Para poner las cosas de manera sencilla: en lo mejor de la rueda (quince minutos despuésde la apertura) el Promedio Industrial alcazaba a ganar 0,35%; en lo peor (justo a mediodía) perdía 0,44%, y cuando chillaba el aviso del cierre se estacionaba en 12.416,6 puntos perdiendo 0,06%.
El contenido al que quiere acceder es exclusivo para suscriptores.
Con nada más que estos números ya podemos tener idea que la de ayer fue una rueda mayoritariamente negativa y sin demasiado entusiasmo en el frente de las blue chips (si bien el NASDAQ cerró ganando 0,23 por ciento, la verdad es que -salvo Apple que trepó 8,3% después de anunciar su no tan secreta combinación de teléfono y reproductor multimediatampoco hubo aquí mucha emoción), lo que dio como resultado que en las cinco primeras ruedas del año el Dow pierda 45 puntos.
No es que esto sea importante más allá de lo anecdótico, pero según esa mezcla de tradición y superstición que suele obsesionar a los analistas bursátiles, ello preanunciaría una chance de tan sólo 49 por ciento para que el año termine ganador. Y ya que hablamos de los analistas (nos referimos a los más importantes) es bueno recordar que los cuatro papeles que sesudamente más desaconsejaron a comienzos de 2006 obtuvieron un rendimiento de 21%, mientras que los cuatro más alabados apenas si variaron su precio en 2,4% (el S&P 500 ganó 16 por ciento).
Vaya pues el habitual aplauso que para ellos emitimos a comienzos de cada año. Pero volvamos a lo nuestro. Algunos achacaron el entusiasmo inicial de la rueda al nuevo arranque bajista del petróleo y en menor medida al esperado balance de Alcoa.
Cuando el mercado comenzó a caer, se argumentó que la baja del crudo -y otros commodities- era excesiva (tocó u$s 54,25 por barril, aunque la noche anterior rozó 53,88 por barril), de manera que cuando el crudo empezó a ganar terreno (cerró en u$s 55,8) se lo pudo usar otra vez como excusa para justificar la suba de las acciones. En definitiva, una rueda normal.
Dejá tu comentario