10 de noviembre 2016 - 23:44

El acuerdo AFIP- IRS, la primera víctima local del triunfo de Trump

• SE COMPLICA EL ACCESO A LA INFORMACIÓN DE BIENES DE ARGENTINOS EN EE.UU.
Para que avance lo debe aceptar ahora el próximo presidente. Y luego ser aprobado por el Congreso de EE.UU. Argentina quería que estuviera vigente en el segundo semestre de 2017.

Alfonso Prat Gay
Alfonso Prat Gay
La victoria de Donald Trump tendrá para la Argentina una primera consecuencia directa: el acuerdo bilateral que el país estaba negociando con los Estados Unidos para intercambio de información fiscal se frenaría hasta la asunción de las próximas autoridades. Y su destino es hoy incierto. Dependerá de la nueva política económica exterior que Trump diseñe para América Latina en general y la Argentina en particular. Y eventualmente de la voluntad que el Gobierno de Mauricio Macri tenga para ofrecer algo a cambio a las nuevas autoridades.

La Argentina había comenzado a negociar directamente con la administración de Barack Obama desde junio de este año, la posibilidad de firmar un acuerdo bilateral con EE.UU., para que la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) pueda intercambiar los datos de contribuyentes que estén radicados en ambas administración, y cuya información sobre la actividad en Norteamérica esté registrada por la Internal Revenue Service (IRS); el organismo recaudador en Estados Unidos. Se consideraba desde el Gobierno local a este acuerdo fundamental para parte del éxito del blanqueo, ya que le hubiera permitido al organismo que maneja Alberto Abad acceder sin necesidad de la intervención de un juez, al listado de bienes físicos (dinero, bonos, plazos fijos) o registrables (departamentos, casas, oficinas, vehículos, embarcaciones, aeronaves) de los argentinos residentes o no en ese país. Más en la tercera etapa del llamado al sinceramiento fiscal comenzada el 1 de noviembre, donde se deben sumar los blanqueadores que posean bienes registrables no anotados en las declaraciones juradas presentadas ante la AFIP.

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Argentina había aprovechado la buena sintonía entre los presidentes Mauricio Macri y Barack Obama, y avanzado en el pedido de un acuerdo de "doble imposición e intercambio informativo" con Estados Unidos, para que pueda aplicarse una vez vencido el blanqueo de capitales.

El propio ministro de Hacienda Alfonso Prat Gay lo habló con el secretario del Tesoro norteamericano, Jack Lew, el 6 de octubre pasado, cuando el funcionario del Gobierno de Barack Obama visitó Buenos Aires. Allí Lew le dio la promesa al ministro de Hacienda que, al llegar a Washington, se acelerarían las negociaciones. El tema volvió a ser tratado el 3 de octubre en Washington por Lew y el secretario de Finanzas argentino Luis Caputo, mientras el argentino participaba de la cumbre del FMI en la capital de EE.UU. En ambos encuentros los funcionarios fueron sinceros con los enviados locales. Para que el acuerdo se concretara, Argentina debía descartar que el Ejecutivo norteamericano tendría muy buena voluntad; pero se necesitaba un paso fundamental: que el Congreso de EE.UU. lo aprobara. Para esto se debía esperar a los resultados de las elecciones de ayer, y a que sucediera lo que parecía inevitable: la victoria de Hillary Clinton sobre Trump. Incluso se mencionaba que Lew podría continuar con altas funciones ejecutivas, lo que facilitaría el envío del proyecto al Congreso y su aprobación y reglamentación posterior. La realidad fue otra, y no sólo el republicano se convirtió anoche en el presidente electo; sino que además su partido dominará ambas cámaras.

Lew había asegurado durante su paso por Buenos Aires que para el Gobierno de Obama el acuerdo era prioridad, pero mencionó que al tratarse de impuestos federales debía intervenir el Congreso. Y que además, una vez aprobada la norma, habría que realizar negociaciones bilaterales con algunos estados norteamericanos con sistemas impositivos particulares como Nevada, Delaware o Alaska.

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