27 de noviembre 2019 - 00:00

Impotente y aturdido, Piñera no logra frenar la crisis

Santiago - Las respuestas políticas a las profundas demandas sociales que grita la calle en Chile avanzan con lentitud, 40 días después de un estallido que lejos de apaciguarse se multiplica con focos de violencia y huelgas.

Decenas de organizaciones sociales convocaron ayer a una huelga en diversas actividades productivas. La jornada empezó, sin embargo, casi normal con tráfico en las vías, que siguen sin semáforos y con barricadas en algunos puntos.

Casi todos los días terminan con choques entre encapuchados y policías, así como con incendios y saqueos atribuidos a grupos vandálicos organizados.

Desde el inicio del estallido el 18 de octubre, los centros comerciales, casi plazas públicas para los chilenos, cierran más temprano debido a problemas del transporte. En Santiago, donde viven unos 7 millones de habitantes, el subterráneo tampoco ha recuperado su ritmo al 100%.

Las movilizaciones, que ayer volvieron a ocupar la principal avenida de la ciudad, presionan al gobierno de Sebastián Piñera para que tome medidas rápidas, empezando por un aumento sustancial del salario mínimo, actualmente en unos 400 dólares. Los sindicatos reclaman que suban a al menos 500.000 pesos, es decir unos 660 dólares.

Toda salida política a la encrucijada chilena luce imposible en el clima de desorden público que sigue imperando más de un mes después del inicio de la crisis que ha dejado 23 muertos y más de 1.000 heridos, entre ellos unos 300 con lesiones oculares por perdigones lanzados por las fuerzas de seguridad.

El histórico acuerdo para reemplazar la Constitución heredada de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) arrancó optimismo hace poco más de una semana, pero las imágenes de barricadas nocturnas en vías públicas, los bloqueos en autopistas y saqueos en zonas comerciales de distintas ciudades del país opacan ese hito y tiñen de desesperanza a buena parte de la población.

“Hay demandas de largo plazo como la nueva Constitución vía asamblea constituyente. Hay demandas sobre el derecho a salud, educación, vivienda, derecho a negociación colectiva, entre otras. Pero también hay demandas muy precisas: un salario mínimo líquido de 500 mil pesos para el sector público y privado, y una pensión mínima equivalente a este salario”, reclamó la presidenta de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) Bárbara Figueroa. “Si la autoridad quiere dar señales claras, entonces lo que esperamos es que haya una agenda social ambiciosa y mucho más potente que lo que ahora se ha puesto sobre la mesa”, añadió.

Piñera, el presidente de Chile más impopular desde el retorno a la democracia en 1990, con un 12% de apoyo, asegura en cada intervención que “escucha con humildad las demandas de la calle”, pero ninguna de sus propuestas apaga las protestas.

El mandatario apura desde el domingo un proyecto de ley en el Congreso para que militares protejan infraestructuras públicas, sin necesidad de decretar el estado de emergencia.

El anuncio causó polémica debido a las críticas por la actuación de las Fuerzas Armadas durante el estado de emergencia que rigió en los primeros nueve días de la crisis, cuando se produjeron la mayor cantidad de las 23 muertes hasta ahora, de las cuales cinco fueron responsabilidad de agentes del Estado.

La Fiscalía elevó a 2.670 las investigaciones penales por violaciones a derechos humanos, entre cuyas víctimas hay 525 mujeres y 422 niñas, niños o adolescentes.

En ese periodo, los militares volvieron a resguardar las calles de Santiago por primera vez desde el retorno a la democracia en Chile en 1990.

“No tenemos una suficiente institucionalidad para poder generar las condiciones de seguridad de la vida del país en términos eficientes”, dijo Guillermo Holzmann, analista político y experto en Defensa de la Universidad de Valparaíso.

En un país marcado por la dictadura, pesó el hecho de que, desde el regreso de la democracia, no se garantizara el control civil necesario para supervisar a las fuerzas armadas y la policía en temas de orden público, apuntó Holzmann.

Con un peso un poco más devaluado, miles de pymes golpeadas por saqueos y cierres prolongados para evitar daños a sus sedes, la economía chilena acusa en cifras 40 días de desmanes. El tráfico aéreo internacional en octubre bajó 8%, los principales puertos del país, Valparaíso y San Antonio, anuncian caídas en movimiento de carga de entre un 10 y un 13%.

En la escena deportiva, el martes será clave para definir el Campeonato-2019 del fútbol chileno, suspendido desde el inicio del estallido social.

Agencia AFP

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