23 de enero 2019 - 08:38

En medio de tensión en Venezuela, Francisco comienza agenda en Panamá

Francisco llegó a Panamá en plena tensión continental por la situación en Venezuela.
Francisco llegó a Panamá en plena tensión continental por la situación en Venezuela.
NA

En medio de la tensión continental por la situación en Venezuela, el papa Francisco arribó a Panamá, donde fue recibido por el presidente Juan Carlos Varela junto con una decena de obispos locales y miles de fieles que se agolparon en las puertas del aeropuerto.

Francisco bajó por la escalerilla de su avión a las 16H34 (21H34 GMT) en la capital panameña para participar en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ). Mientras el pontífice volaba desde Roma, Venezuela rompió relaciones con EEUU tras la decisión de Washington de reconocer al líder opositor Juan Guaidó como presidente interino del país petrolero en lugar de Nicolás Maduro.

Miles de peregrinos, cubiertos de banderas, invadieron Ciudad de Panamá y esperan la llegada del Papa cantando y haciéndose selfis a orillas del Océano Pacífico.

Su viaje coincide con la mayor ola migratoria jamás registrada en Latinoamérica: hondureños, salvadoreños y venezolanos traspasan fronteras a diario en busca de oportunidades para huir de gobiernos o de la violencia de pandillas.

"Los lanzan a cifrar sus esperanzas en otros países, exponiéndoles al narcotráfico, la trata humana, la delincuencia y tantos otros males", dijo el martes el arzobispo de Panamá, José Domingo Ulloa, en una misa previa a la llegada del Papa.

Por eso, "anhelamos" que esta visita "sea un bálsamo para la difícil situación con la que conviven" muchos jóvenes, expresó Ulloa ante la multitud en el Campo Santa María la Antigua del paseo marítimo de Ciudad de Panamá.

El Papa hablará temas de la región como la pobreza, la corrupción y la emigración.

El miércoles, antes de emprender rumbo a Panamá, el papa se reunió con ocho jóvenes refugiados, indicó el Vaticano en un comunicado.

El mensaje de alivio no será exclusivamente para los jóvenes, sino también para la propia Iglesia.

Francisco regresa a Latinoamérica un año después de su visita a Chile, ensombrecida por protestas y escándalos de abusos sexuales de curas a menores y su encubrimiento por la cúpula eclesiástica.

El tema "genera mucha atención en la Iglesia", recalcó el director de prensa del Vaticano, Alessandro Gisotti, aunque aseguró que el papa "no tiene programado un encuentro con víctimas" de abusos en el istmo.

Estarán presentes varios presidentes de la región pero no viajarán los mandatarios de Nicaragua, Daniel Ortega, y Venezuela, Nicolás Maduro, con los que la Iglesia mantiene tensas relaciones.

El Papa, quien permanecerá hasta el domingo, visitará un centro de detención juvenil donde oficiará una misa y programó un encuentro con enfermos de sida en un centro de asistencia.

Asimismo, prevé reunir a unos 70 obispos de Centroamérica. El jueves se reunirá con autoridades gubernamentales, mientras que en la tarde hablará a la multitud en la Cinta Costera.

"El Papa quiere llevar consuelo y esperanza donde hay dolor y sufrimiento", recalcó Gisotti.

A los jóvenes los exhortará a "cambiar el mundo", según adelantó el propio pontífice en un video que difundió pocas semanas antes.

"Es la fuerza de los jóvenes (...), es la revolución que puede desbaratar los grandes poderes de este mundo: la revolución del servicio", les instó.

Está previsto un viacrucis el viernes 25 y una vigilia al aire libre el sábado 26 en el Campo Juan Pablo II.

Al menos siete presidentes acudirían el domingo a la última misa del papa en la JMJ: Jimmy Morales (Guatemala), Juan Orlando Hernández (Honduras), Salvador Sánchez Cerén (El Salvador), Carlos Alvarado (Costa Rica), Iván Duque (Colombia) y Marcelo Rebelo de Sousa (Portugal), además del anfitrión Juan Carlos Varela.

Sobresalen las ausencias de los mandatarios de Nicaragua, Daniel Ortega, y Venezuela, Nicolás Maduro, con los que la Iglesia católica mantiene tensas relaciones.

Según fuentes religiosas, más de 5.000 peregrinos viajan de Nicaragua a Panamá, mientras la jerarquía de la Iglesia local sigue tratando de mediar sin éxito entre el gobierno y la oposición.

La misa final se realizará en las afueras de la capital panameña, donde se ha levantado una gigantesca tarima para que a lo largo de casi tres kilómetros los asistentes puedan seguir la intervención del pontífice.

La JMJ fue creada por Juan Pablo II en 1986. Tres años antes, ese pontífice visitó Panamá por un día en una gira por Centroamérica.

Unos 471 cubanos, un récord, asistirán al encuentro, así como jóvenes franceses y polacos, quienes llegaron en veleros fletados para la ocasión.

La gran "fiesta" de la juventud católica latinoamericana costará u$s 54 millones, en parte aportados por patrocinadores y donantes. El gobierno asegura, por otra parte, que tendrá un impacto directo de u$s 388 millones de dólares sobre la economía.

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