27 de marzo 2018 - 22:13

El importante desafío de crecer dos años seguidos

El importante desafío de crecer dos años seguidos
La ciencia económica ha estudiado en diversas oportunidades, y a lo largo de su propia gestación, que no todos los procesos funcionan de la misma forma en sociedades diferentes, así como tampoco en tiempos históricos diferentes. Durante los últimos años, particularmente desde 2011, la dinámica del crecimiento en la Argentina se dio en forma de "serrucho". En los años electorales se lograba alcanzar una expansión respecto del año previo, mientras que al año siguiente la economía volvía a decrecer, dinámica que se sostuvo durante 5 años en la cual la economía en términos netos exhibió un crecimiento nulo.

Haciendo un breve repaso por los resultados del pasado, tras la brusca caída del año 2002, producto de malos manejos macroeconómicos, la brecha entre el PBI real y el PBI potencial fue una de las mayores de la historia. Es decir, muchos recursos (mano de obra y capital), quedaron fuera de uso y la recuperación de ese producto bruto, fomentado por políticas fiscales y monetarias pro-cíclicas, generaron que esa brecha se achicara año a año, producto de los datos positivos de crecimiento económico. Sin embargo, el principal desafío se encontró en los últimos años, cuando el modelo económico encontró un límite al impulsar la actividad económica basándose en el fomento artificial de la demanda (vía consumo y el aumento del gasto público). Esto, sumado a la caída en los términos de intercambio, llevó a que la economía creciera en un solo componente de la ecuación y no pudiese generar las condiciones necesarias para aumentar la capacidad productiva.

Uno de los principales logros que podría conquistar el actual Gobierno es el de lograr dos años consecutivos de crecimiento económico. Durante 2017, el crecimiento de la economía fue del 2,9%, y encontró sustento en la inversión que creció a un ritmo del 11% anual, muy por encima del nivel de crecimiento del consumo, que avanzó en torno del 3% entre el público y privado, al ritmo del crecimiento de la economía en su conjunto. Sin embargo, el consumo representa la mayor parte de la demanda global (83% a fines de 2017), lo que explica el leve crecimiento del PBI a pesar que la formación bruta de capital fijo (inversión) muestre aumentos de dos dígitos, mostrando por qué el crecimiento de la economía resulta "invisible" para los agentes de la economía.

Está claro que fomentar el componente de inversión dentro del PBI es condición necesaria para que el nivel de expansión que pueda alcanzar cualquier economía sea superior. Sin embargo no es condición suficiente para mostrar grandes resultados en las tasas de expansión, ni ofrecer la "sensación" de reactivación en la economía cotidiana. Además, el poner un freno en el avance del consumo resulta también una política antiinflacionaria, que es una de las principales batallas que el Gobierno quiere dar.

Es por eso que el actual plan del oficialismo tiene una lógica fundamentada en otra "pata" del PBI (la de inversión), pero muestra escasos avances en el principal componente del PBI. Esto ofrece perspectivas de crecimiento para este año más saludables, pero que irán a un ritmo más lento de lo esperado.

La base de crecimiento, según el arrastre estadístico del año previo, se encuentra en torno del 1,3%. El salario real mostrará un crecimiento exiguo, con paritarias que en promedio han finalizado en torno del 15% sujetas a una cláusula de revisión y una inflación que interanual se encuentra en el orden del 19,9% hacia diciembre, según el REM. Cabe aclarar que las paritarias comienzan a cerrarse en marzo o abril y se ejecutan en más de un período, mientras que la medición del REM es interanual a partir de diciembre. A su vez, la expectativa de crecimiento de la inversión marcará nuevamente un crecimiento de dos dígitos y probablemente supere el ritmo de crecimiento evidenciado durante 2017. Desde el frente externo se estima que el déficit comercial supere el nivel alcanzado en el año previo, rondando cerca de los u$s11.000 o u$s12.000 millones, afectado a su vez por la crisis de la sequía que acecha a la Argentina. A partir de estas premisas, el crecimiento de la economía se situaría por debajo del 3,5% estimado por presupuesto, en el rango de 2,3% y 2,5% según estimaciones privadas.

En síntesis: el camino de recuperación resulta más propicio para poder expandir el producto real de la economía. Durante 2017 el EMAE marcó un avance del 2,8% (sin corrección) y un crecimiento de 14 de los 16 sectores relevados respecto de 2016. A su vez marcó un aumento del 0,5% en relación con los números de actividad observados en 2015, y un crecimiento en 11 sectores, quedando aún solo 5 sectores por debajo tras la pérdida de 2016. Es por eso que 2018 encontrará un desafío en lograr mayor difusión y un crecimiento homogéneo de todos sus sectores, tal como lo hizo en el año previo, evitando así que la expansión sea heterogénea e imperceptible para determinados segmentos de la sociedad.

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