Fernando de la Rúa dice que le quedaron «cosas en el tintero». Por eso le pidió al juez Daniel Rafecas volver a declarar en la causa de los sobornos y regresará el jueves a los tribunales. La última vez que el radical pasó por el despacho de Rafecas declaró durante 12 horas, le entregó al magistrado un adelanto de su libro «Operación Política, el caso del Senado», y tuvo como escribiente al juez que se sentó en su computadora para transcribir su declaración parsimoniosa.
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El pedido de ampliar la indagatoria podría tratarse de una jugada de esas típicas a las que echan mano los abogados. Sucede que Rafecas debe definir por estos días la situación del ex presidente, quien podría ser procesado. De la Rúa declaró el 5 de junio y con este nuevo trámite se dilataría la resolución.
Por lo pronto, ayer declaró el radical mendocino José Genoud, quien fue asesorado por Miguel Almeyra, el mismo abogado que representa a De la Rúa. No fue casualidad entonces que el argumento del ex presidente provisional del Senado fuera similar al enarbolado por el ex jefe de Estado en su primera indagatoria. Es decir, acusó a Alberto Fernández de haber impulsado la causa sobre la base de los dichos de Pontaquarto.
«Pontaquarto cobró para declarar y ahora cobra por decisión del Poder Ejecutivo y su esposa también cobra por intereses políticos», afirmó. En esa línea argumental disparó que la causa está politizada y criticó con dureza al juez del caso. Sobre el juez Rafecas (algunos le llaman el Garzón argentino porque lleva causas sobre presuntos casos de corrupción como el magistrado ibérico) dijo que incurre en arbitrariedades y que termina siendo funcional al clima político.
«Un juez tiene que sustraerse de las presiones del poder», sugirió luego, aunque sin nombrar de manera directa al magistrado, cuando era obvio que se refería a Rafecas.
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