24 de abril 2019 - 00:01

Empresa argentina exportará residuos de plaquetas a Bélgica

Se trata de Grupo Pelco. Claudia Kalinec, su directora, señaló a este medio que el envío será "por más de 12 toneladas". "Tenemos expectativas de que el mercado crezca. Hay que buscar un sistema sustentable", agregó. Asimismo, pidió una normativa para poder realizar el tratamiento de "minería urbana" en el país.

La minería urbana, como se denomina al proceso de reciclaje, implica la separación por un  lado de las Operaciones de Metales Preciosos (OMP) y por el otro las Operaciones de Metales Base (OMB). 
La "minería urbana", como se denomina al proceso de reciclaje, implica la separación por un  lado de las Operaciones de Metales Preciosos (OMP) y por el otro las Operaciones de Metales Base (OMB). 

El Grupo Pelco anunció que llevará a cabo su segunda exportación de residuos de plaquetas obtenidas de aparatos eléctricos y electrónicos. Será por más de 12 toneladas que este viernes tendrán como destino final Bélgica, donde serán sometidas a un proceso de reciclaje. Es la tercera vez en la historia del país que se realiza una operación de este tipo.

La empresa fundada en 1993 con base en Tigre, cuenta con tres plantas en todo el país destinadas a la gestión de poco más de 80 mil toneladas de residuos industriales. En dos de dichas fábricas llevan a cabo la separación de los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEES).

Claudia Kalinec, directora del grupo, explicó a ámbito.com el proceso que llevan a cabo. “Las plaquetas que se encuentran dentro de los aparatos electrónicos como heladeras, lavarropas, celulares cuentan con metales preciosos. Nosotros nos dedicamos a la gestión de dichos residuos especiales que al tener metales especiales son considerados residuos peligrosos”, señaló.

“Actualmente tenemos dos plantas habilitadas para residuos peligrosos. Una en la localidad bonaerense de Tigre y la otra en Puerto San Martin, provincia de Santa Fe. Allí lo que hacemos con los RAEES es recibirlos y separarlos. Luego se abren y se clasifican los componentes como las carcasas, los metales, los plásticos y el vidrio, mientras que las plaquetas se colocan aparte y se acopian para exportar”, profundizó.

La “minería urbana”, como se denomina al proceso de reciclaje, implica la separación por un lado de las Operaciones de Metales Preciosos (OMP) y por el otro las Operaciones de Metales Base (OMB). Esto, indicó Kalinec, tiene un doble impacto positivo: “Por un lado recuperás un residuo de un aparato en desuso y por otro esa recuperación de metales no requiere de la extracción tradicional, por lo cual se reduce el impacto ambiental”.

La segunda exportación que llevará a cabo la empresa - la tercera del país - será de entre 12 y 15 toneladas, con destino a la firma belga Umicore, que abonará aproximadamente u$s 10 mil por cada tonelada. Para su traslado en barco, las plaquetas son almacenadas en “Big-Bags”, bajo habilitación de Prefectura.

“La extracción de los metales, que es la parte más valiosa del recupero, no se hace en el país porque no está regulado el tratamiento”, explicó Kalinec ya que “se requiere de una norma para que estos residuos sean dispuestos en forma separada”. Actualmente, son pocas las empresas que gestionan los RAEES y las que lo hacen se rigen por normas internacionales. “En general las compañías no hacen este proceso y en el mejor de los casos los residuos terminan en el CEAMSE o en un basural”, agregó.

Una tonelada de circuitos impresos antiguos puede contener hasta 800 veces más oro que una tonelada de una extracción de mina, explicaron desde Pelco. Si a estos residuos se les diera un destino sustentable, podría evitar el costo ambiental y social que provoca la minería tradicional.

“La falta de esta normativa hace que no haya un volumen para que amerite la instalación de una planta que se dedique a la separación de los metales de las plaquetas. Por lo tanto frena la inversión y la contratación de mano de obra. Estamos hace más de 20 años en el mercado y trabajando con este tema desde el año 2011. La provincia de Buenos Aires tiene una normativa pero no está reglamentada, mientras que a nivel nacional no hay nada”, dijo Kalinec.

En cuanto a los objetivos de la empresa, remarcó que apuntan a “hacer una exportación por año, con la expectativa de que el mercado crezca en base a un sistema sustentable”. Estudios indican que en el país se generan 7 kg de residuos electrónicos por persona por año. “Si esto fuese por un canal formal de disposición a través de una normativa aumentaría considerablemente el volumen de recupero y al mismo tiempo el de esta actividad, con el beneficio ambiental que esto tendría”, concluyó.

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