Si el presidente Néstor Kirchner decidiera aplicar la misma vara que utilizó para medir el desempeño de los jefes de la Fuerza Aérea, el director general de la Aduana, Ricardo Echegaray, tendría que haber sido despedido o, cuando menos, haber renunciado. Dos jefes de Drogas Peligrosas contaron con lujo de detalles al juez Carlos Liporace las miserias de la Aduana. Que pedían y no les daban ni personal ni medios.
El contenido al que quiere acceder es exclusivo para suscriptores.
«Hacíamoslo que podíamos. Por eso no se controlaban todos los vuelos.» Es lo que declaró Daniel Pasos, segundo jefe de la Policía de Drogas Peligrosas, encargada de controlar los vuelos en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza.
La indagatoria de Pasos -acusado del delito de « omisión»- fue un calco de la declaración que realizó el jefe de Drogas Peligrosas, Juan José Isola. El aduanero -con 30 años de experiencia y un protegido del gobierno de Estados Unidos- le llevó a Liporace documentos que prueban que realizó decenas de reclamos a sus superiores para mejorar el control de pasajeros y equipajes. Sus superiores (Echegaray) nunca respondieron sus pedidos. Isola y Pasos fueron alejados de sus cargos y enviados a un área administrativa luego de estallar el escándalo de las narcovalijas en un vuelo de Southern Winds. El juez llamó a ambos a indagatoria para que explicaran por qué la Aduana controló sólo uno de los 160 vuelos que la empresa hizo durante todo 2004. Liporace escuchó el martes y ayer las explicaciones: «Drogas Peligrosas tenía la misma cantidad de personas (15 agentes en turnos rotativos) para controlar el doble de vuelos internacionales de años anteriores».
Tanto Isola como Pasos confirmaron que se enteraron del tráfico de cocaína a España cuando debieron investigar el caso por orden de la fiscal Gabriela Ruiz Morales.
El otro testimonio que ayer escuchó el juez en lo penal económico fue el de Flavio Cañoto. El jefe de base del aeropuerto de Barajas fue alertado por la guardia civil del hallazgo de 60 kilos de cocaína en cuatro valijas que provenían del aeropuerto de Ezeiza. Cañoto fue detallista al relatar cómo se enteró de las maletas con drogas y cómo «subió» la información a sus superiores. Primero al gerente en España de SW, Marcelo Vernino, y luego al mismísimo Christian Maggio (ver aparte).
El dato más significativo que aportó Cañoto a la causa fue que el personal de SW en España estaba impedido de llegar a pista.
«El único que estaba autorizado para acceder a pista era un servicio de rampas que la empresa había contratado. El personal no podía retirar maletas del avión», señaló.
El testimonio tiene importancia porque los investigadores sospechan que las valijas iban a ser retiradas en pista para evitar los controles de la guardia civil.
Dejá tu comentario