El grupo del 3%: qué piensa un científico "escéptico" del cambio climático

Profesor durante tres décadas en el MIT, Richard Lindzen desafía al amplio consenso de la comunidad científica y afirma que no está demostrada la incidencia de la actividad humana en el incremento del dióxido de carbono en la atmósfera.

Richard Lindzen.
Richard Lindzen.

Durante tres décadas y hasta su jubilación, seis años atrás, Richard Lindzen fue profesor de Meteorología en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (conocido popularmente como MIT). Por entonces, el cambio climático ya estaba en el centro de la escena científica, a medida que los informes demostraban la incidencia de la actividad humana en el incremento del dióxido de carbono en la atmósfera. Pero el amplio consenso no fue total y Lindzen se unió al pequeño grupo que comenzó según sus palabras, a ir contra “el 97 por ciento” de los investigadores, y que son conocidos como los “escépticos” del calentamiento global. Aunque también descree de ese mote.

“No conozco a nadie que sea escéptico sobre el cambio climático. El clima ha estado cambiando por más de 4 mil millones de años. Simplemente, lo que hay que preguntarse es si hay algo inusual en las variaciones climáticas actuales y si el hombre está contribuyendo peligrosamente a ese cambio”, explicó en diálogo con ambito.com.

Su respuesta: “Está claro que los cambios actuales están dentro del rango de variabilidad normal, y que las contribuciones del hombre son demasiado pequeñas para ser peligrosas. De hecho, el único cambio que puede atribuirse claramente al aumento de CO2 es el marcado aumento de la productividad agrícola”.

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El 2018 fue el cuarto año más cálido.

¿Cómo puede un miembro de la Academia de Ciencias de EEUU oponerse a lo que evidencian miles de sus colegas en todo el mundo?

Algunos lo vinculan con intereses ligados al poderoso lobby de la industria petrolera. Lindzen sostiene que “la afirmación de que el hombre puede causar cambios peligrosos y el intento de demonizar el CO2 comenzó en la década de 1970 por razones puramente políticas” que, según argumentó, “sirven para controlar el sector energético”.

Para otros es un provocador que dispara con afirmaciones temerarias, como que “los registros solo muestran un pequeño calentamiento en los últimos 150 años desde lo que se conoce como la Pequeña Edad de Hielo. No hay duda de que no hay una tendencia significativa de calentamiento en los últimos 20 años”. Algo que fue profusamente refutado por las estadísticas.

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El gráfico que muestra el ascenso del CO2 en la atmósfera.
El gráfico que muestra el ascenso del CO2 en la atmósfera.

En uno de sus últimos eventos públicos, la lectura anual que organizó en 2018 la controvertida Global Warming Policy Foundation, Lindzen volvió a referirse a “las narraciones falsas simplificadas” que intentan “reducir al clima y su complejo sistema multifactor a una sola variable: la de la temperatura promedio global y el dióxido de carbono”. Dijo que “es un razonamiento que limita con el pensamiento mágico” y vaticinó: “Lo que vamos a dejar a nuestros nietos es un paisaje degradado por la oxidación de parques eólicos y la descomposición de paneles solares”.

En diálogo con este medio, fue más allá y criticó que los gobiernos tengan “el monopolio del apoyo a la investigación” porque “el enorme aumento de la financiación climática creó una nueva comunidad que se da cuenta de que su financiamiento depende del apoyo a una posición política”.

“La posibilidad de que se destinen miles de millones de dólares a las energías renovables atrae inevitablemente a personas que quieren una parte de esos miles de millones”, deslizó.

  • Tiempos escépticos

Estos días son particularmente favorables para el 3% de los científicos “escépticos” en EEUU, con un gobierno que se mostró decididamente a favor de la economía basada en combustibles fósiles como el carbón y el petróleo y que tomó la decisión de retirarse del Acuerdo Climático de París. El mismo Donald Trump se limitó a decir que “no cree” el informe “The National Climate Assessment”, producido por 13 agencias federales, que señaló al calentamiento global como una de las grandes razones que hizo empeorar los desastres naturales en ese país.

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Trump basó parte de la campaña en su apoyo al carbón.
Trump basó parte de la campaña en su apoyo al carbón.

Una vez más, en esa retórica, el cambio climático aparece como un elemento desestabilizador proyectado por una conspiración de los rivales comerciales. Lindzen afirmó que “sin dudas” los países que recorten sus emisiones verán afectados su desarrollo económico y que “el considerable aumento del costo de la electricidad evitará su suministro a precio accesible a los miles de millones de personas que actualmente no lo tienen”.

“Es por eso”, entiende, que “India y China no tienen ningún interés en absoluto en reducir las emisiones, aunque están perfectamente felices si Europa y Estados Unidos eligen seguir esas políticas tan desventajosas”.

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