%, Portugal se vio obligado a sumar a los números rojos más de 3.000 millones de euros en pérdidas de empresas públicas y de un banco nacionalizado, lo que eleva el déficit al 8,6%.

El anuncio volvió a disparar los ya muy elevados intereses de la deuda lusa, que en el caso de los bonos a cinco años tuvieron la suba más acusada y sobrepasaron el 9,5%. Los títulos de referencia a diez años, que habían aguantado la tendencia al alza registrada en el corto plazo, aumentaron también tres décimos, hasta el 8,33%.

Entretanto, el jefe de Estado portugués, el conservador Aníbal Cavaco Silva, puso fin a un largo paréntesis e hizo ayer la primera gestión pública en cuatro días sobre la crisis política desatada el pasado 23 con la renuncia del primer ministro socialista, José Sócrates. Cavaco anunció ayer que aceptó la renuncia presentada por el primer ministro y convocó a elecciones anticipadas para el 5 de junio.

Aclaró, además, que, tras la disolución de la Asamblea Legislativa, el Gobierno de Sócrates continúa en funciones y con las atribuciones suficientes para tomar las decisiones financieras que exija el país, en alusión a la petición del rescate, que el Ejecutivo se ha mostrado opuesto a tramitar. El presidente luso pintó un negro panorama de la situación económica, política y social del país y pidió a todos los partidos que ayuden a lograr, tras las elecciones, un ambiente político que permita superar los problemas nacionales «extremadamente graves».

En medio de la crisis, el anuncio de las nuevas cifras del déficit fiscal realizado por el ministro luso de Finanzas, Fernando Teixeira dos Santos, fue acogido con fuertes críticas por toda la oposición con su mayor partido al frente, el Social Demócrata (PSD, centroderecha). El líder parlamentario del PSD, Miguel Macedo, acusó al Ejecutivo socialista de «humillar» a Portugal en los mercados y en el mundo y subrayó que, pese a estar en funciones, tiene «plenitud» de poderes para pedir un eventual rescate financiero.

Poco antes, Teixeira dos Santos y el ministro de Presidencia, Pedro Silva Pereira, habían considerado que las negociaciones para pedir ayuda externa superan las competencias de un Gobierno dimisionario. Ambos aseguraron también que el gabinete de Sócrates hará todo lo posible para evitar el rescate, pero la evolución de los intereses de la deuda lusa y el súbito agravamiento de su déficit fiscal hacían pensar lo contrario a numerosos expertos citados en la prensa portuguesa.

La penalización de los bonos alcanzó otra vez nuevos récords en todos los plazos, y en el caso de los bonos más conservadores, a treinta años, sobrepasó la barrera psicológica del 7%. Los títulos a tres y seis años subían por encima del 9% y los de dos años superaban el 8,6%.

Teixeira dos Santos explicó que las partidas contabilizadas ahora, que ya eran conocidas por las autoridades europeas y estaban pendientes de clarificación contable, elevan el déficit fiscal de 2010 en 1,3 punto y llevan el de 2009 desde el 9,4% al 10%. El ministro aseguró, en declaraciones a los periodistas, que la actualización de las cifras del déficit luso, por imperativos «metodológicos» del organismo europeo Eurostat, no afecta a 2011 y se mantienen los objetivos presupuestarios exigidos por Bruselas.

Acorralado por los mercados y por el agujero de sus cuentas públicas, Portugal vio, además, cómo la agencia de calificación Standard & Poors se sumaba ayer a Fitch para dejar a los mayores bancos lusos a un paso del «bono basura», el mismo nivel en que quedó esta semana el Estado.

Agencia EFE

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