9 de enero 2014 - 00:00

España conjetura sobre una posible abdicación del rey

El príncipe heredero, Felipe de Borbón, parece la última tabla de salvación para la monarquía española, dada la impopularidad en la que ha caído una figura otrora respetada, el rey Juan Carlos, cuya abdicación desea el 62% de la gente.
El príncipe heredero, Felipe de Borbón, parece la última tabla de salvación para la monarquía española, dada la impopularidad en la que ha caído una figura otrora respetada, el rey Juan Carlos, cuya abdicación desea el 62% de la gente.
Madrid - La imputación de su hija menor asestó un nuevo golpe al rey Juan Carlos de España, que el lunes apareció ante todo el país visiblemente debilitado y balbuciente, reavivando el debate sobre su abdicación si no se repone pronto.

"Seguramente el día en que el rey abdique está cercano", afirma Antonio Torres del Moral, catedrático de Derecho Constitucional.

"La monarquía ahora está atravesando sus peores momentos", agrega este analista que hace un año, cuando la corona ya perdía popularidad, consideraba que no era tiempo para una abdicación.

Desde entonces, pese a los esfuerzos de comunicación de la Casa Real por dar una imagen de mayor transparencia, los problemas del rey no hicieron más que crecer.

Juan Carlos, que durante décadas gozó de gran popularidad por su papel clave en la transición democrática tras su llegada al trono luego la muerte del dictador Francisco Franco el 20 de noviembre de 1975, no gana para disgustos desde hace dos años.

A sus reiterados problemas de salud se sumaron dos escándalos: un viaje secreto a Botsuana en abril de 2012 para cazar elefantes -descubierto tras una caída que le causó una rotura de cadera y lo llevó a presentar unas disculpas públicas sin precedentes- y los problemas con la Justicia de su hija Cristina y, sobre todo, del marido de ésta, Iñaki Urdangarin.

Un juez español imputó el martes a la infanta, de 48 años, por presuntos delitos fiscales y blanqueo de capitales en el marco de una investigación por corrupción en torno a Urdangarin, excampeón olímpico de handball sospechoso de malversación.

En la víspera, el rey, que acaba de cumplir 76 años, había aparecido vacilante, apoyado en dos muletas, en su primer acto público desde su nueva operación de cadera, el 21 de noviembre.

Aunque Juan Carlos, que nunca se destacó por sus dotes de orador, culpó a la mala iluminación del lugar, su dicción titubeante durante el discurso con ocasión de la Pascua Militar fue muy comentada en un país donde no cesa de perder popularidad.

"El último golpe de imagen que ha sufrido en el discurso de la Pascua Militar ha sido tremendo", considera César de la Lama, autor de la primera biografía autorizada del rey. "Se ha visto la incapacidad de una persona que está delicada, que le faltan las energías, que ha perdido mucha fuerza", agrega.

"Es posible que esté todavía en un período postoperatorio y se vaya recuperando de aquí al verano" boreal, afirma, subrayando que los próximos seis meses serán "fundamentales". "Es un momento crítico", dice, "o se olvidan estos problemas o se va a la abdicación", añade.

Torres del Moral coincide en la importancia de la convalecencia del rey. "Un rey achacoso no tiene por qué estar tomando las riendas de la jefatura del Estado. Cosa distinta es que el achaque que tenga el rey sea pasajero, como resultado de intervenciones quirúrgicas y pueda recuperarse", señala.

"Si es así, el rey podría aún rendir buenos servicios a la Corona porque es una persona muy acreditada internacionalmente. En Latinoamerica tiene gran prestigio", afirma, subrayando que allí "es llamado 'el rey', no el 'rey de España'".

La infanta Cristina está citada a declarar ante el juez el 8 de marzo. "Las acciones poco ejemplares que se desprenden de las informaciones que vamos recibiendo de todo esto, de la infanta, de Iñaki Urdangarin, no sólo hacen daño a la Corona, sino que hacen mucho daño a España", analiza Fermín J. Urbiola, autor de varios libros sobre el monarca.

También Torres del Moral subraya que la monarquía "es una forma política que se caracteriza no por su respaldo en las urnas, sino por el prestigio de una familia a la que se identifica con el Estado y que monopoliza la jefatura del Estado a cambio de un comportamento ejemplar".

Por su parte, el príncipe Felipe, de 45 años, cuya imagen se realza desde hace meses, está "listo", según los analistas, para relevar a su padre.

Agencia AFP

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