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Semana Santa, la excusa para vivir Tigre
Tigre y el Delta son un imán para pasar unas mini vacaciones. Para perderse en la naturaleza o para los amantes de las emociones y la acción.
La naturaleza es protagonista
El Delta del Paraná es el quinto más grande del mundo y el único que desemboca en un estuario de agua dulce, hecho que lo posiciona como un atractivo turístico imperdible de Argentina y el mundo. Este magnífico sistema natural, compuesto por más de 5000 ríos, arroyos e islas, alberga una biodiversidad deslumbrante.
Durante las primeras horas de la mañana, cuando amanece y las ultimas horas de la tarde, al atardecer, son los momentos más adecuados para practicar la observación de aves, ya que ellas están más activas en búsqueda de alimento y /o refugio. Para disfrutar de este tipo de actividades en la naturaleza, hay diversas opciones como Delta Terra, una reserva natural privada que invita a pasar el día viviendo experiencias en contacto directo con la flora, la fauna y la cultura del lugar. Además de avistaje de aves se puede realizar senderismo y foto safaris.
Otra opción para conectarse con la esencia del Delta es Un Lugar en el Arroyo, donde se fusionan el remo y la gastronomía casera con la cálida atención de su propietaria, tercera generación de isleños.
Sentir la naturaleza y disfrutar de la buena gastronomía es también posible en lugares como Kanoo Delta, Atelier Chez Lis sie, Gato Blanco y la zona del Arroyo Pajarito o Tres Bocas, dos polos gastronómicos concurridos. Pero siempre Tigre cautiva con algo más: descubrir una pequeña porción de Alemania en una isla: Alpenhaus es ideal para disfrutar de la cocina centroeuropea.
Aromas y sabores
Tigre presenta diversas zonas gastronómicas situadas en espacios pintorescos, casi únicos por su cercanía al agua, a la naturaleza o por su cuidada puesta en escena. Se destacan:
Boulevard Saénz Peña (de aire bohemio y a pocos metros del Puerto de Frutos) combina el arte y el diseño en sus establecimientos pero también en sus platos. Bahía Grande de Nordelta, es un paseo junto al río muy chic y con una oferta gastronómica variada y de calidad, con una vista a la bahía que invita a vivir una experiencia culinaria placentera y relajante. Villa La Ñata y el Paseo Victorica son clásicos que tienen un encanto particular, en su variedad de opciones y en los distintos paisajes donde esta enclavados que los hacen muy recomendables a la hora de pensar donde cenar y compartir un buen momento en familia o con amigos.
Pero la oferta no se acaba aquí, el Paseo de los Antojos (en calle Liniers), el Polo Gastronómico Pacheco (Plaza Central de General Pacheco) y el nuevo corredor en la RUTA 202 - Don Torcuato con gran variedad de cervecerías artesanales y Torrepueblo (Benavídez) que recrea una villa Toscana, con espectáculos en vivo de entrada libre y gratuita todos los fines de semana y feriados, ofrecen una gran variedad de opciones y además nos permiten poder disfrutar todos los días de algo distinto y particular.
Por último y como es habitual, el Puerto de Frutos permanece abierto de lunes a lunes de 10 a 20 hs. Se trata del lugar más icónico de la ciudad, que mantiene su cultura de producción local en un espacio donde confluye un paseo de compras acompañado de gastronomía y excursiones fluviales.
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