13 de diciembre 2019 - 00:00

EE.UU.: el fin del celular en los teatros

Nueva York - La producción de “Freestyle Love Supreme”, una comedia del compositor puertorriqueño Lin-Manuel Miranda, que se representa en Broadway, requiere que el público coloque sus teléfonos celulares en una funda con un bloqueo especial durante el espectáculo. Pese a las airadas reacciones de algunos espectadores, la modalidad es parte de una tendencia creciente en conciertos, obras de teatro e incluso exposiciones de arte. Se le pide al público no sólo que apague sus teléfonos, sino que queden inutilizables por el tiempo en que dure la representación, el recital o concierto, o la visita al museo o galería. Madonna y el comediante Dave Chappelle están entre los artistas que han adoptado el sistema “Yondr”, que no requiere desprenderse del celular sino tenerlo cerrado en una funda de seguridad. Funciona así: al llegar a un auditorio o un teatro, el personal coloca el celular de cada persona del público, silenciado, en una funda que es cerrada magnéticamente. La única manera de abrir la bolsa es ir hasta un aparato que la destraba y que está ubicado en áreas específicas, fuera del auditorio, para la utilización de teléfonos. Además de la luz y el sonido perturbadores, esto también contribuye a combatir la piratería, ya que con Yondr ya no se podrán fotografiar ni filmar más espectáculos.

Cuando matrimonios con hijos de poca edad se quejaron de que el sistema podía imposibilitar una llamada de urgencia de la niñera se les dijo que, en esos casos, podían dirigirse a tales áreas para destrabar el estuche. Graham Dugoni, fundador de Yondr, dijo a la prensa que su producto sólo impide usar el teléfono celular donde y cuando no se debe. “Utilizar un celular a un concierto altera la experiencia no sólo para el portador sino para todos. Hay que crear estos espacios libres de teléfonos en la sociedad en general”.

Para el actor Andrew Bancroft, de “Freestyle Love Supreme”, la ausencia de flashes de los teléfonos móviles hace que la audiencia esté más atenta y el elenco más libre. “Existe este sentimiento estos días de ¿me estoy perdiendo algo?”, dijo al reflexionar sobre la adicción de la sociedad a los celulares. “No estás aquí ni allá. No estás totalmente en ningún sitio”. Considerando la naturaleza efímera de los espectáculos improvisados, que pueden implicar participación del público y tienden a la vulnerabilidad y la profanidad, evitar posibles grabaciones telefónicas permite a los actores ser más auténticos, y a las audiencias involucrarse más con ellos, dijo. “Queremos tener libertad total, dijo el actor de 41 años.

Cuando comenzó a proponer su idea en San Francisco, Graham Dugoni inicialmente halló resistencia a su plan. Pero siguió creyendo que su start-up, fundada en 2014, es necesaria para “ayudar a las personas a moverse en la era digital de una manera que no erosione todo el significado en sus vidas”. “Las personas necesitan tener cierta expectativa razonable de privacidad, inclusive en la esfera pública”, dijo. “Es muy importante que el artista tenga un lugar seguro para actuar, que los fans disfruten de involucrarse en algo”. En un nivel más filosófico, Dugoni dijo que “hay un sentimiento de base de que cuanto más fácil se torna algo en la vida, más vacío queda de significado”. Hoy, este presidente de empresa de 33 años ha renunciado a vivir con un smartphone y se comunica con un viejo teléfono celular plegable, porque sentía que tenía “demasiada información sensitiva”.

La Filarmónica de Nueva York está probando el sistema Yondr, y una instalación de escucha en el Museo de Brooklyn también requiere guardar bajo llave los móviles. Además de en espectáculos, Dugoni dijo que Yondr es usado en escuelas para ayudar a los estudiantes a concentrarse, e incluso en fiestas de casamiento, donde las parejas prohíben los móviles para alentar a los invitados “a simplemente estar ahí y no estar mirando sus pantallas cada dos segundos”.

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