7 de abril 2016 - 00:00

Festín para amantes de la superacción

Aaron Eckhart y Gerard Butler en “Londres bajo fuego”, continuación de la mediocre “Ataque a la Casa Blanca”, cuya primera mitad ofrece una mezcla de violencia extrema y política-ficción a niveles épicos que no tiene desperdicio.
Aaron Eckhart y Gerard Butler en “Londres bajo fuego”, continuación de la mediocre “Ataque a la Casa Blanca”, cuya primera mitad ofrece una mezcla de violencia extrema y política-ficción a niveles épicos que no tiene desperdicio.
"Londres bajo fuego" (London Has Fallen, G.B.-EE.UU-Bulgaria) Dir.: B. Najafi. Int.: G. Butler, A. Eckhart, M. Freeman, A. Moni Aboutboul, A. Bassett, R. Forster.

Este desparramo memorable está destinado a convertirse en uno de los grandes placeres culposos del cine moderno: durante toda la primera mitad de la película, la mezcla de ultraviolencia y política-ficción a niveles épicos simplemente no tiene desperdicio.

Es que esta secuela del mediocre film "Ataque a la Casa Blanca" mezcla auténticos líderes mundiales, como por ejemplo Angela Merkel, en medio de un ataque terrorista masivo a Londres. La continuación es muy superior al film original partiendo de su ingeniosa premisa: la muerte del primer ministro inglés implica que sin aviso previo ni las medidas de seguridad habituales, tanto el presidente de Estados Unidos como docenas de mandatorios de todo el planeta tengan que estar presentes en el funeral, lo que permite un ataque en masa para cambiar definitivamene el orden mundial.

Por supuesto, el presidente estadounidense y su principal guardaespaldas, es decir, respectivamente Aaron Eckhart y Gerard Butler, sobrevivientes del ataque terrorista de 2013 en "Olympus has falen" de Antoine Fuqua, son los protagonistas en medio del largo y espectacular ataque en el que casi todos los líderes mundiales van siendo liquidados uno a uno, menos el ruso (que por mala onda directamente no fue al entierro) y un par de suertudos que se salvan de pura chiripa. Pero claro, el Presidente norteamericano es el jackpot para estos desalmados musulmanes y todos los terroristas están tras el, por lo que salvarlo es una verdadera misión imposible.

Las impactantes escenas de los principales bombardeos, tiroteos, persecuciones de autos y hasta aéreas en los lugares más populares de Londres justifican plenamente el precio de la entrada. No sólo por la imaginación y la furia gore con los que los concibió el director iraní residente en Suecia Babak Najafi, sino por el nivel épico, digno del mejor cine catástrofe con el que están filmados. Por otro lado, el nivel de incorrección política de los diálogos también ofrece gemas irreproducibles que el público aplaude riéndose a carcajadas.

Claro que mantener el impresionante nivel de la primera mitad del film sería muy difícil, y el guión termina limitando el desenlace a una serie de escapes por túneles y casas seguras, donde si bien la superacción no cede, el asunto se vuelve mucho menos atractivo visualmente. Además, para esa altura, ya quedan pocos personajes a quienes matar salvo, por supuesto, los villanos de turno.

Dejá tu comentario