7 de enero 2019 - 00:05

El "desempleo de recursos" es el peor de los desempleos

Ministerio de Hacienda.
Ministerio de Hacienda.
Agencia Noticias Argentinas

En general cuando finaliza un año y comienza otro es época de balances, planificación y propuestas pero en Argentina siempre es mejor arrancar con olvido, improvisación y promesas aún más en año eleccionario.

El año 2018 cerrará con una caída estimada del PBI del 2,4%, la inflación un poco más de 47% y el tipo de cambio en $ 38,60. Para ver lo que nos pasa a los argentinos, a comienzos del año que se fue la inflación iba a ser del 15%, el PBI iba a crecer 2,5% y el tipo de cambio promedio estaría en casi $ 20. Sin embargo, no solo “pasaron cosas” sino las “cosas que pasaron”, en términos criollos “los platos rotos”, los va a terminar pagando el sector privado.

De acuerdo al IARAF (Instituto de Argentino de Análisis Fiscal) el 60% del ajuste de 2019 lo va a pagar el sector privado. Si cruzamos otra fuente de análisis, la consultora Ledesma indica que la presión fiscal este año que comienza será de 26,2% del PBI. Es decir, 1,3% más que en 2018 y 2,2% más que en 2016 y 2017. Nuevo récord para los argentinos. La presión tributaria del actual Gobierno supera incluso a la anterior performance en nuestra historia del de Cristina de Kirchner que había sido del 25,8% en 2015.

Si la búsqueda era reducir la participación del Estado en la creación de empleo y provisión de ingresos a los argentinos, no solo no se logró sino que el resultado fue peor aún también. En 2002 unas 7,6 millones de personas percibían algún ingreso por parte del Estado. En 2015 se logró otro record histórico con el gobierno de Cristina de Kirchner con 17 millones y la gestión Cambiemos superó a la anterior y a la propia incrementandolo en 19 millones de personas. El Estado no tiene ingresos más que con la recaudación de impuestos o la artificiosa generación de los mismos vía emisión monetaria que termino en inflación sostenida en toda el período presidencial de los Kirchner o en devaluación con la más alta inflación desde el año 1991 en la gestión Macri cuando la presión sobre el tipo de cambio encontró al vencimiento de las letras del Banco Central (las Lebac que se fueron en 2018) el mejor caldo de cultivo.

En este contexto hay un nuevo “desempleo” conceptual y técnico en Argentina. El “Desempleo” de recursos. Los últimos datos del Indec muestran que la construcción cayó 15,9% en noviembre de 2018 y la industria 13,3%, siendo su capacidad instalada del 64,8 % a octubre de 2018. En la medida que aumenta la presión tributaria se incrementa el desinterés por la inversión. Si aumenta la inflación, las empresas sufren el agobio de pagar nuevamente el “impuesto inflacionario” ya que lleva a los contribuyentes a avanzar en la escala progresiva de impuesto a las ganancias pagando más impuestos no creados por ley sino por falencias de la política económica en contexto de caída de la economía.

En Argentina hace mucho tiempo que nos preocupamos por el desempleo en el campo de trabajo pero no nos ocupamos de como emplear los recursos del sector privado para generar más empleo en las personas y de calidad, sustituyendo los ingresos que paga el Estado con el mismo volumen de producción privada pero con impuestos crecientes. El PBI cae y los impuestos crecen. Es decir: en volumen el país produce menos y los empresarios pagan más impuestos con menor producido para sostener al sector público.

Proyectar 2019 en año eleccionario y con la volatilidad argentina no es tarea sencilla. ¿Cuál será la inflación a fin de año? ¿qué tasa interés ofrecerá el mercado para financiar al sector privado? ¿los consumidores seguirán en plan de austeridad total o se volcarán hacia otros canales alternativos de compras? ¿cuál será el piso de la negociación paritaria y cuál será el techo a fin de año? El “desempleo de recursos” en el sector privado tiene un nombre y apellido bajo la misma denominación: incertidumbre.

Aún no se entiende como puede ser que solo el 7% de los emprendedores en Argentina sobrevive al año de vida y el Estado esquilma al único agente económico que puede generar riqueza y trabajo en volumen a futuro con régimen simplificado extensivo y SAS o SRL con grados impositivos que nos vayan a más del 15% de lo facturado con hasta por lo menos $ 20 millones anuales de tope. Incluso la carga impositiva laboral debería ser la más baja del mercado ya que generan un beneficio social por que incorporan al privado y restan presión sobre la carga del sector público de contención social permanente.

El desempleo de recursos es el peor de los desempleos. Las máquinas quedan paradas, los costos unitarios de producción se incrementan y el empleo se reciente. Las empresas deben adaptarse a la nueva situación de contracción monetaria por que no quedaba otra. Sin embargo el camino encuentra antes y ahora al sector privado haciéndose cargo del asunto con más impuestos que constriñe el uso efectivo y productivo de sus propios recursos.

Dejá tu comentario

Te puede interesar