17 de septiembre 2019 - 00:01

EEUU amenaza a Irán por el golpe al sector petrolero de Arabia Saudita copy

Culpa a ese país del ataque reivindicado por rebeldes chiitas de Yemen. Trump, el Pentágono y la OTAN lanzaron duras advertencias. El reino wahabita, aliado de Washington, dijo tener pruebas contra la República Islámica.

Blancos. Imágenes satelitales muestran las instalaciones petroleras sauditas atacadas, cuáles fueron impactadas y los daños resultantes.
Blancos. Imágenes satelitales muestran las instalaciones petroleras sauditas atacadas, cuáles fueron impactadas y los daños resultantes.
Reuters

Washington y Riad - Estados Unidos dio inquietantes indicios de que podría atacar militarmente Irán por considerarlo responsable del bombardeo del sábado a instalaciones petroleras clave de Arabia Saudita, hecho reinvindicado por los rebeldes hutíes de Yemen, chiitas respaldados por la República Islámica, y que provocó el mayor aumento de la cotización del crudo desde 1991.

El presidente, Donald Trump, denunció en Twitter la “gran mentira” de Irán. “Ahora dicen que no tuvieron nada que ver con el ataque contra Arabia Saudita. Ya veremos”, sentenció. Asimismo, advirtió que su país está “cargado y listo”.

“El suministro de petróleo de Arabia Saudita fue atacado. Hay razones para pensar que sabemos quién es el culpable. Estamos cargados y listos, pendientes de verificación, pero estamos esperando a escuchar del reino (saudita) sobre quién creen que fue el causante de este ataque, ¡y bajo qué términos procederíamos!”, manifestó también en la red social.

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Esta fue la respuesta más dura de Trump a lo ocurrido el sábado en Arabia Saudita, donde dos refinerías de la petrolera estatal Aramco, la mayor del mundo, fueron atacadas con diez drones o misiles, causando una reducción de cerca del 50% de su producción (un 6% de la oferta global) y profunda preocupación mundial.

Más tarde, Trump insistió en que “parece” que Irán es responsable de los ataques. “Ciertamente parece así en este momento. Es lo que parece”, dijo, a la vez que indicó que preferiría “evitar” una guerra con ese país. Pese a esa última definición, la tensión fue en aumento.

El mandatario republicano retiró a Estados Unidos del acuerdo nuclear alcanzado en 2015 entre Irán y seis grandes potencias (además de la mencionada, Rusia, China, Reino Unido, Francia y Alemania) para limitar el plan nuclear persa. A raíz de eso restableció las sanciones contra Teherán, que incluyen un duro embargo petrolero.

En tanto, el secretario estadounidense de Defensa, Mark Esper, dijo tras una reunión en la Casa Blanca que “los militares de Estados Unidos, junto a nuestro equipo interinstitucional, están trabajando con nuestros socios para hacer frente a este ataque sin precedentes y para impedir que el orden internacional, basado en un sistema reglas, sea debilitado por Irán”.

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En línea con la Casa Blanca, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, denunció que “Irán apoya a diferentes grupos terroristas y es responsable de la desestabilización de toda la región”.

A la vez que se declaró “muy preocupado por el riesgo de escalada”, llamó a “todas las partes a impedir estos ataques, ya que podrían tener consecuencias negativas para toda la región”.

Si Trump esperaba que el reino wahabita señalara un culpable, este lo hizo.

“La investigación sigue y todas las indicaciones muestran que las armas utilizadas provienen de Irán”, declaró a la prensa en Riad el portavoz de la coalición militar regional, que interviene en el conflicto de Yemen, el coronel saudita Turki al Maliki.

La ofensiva fue reivindicada por los rebeldes hutíes chiitas de Yemen, un país en guerra en el que Riad interviene al frente de una coalición militar desde 2015 para apoyar al gobierno y frenar a la rebelión apoyada por Irán.

Aunque no presentó pruebas, el coronel Al Maliki señaló que “los ataques no fueron lanzados desde territorio yemení, como reivindicaron los hutíes”, a los que calificó de “instrumento en manos de los Guardianes de la Revolución y del régimen terrorista iraní”.

Los rebeldes hutíes continúan atribuyéndose la autoría de los ataques, y este lunes amenazaron incluso con lanzar otros contra objetivos en Arabia Saudita, un país vecino de Yemen que la rebelión yemenita ha atacado en varias ocasiones desde 2015.

“Tenemos el brazo largo y éste puede alcanzar cualquier lugar en cualquier momento”, advirtió el portavoz militar del grupúsculo, Yahiya Saree, dirigiéndose al “régimen saudita”.

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Las columnas de humo producidas por los incendios tras los ataques.

La infraestructura energética saudita ya fue atacada por los hutíes, sobre todo en mayo y en agosto. Pero los ataques del sábado contra la fábrica de Abqaiq y el yacimiento de Jurais, en el este de Arabia Saudita, fueron de otra envergadura: conllevaron una caída de la mitad de la producción saudita, a la altura de 5,7 millones de barriles diarios, es decir, cerca del 6% del abastecimiento mundial.

En tanto, el emisario de la ONU para Yemen, Martin Griffiths, aseguró en el Consejo de Seguridad que no sabía quién está detrás de los ataques del sábado. “Este tipo de acciones pone a Yemen en riesgo de un conflicto regional”, advirtió al referirse a una “escalada militar preocupante”.

Durante la discusión, varios países como Reino Unido, Francia, Kuwait y Rusia condenaron los ataques pero sin identificar a un responsable. La nueva embajadora estadounidense en la ONU, Kelly Craft, repitió por su parte la posición del departamento de Estado según la cual Irán es responsable.

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