13 de diciembre 2019 - 09:39

Mercados festejan por EEUU, China, y la victoria de Boris Johnson

El acercamiento entre ambas potencias para una tregua en la guerra comercial envalentonó a los inversores. Luego, el triunfo de los conservadores en Gran Bretaña, que deben resolver el Brexit, les dio aún más fuerza a las acciones.

Londres quiere revisar sus reglas para poder competir con Nueva York y Asia.

Londres quiere revisar sus reglas para poder competir con Nueva York y Asia.

Pixabay

En la apertura, la bolsa de París y su índice CAC 40 alcanzó su nivel más alto de todo el año, en alza de 1,44% a 5.968,86 puntos, muy cerca de los 6.000 puntos que todavía no ha superado desde julio de 2007.

En Fráncfort, el Dax rozaba su récord histórico (13.559 puntos), con una subida en la apertura de 1,22% hasta situarse a 13.383,26 puntos.

Aunque la bolsa de Londres empezó en repliegue, lastrada por una libra fuerte que penaliza a las multinacionales, rápidamente se sumó a la euforia general y el FTSE-100, su principal índice, ganaba 1% en los primeros intercambios.

El FTSE-250, con una mayor representación de la economía británica, subía 4,5%, reflejo del optimismo del mercado en torno al Brexit.

La bolsa de Milán seguía la misma tendencia, con una apertura en verde (1,38%), así como el IBEX 35 de Madrid (+1,52%) y el AEX en Ámsterdam (+0,94%).

Esta gran euforia de los mercados se explica sobre todo por la holgada mayoría obtenida por los conservadores británicos, que da a entender que se llevará a cabo un Brexit con acuerdo.

"Tras más de tres años de retraso, de procrastinación y de peleas feroces, la niebla del Brexit empieza finalmente a disiparse con la amplia victoria del gobierno conservador actual", apunta Michael Hewson, analista de CMC Markets.

"Las peripecias están lejos de acabarse, de hecho, la epopeya del Brexit solo hace que empezar, tres años después del referéndum de junio de 2016", advierte sin embargo Véronique Riche-Florès, economista independiente.

Ahora se inicia un "largo periodo de negociaciones del acuerdo comercial que fijará las futuras relaciones con la UE", recuerda.

Guerra comercial

Los inversores se mostraron ya optimistas el jueves después del tuit de Donald Trump sobre la próxima firma de un acuerdo comercial parcial entre Washington y Pekín.

Estados Unidos podría renunciar así a imponer la nueva serie de aranceles prevista sobre unos 156.000 millones de bienes chinos (teléfonos, consolas de video, ropa de deporte).

Donald J. Trump on Twitter

Los mercados asiáticos ya marcaron la tendencia positiva: la bolsa de Tokio cerró en alza de 2,55%, la de Shanghái (+1,78%) y Shenzhen (+1,48%) también clausuraron la jornada con ganancias.

El índice Hang Seng en Hong Kong también terminó la sesión en verde, con una progresión de 2,57%.

El gobierno de China aseguró hoy que está "comprometido" a llegar a un acuerdo que mitigue su conflicto comercial con Estados Unidos siempre y cuando sea "mutuamente beneficioso", a días de que entren en vigor nuevos aranceles estadounidenses a importaciones chinas.

La portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Hua Chunying, no confirmó que las dos partes hayan llegado ya a un pacto, pero destacó el hecho de que las bolsas de Estados Unidos y Europa subieran después de que el presidente estadounidense, Donald Trump, dijera en redes sociales que el acuerdo está "muy cerca".

"Las subidas muestran que un acuerdo al que se llegue a través de la negociación es beneficioso para las dos partes, y es lo que la comunidad internacional quiere. China está comprometida a dialogar para resolver las diferencias. Creemos que la negociación debe basarse en la igualdad y el respeto, y que el acuerdo sea mutuamente beneficioso", dijo Hua en rueda de prensa, citada por la agencia de noticias EFE.

Las delegaciones de China y Estados Unidos negocian un acuerdo para mitigar su conflicto comercial antes de este domingo, fecha en la que está prevista la entrada en vigor de aranceles estadounidenses por valor de 160.000 millones de dólares.

El Ministerio chino de Comercio, que ayer aseguró que las delegaciones están "permanentemente en contacto", afirmó en noviembre que había llegado a un acuerdo con Washington para retirar por fases los gravámenes que ambas partes se han ido imponiendo durante la disputa.

La llamada "primera fase" del acuerdo implicaría la reducción de aranceles por parte de Estados Unidos a cambio de que China aumente sus compras de productos agrícolas estadounidenses hasta llegar a entre 40.000 y 50.000 millones de dólares, según expertos y medios locales.

No obstante, no trataría otros temas espinosos como la transferencia forzada de tecnología en China, que se abordaría en la "segunda fase".

El último episodio de la guerra comercial se produjo el pasado 1 de septiembre con la entrada en vigor del aumento del 10 al 15% desde Washington sobre algunas importaciones chinas por valor de 112.000 millones de dólares.

Queda por ver si las dos partes llegan finalmente a un acuerdo y si el próximo 15 de diciembre Washington no aplica una nueva suba a los productos procedentes de China.

En paralelo, el canciller chino, Wang Yi, afirmó hoy que Estados Unidos ha dañado "de forma grave" la confianza mutua que "duramente" se había conseguido, al tiempo que acusó a Washington de una actitud "casi paranoica" que no es común en las relaciones internacionales.

En un simposio en Beijing sobre diplomacia china, Wang dijo que Estados Unidos ha "impuesto restricciones y amordazado" a China en el campo de la economía, el comercio, la ciencia y la tecnología o los intercambios personales, además de "atacar deliberadamente y desacreditar" a Hong Kong, la región autónoma de Xinjiang, el Tíbet o Taiwán.

Las palabras de Wang se produjeron curiosamente horas después de que Trump publicase un mensaje en la red social Twitter diciendo que el acuerdo comercial con China está "muy cerca".

"MUY cerca de un GRAN ACUERDO con China. ¡Lo quieren, y nosotros también!", afirmó el mensaje.

Wang acusó a Estados Unidos de haber "denigrado" el desarrollo del sistema social chino y "condenado a China con hechos inventados".

"Esta clase de comportamiento casi paranoico es extraño en los intercambios internacionales. Ha dañado gravemente la duramente ganada confianza mutua y debilitado seriamente la credibilidad internacional de los Estados Unidos", insistió.

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