26 de mayo 2014 - 00:00

Sorprendió Francisco: acercará a Israel y Palestina. ¿Mediación?

El papa Francisco ayer en Israel, con el presidente Shimón Peres y el premier Benjamín Netanyahu (arriba), y en  Belén, con el mandatario palestino Mahmud Abás. (derecha). “Vivir sin paz es un tormento”, dijo.
El papa Francisco ayer en Israel, con el presidente Shimón Peres y el premier Benjamín Netanyahu (arriba), y en Belén, con el mandatario palestino Mahmud Abás. (derecha). “Vivir sin paz es un tormento”, dijo.
Jerusalén - El papa Francisco invitó ayer en Israel a los presidentes del Estado judío, Shimón Peres, y de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, a rezar con él en el Vaticano, un relevante gesto en favor de la paz en Medio Oriente que fue interpretado por analistas como la sugerencia de una posible mediación. Lo hizo tras haber tocado con su propia mano en Belén el muro de separación entre Israel y Cisjordania, en uno de los momentos más emotivos de su visita a Tierra Santa.

"Ofrezco mi casa, en el Vaticano, para ese encuentro", repitió el argentino Francisco, en una iniciativa sin precedentes, al llegar a Israel, tercera etapa de su periplo de tres días, que ya lo llevó a Jordania y Belén, en la AP.

La inesperada propuesta fue comparada por observadores con la jornada masiva de ayuno y oración que promovió en septiembre último para pedir por la paz en Siria, en oposición a una intervención militar estadounidense que en ese momento parecía inminente.

La invitación fue aceptada inmediatamente por Abás, quien anunció que viajaría al Vaticano el 6 junio. También Peres lo hizo, y se especula con que el encuentro se produzca el mes que viene ya que su mandato culmina el príximo 27 de julio. "El presidente Peres siempre ha apoyado y apoyará todo intento por promocionar la paz", indicó un portavoz.

La oferta del Papa, que será sin duda la marca de su primera visita a Tierra Santa, tiene ribetes de tentativa de reactivación de las negociaciones entre israelíes y palestinos, en punto muerto desde el fracaso el mes pasado de una mediación estadounidense, que naufragó entre los anuncios israelíes de ampliación de sus colonias en Cisjordania y el rechazo palestino a reconocer el carácter judío de Israel.

"Llego con el corazón dolorido por el feroz atentado del sábado en Bruselas: un acto criminal de odio antisemita", dijo el Papa al condenar el tiroteo contra el Museo Judío de Bruselas, que causó la muerte de cuatro personas, entre ellas dos israelíes (ver pág. 23). "Que no haya lugar para el antisemitismo, en cualquiera de sus formas, ni para manifestaciones de hostilidad, discriminación o intolerancia hacia las personas o los pueblos", clamó el jefe de la Iglesia Católica en su primer discurso ante las autoridades israelíes, entre ellas el presidente Peres y el primer ministro Benjamín Netanyahu.

"Que 'la solución de los dos Estados' se convierta en una realidad y no se quede en un sueño", instó. "Construir la paz es difícil, pero vivir sin ella es un tormento", proclamó el Papa ante unas 10.000 personas que asistieron a la misa que ofició en Belén, donde según la tradición cristiana nació Jesús.

El Vaticano reconoce oficialmente desde 2012 el Estado palestino, al igual que la Argentina, la casi totalidad de América Latina y buena parte de la comunidad internacional.

El Papa hizo una parada imprevista ante el muro de separación entre Cisjordania e Israel, que el Estado hebreo considera indispensable para su seguridad pero que los palestinos denominan "muro del apartheid" y denuncian como un odiado símbolo de la ocupación.

Francisco bajó de su coche y rezó durante varios minutos en silencio, con el rostro conmovido, frente al muro, tocando sus alambradas, en un mensaje fuerte y simbólico como los que suele realizar desde que fue elegido en marzo de 2013 como pastor de los más de 1.200 millones de católicos del mundo.

Una pancarta resumía el llamamiento de los palestinos: "Papa, necesitamos hablar de justicia con alguien".

La construcción de la separación física -un muro en un tramo y una cerca en otro- empezó en 2002 y fue declarada ilegal por la Corte Internacional de Justicia (CIJ). Israel ya completó, pese a todo, el 62% del trayecto, de 712 kilómetros, que aísla algunas poblaciones palestinas y que según la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) privará a los palestinos de casi 6.300 hectáreas de su territorio. Sin embargo, el Estado judío asegura que le permitió reducir casi a cero las incursiones de terroristas y los atentados en su territorio.

"La incomprensión entre las partes produce divisiones, sufrimientos, éxodo en comunidades enteras", lamentó el Papa. "Que se redoblen pues los esfuerzos y las iniciativas para crear las condiciones de una paz estable, basada en la justicia, en el reconocimiento de los derechos de cada uno y en la recíproca seguridad", pidió Francisco.

Antes de partir a Israel, Francisco estuvo en un campo de refugiados palestinos de Deheisheh al cierre de su visita a Cisjordania, en el que escuchó a los jóvenes residentes que tocaron música en su honor y le relataron cómo es su vida allí.

"No dejen que el pasado detenga su futuro. La violencia no es el camino", les dijo a los jóvenes del campo, ubicado en las afueras de Belén.

Los llamamientos a la paz en Medio Oriente fueron una constante de todas las etapas de la peregrinación de dos días a Tierra Santa.

En Amán (Jordania) abogó el sábado por negociaciones para poner fin a la guerra civil en Siria y por dar respuesta a los dramas de los refugiados de ese conflicto. Y en Belén, el pontífice escuchó las quejas de niños palestinos, a los que invitó a no dejarse vencer por la violencia (ver pág. 32). "La violencia no se vence con la violencia, se vence con la paz", les dijo en español.

En la iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén se reunió con el patriarca de Constantinopla, Bartolomeo I, jefe espiritual de los ortodoxos, para conmemorar el histórico encuentro hace 50 años entre Pablo VI y el patriarca Atenágoras, el 5 de enero de 1964.

Ambos firmaron una declaración conjunta por la unidad de las dos iglesias, casi diez siglos después del cisma entre los cristianos de Oriente y Occidente.

La Liga Árabe elogió ayer las declaraciones del pontífice. El ayudante del secretario general de este organismo para los Asuntos de Palestina, Mohamed Subaih, elogió también el papel de la Santa Sede en la defensa de los cristianos en el mundo, incluidos los territorios palestinos.

Agencias AFP, Reuters, DPA, ANSA y EFE, y Ámbito Financiero

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