- ámbito
- Edición Impresa
Vigía de historias
Ya lo hizo hace un mes y ahora se está lanzando a la segunda. Quiere también llegar hasta el Glaciar de los Polacos y la Pared Sur, las más técnicas y las más improbables de utilizar, destinadas sólo a aguerridos que rubrican antes de partir una constancia de que los rescatistas no podrán ir a buscarlos en caso de accidente.
Será un testigo de esa travesía. No es un trabajo fácil, cargar con su propio cuerpo y con los equipos necesarios para hacer un buen trabajo. En la solidaridad de la montaña hay mucha gente que lo ayuda, como Fernando Grajales, cuya empresa, fundada por su padre en 1976, es otra de las de mayor envergadura.
Su novia, Natalia, quiere acompañarlo. Una vez lo intentó, pero una tormenta le cerró el paso hasta la cumbre. Ella, periodista, se ha convertido en estos días en un referente sobre este tema, consultada incluso desde Buenos Aires. «No sé por qué, pero allí se acumulan más historias de hombres que de mujeres», asegura. Y buscando datos surge la primera mujer en ascender, la francesa Adriana Barce de Link, o la primera argentina, Nelly Moller, quien lo hizo dos veces, en 1952 y 1955. Pablo acumula otras tantas anécdotas relacionadas con el lugar, desde el arriero que se casó con una turista británica, hasta un desafiante montañista que se arrojó a bajar de la cima esquiando con un parapente y hoy su video está en Youtube. Cada año hay un show de anécdotas», asegura también Grech, quien dice ser el dueño del récord de la expedición más joven: cuando tenía 16 años llegó a la cumbre con otro amigo de la misma edad.
Dejá tu comentario