21 de diciembre 2010 - 00:00

Una apuesta por la calidad

El Chevrolet Cruze se suma a un segmento muy competitivo, pero lo hace con buenos atributos. Calidad, prestaciones y equipamiento se destacan en esta apuesta fuerte de General Motors.

Una apuesta por la calidad
En el resurgimiento de General Motors, la empresa estadounidense tiene al Chevrolet Cruze como una de sus apuestas fuertes. Se trata del primer vehículo global de la marca que llega a la Argentina. Sus antecedentes son importantes. Su desarrollo fue realizado de manera conjunta por los centros de diseño de Alemania, Estados Unidos, Australia y Corea del Sur. Precisamente en este país es donde se produce y garantiza para la compañía un alto nivel de calidad. Esto está demostrado por el éxito de ventas que ya registra en más de 60 países.

Se trata de una sedán que llega para sumarse a un segmento muy competitivo que domina el Volkswagen Vento y donde se incorporan ahora dos opciones de producción nacional, como el Renault Fluence y el Peugeot 408.

La primera impresión que ofrece el Cruze es la de un sedán con líneas elegantes y con un aire deportivo. La misma sensación se repite en el interior, donde el nivel de calidad se percibe en casi todos sus elementos. Un ambiente espacioso y asientos confortables distinguen al vehículo.

La unidad probada es la de motor naftero de 1.8 cc LTZ, que es la de mayor nivel de equipamiento. Existe una versión LT que no cuenta, por ejemplo, con airbag de cortina, control de tracción y estabilidad, sensores de estacionamiento y de lluvia y asistencia de frenado de urgencia, entre otros ítems, como posee la LTZ. El año próximo llegara una versión diesel 2.0 cc.

Cuenta con regulación de la columna de dirección en altura y profundidad, lo que permite encontrar una buena posición de manejo. La visibilidad por la luneta trasera no es la mejor debido a la línea descendente del techo, que lo realza externamente a costa de su interior.

En bajas revoluciones ofrece un confort de marcha agradable sin vibraciones ni ruidos molestos aunque se siente cierta pereza para quebrar la inercia. La caja de cambio, manual de cinco marchas, es ágil y de recorridos cortos.

Pero su mejor performance la alcanza al salir a la ruta, donde se muestra estable a mayores velocidades y se siente seguro en las curvas con una dirección que da respuestas precisas al conductor con un volante con buen grip. El despeje del suelo es óptimo, lo que posibilita un andar confortable apoyado por una suspensión que neutraliza las distintas situaciones que presentan las calles porteñas. En resumen, un cóctel de calidad, diseño y prestaciones que pisará fuerte en el mercado argentino.

A FAVOR

Diseño elegante.

Calidad de materiales.

Confort de marcha.



EN CONTRA

Visión por luneta trasera.

Motor perezoso a baja

velocidad.

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