7 de mayo 2010 - 00:00

Tiempo de las ballenas

Gigantes de 15 metros de largo y 50 toneladas se pasean mansamente frente a turistas embarcados. El espectáculo ya comenzó y tendrá a estos protagonistas hasta fines de diciembre. Fotos: gentileza Ángel Vélez.
Gigantes de 15 metros de largo y 50 toneladas se pasean mansamente frente a turistas embarcados. El espectáculo ya comenzó y tendrá a estos protagonistas hasta fines de diciembre. Fotos: gentileza Ángel Vélez.
El primer ejemplar llegó a mediados del mes pasado, y poco a poco comenzó a poblarse de ballenas la costa del Golfo Nuevo, frente a Puerto Madryn y la Península Valdés. Se trata de un suceso de trascendencia mundial: de abril a diciembre cerca de mil ballenas francas australes se acercan a estas aguas del mar Argentino para amamantar a sus crías y procrear, interactuando mansamente con las embarcaciones cargadas de turistas.

El fenómeno casi no tiene equivalente en el mundo. Estos colosos de más de 15 metros y 50 toneladas montan todo un espectáculo en la superficie marina: lucen sus famosas colas suspendidas en el aire y agitan estruendosamente el agua con sus aletas o el cuerpo entero; en plano más íntimo, también dejan oír su acompasada respiración y sus agudos sonidos cifrados o muestran al público una conmovedora relación entre madres y ballenatos. Las transparentes y bajas aguas también son sitio para la cópula.

Desde la costa misma se puede observar a los cetáceos, y la playa El Doradillo, a 15 kilómetros de Puerto Madryn, es un lugar privilegiado. Claro que la experiencia no es completa si no incluye una excursión embarcada.

A 100 kilómetros de Puerto Madryn, Puerto Pirámides, el principal poblado de la Península Valdés -declarada Patrimonio Natural de la Humanidad por la UNESCO-, es el lugar perfecto para realizar estos avistajes desde el agua. Son unas seis las empresas que realizan varias salidas diarias y el paseo estándar dura aproximadamente una hora y media.

Contacto visual

«Está garantizado que a menos de 2 minutos de salir de la costa habrá contacto con el primer ejemplar»,
alardea Ricardo Orri, alias Capitán Pinino, prestador del servicio desde hace 30 años. Explica además que el tamaño de la embarcación no hace la diferencia en la excursión -hay desde pequeños botes semirrígidos hasta catamaranes-, sino la hora en que se toma o la privacidad de los grupos.

«Aquellos que ya han estado aquí, o simplemente son más sensibles, se embarcan en la puesta de sol», señala respecto de un paseo que suele extenderse cerca de tres horas y da chance de sacar las mejores fotos. También hay opciones para grupos cerrados, con elección de la embarcación, el tiempo y la hora, libertades que suelen duplicar el costo.

La combinación más buscada por el turismo es la de ballenas con pingüinos, que recién puede darse a partir de setiembre, cuando comienza la temporada de estas aves acuáticas en la costa patagónica.

Punta Tombo, 180 kilómetros al sur de Puerto Madryn, es la principal colonia de pingüinos de Magallanes, con aproximadamente un millón de especímenes.

Bautismos submarinos y excursiones en camionetas todoterreno son otras de las actividades que suelen estar asociadas con el avistaje de cetáceos.

Pablo Domini

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