17 de marzo 2023 - 00:00

Furia en Francia: sin votos en el Parlamento, Macron impuso por decreto la reforma previsional

La iniciativa había sido aprobada en el Senado, pero naufragaba en la cámara baja. Los sindicatos y la izquierda preparan nuevas y más fuertes protestas. Anoche hubo represión en el centro de París.

PULSEADA. Emmanuel Macron decidió jugar a fondo por su plan de reforma jubilatoria, pero desató de inmediato la ira de los sindicatos de Francia.
PULSEADA. Emmanuel Macron decidió jugar a fondo por su plan de reforma jubilatoria, pero desató de inmediato la ira de los sindicatos de Francia.

París - El Gobierno de Emmanuel Macron decidió ayer adoptar su impopular reforma de las jubilaciones sin el voto de los diputados, arriesgándose a la caída del gabinete de su primera ministra en una moción de censura y a un recrudecimiento de las protestas en las calles de Francia.

Al cierre de esta edición, la policía reprimía en París una manifestación sindical contra el decreto.

“No podemos hacer apuestas sobre el futuro de nuestras pensiones”, dijo la premier Élisabeth Borne quien, ante el temor de no lograr los votos legislativos necesarios para la reforma, activó el artículo 49.3 de la Constitución en una caótica sesión de la Asamblea Nacional (cámara baja).

Los diputados de la oposición de izquierda recibieron la noticia con carteles de “64 años es no”, cantando la Marsellesa y con gritos a Borne, obligándola a forzar la voz para anunciar la decisión.

La 100a. activación desde 1958 de esta herramienta que es legal, pero muy polémica, podría agravar la tensión con los sindicatos, que habían llamado a impedir una reforma injusta y organizaron protestas masivas durante dos meses.

Macron quiere retrasar la edad de jubilación de 62 a 64 años para 2030 y adelantar a 2027 la exigencia de aportar 43 años (y no 42 como hasta ahora) para cobrar una jubilación completa. Dos de cada tres franceses se oponen, según los sondeos.

Opciones

La única manera de impedir ahora su aplicación es que los diputados presenten y aprueben una moción de censura contra el Gobierno, que se debatiría en los próximos días. La líder ultraderechista, Marine Le Pen, ya anunció una iniciativa en ese sentido.

“Esta es la constatación de un fracaso total” de Macron, agregó esta, su rival en el balotaje de la pasada elección presidencial hace casi un año, quien estimó que la situación en Francia responde a una “crisis política”.

El diario liberal L’Opinion había advertido que el uso del artículo 49.3 “reforzaría la imagen de ‘brutalidad’ del poder y alimentaría la crisis social”. Macron ya enfrentó en su primer mandato una fuerte protesta social de los “chalecos amarillos”.

Más allá del proyecto, el mandatario liberal de 45 años, reelegido hace casi un año con la promesa de reformar la segunda economía de la Unión Europea (UE), se jugaba con esa reforma poder aplicar su programa durante su segunda gestión.

Con el visto bueno asegurado en el Senado, que la había aprobado horas antes, el Gobierno se esforzó en convencer al puñado de diputados oficialistas y a la “veintena” de su aliado de derecha Los Republicanos (LR) aún reticentes.

Sin embargo, no tuvo éxito y el Gobierno liberal decidió acudir a la vía controvertida del decreto, rechazada por una mayoría social.

Reacción

Más de 1.500 manifestantes se dirigieron de inmediato a la sede de la Asamblea justo después del anuncio del polémico mecanismo.

El líder de la CFDT –principal sindicato francés–, Laurent Berger, anunció “nuevas manifestaciones”, si bien la decisión final debía tomarla el frente sindical unitario.

El nuevo episodio en la saga de las jubilaciones llegó en un momento en que la protesta retrocedía, a medida que los franceses reconocían que la reforma se terminaría aplicando.

Las huelgas prorrogables lanzadas la semana pasada en sectores clave como la energía y los transportes continuaban, aunque con menos fuerza, y visibles sobre todo en acciones mediáticas como cortes puntuales de electricidad.

El Gobierno ordenó además requisar el personal municipal de recolección de basura de París para que retiren las 7.600 toneladas acumuladas en la capital, al término de una pulseada con la alcaldesa Anne Hidalgo, que apoya a los huelguistas.

Si la moción de censura fracasa y la reforma finalmente se adopta, la oposición de izquierda prepara un recurso ante el Consejo Constitucional que retrasaría su promulgación y daría más tiempo a los opositores para utilizar sus últimos cartuchos, como reclamar un referéndum.

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