Miami (especial) - Franklin Durán enfrentó ayer por primera vez la corte de Miami que lo juzgará por conspirar para silenciar al valijero Guido Antonini Wilson. El trámite se inició con la selección de los jurados que deberán dictaminar sobre su culpabilidad o inocencia. Para eso fueron convocados 40 candidatos entre los que la fiscalía y la defensa deberán elegir a 12, más cuatro suplentes. Esa selección, que se inició ante la juez federal Joan Lenard, incluyó a tres cubanos, dos originarios de Guatemala y Perú, uno de Nicaragua, Brasil, Colombia, Puerto Rico y Jamaica. El resto de los postulantes eran nacidos en los Estados Unidos.
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De allí deberá salir el cuerpo que juzgará a Durán, ya que el resto de los implicados, Carlos Kauffmann, Moisés Maiónica y Rodolfo Wanseele Paciello, se declararon culpables de los cargos de conspiración y de haber actuado como agentes sin declarar del gobierno venezolano en Miami.
Durán se presentó ayer en la sala del juzgado acompañado de sus abogados. Pálido y serio, se ubicó entre dos de sus defensores. Llegó con un traje azul, camisa blanca y corbata y sin portar esposas ni grilletes en los tobillos. Así se dedicó durante toda la sesión a escuchar las preguntas de los fiscales y abogados a cada posible jurado, y a anotar todos los nombres y características.
El fiscal Thomas Mulvihill comenzará después de terminar la selección de los jurados a fundamentar la acusación. Sobre Durán dirá que realizó operaciones a nombre de los servicios de inteligencia del gobierno de Venezuela, todas para conseguir que Antonini Wilson asumiera la culpa por haber intentado ingresar a Buenos Aires con el famoso maletín de los u$s 800.000 y que silenciara el origen y el destino de esos fondos.
En el proceso comenzarán a escucharse también las grabaciones que hizo el FBI de decenas de conversaciones entre Durán y sus supuestos cómplices, tanto por teléfono como en restoranes y cafeterías de Fort Lauderdale y Miami. En una de esas grabaciones, Durán le explicó a Antonini Wilson que el dinero del maletín estaba destinado a la campaña presidencial de Cristina de Kirchner y que si esa verdad se revelaba ésta podría perder la elección.
Durán, quien se ha declarado inocente, enfrenta una pena de hasta 10 años en prisión si es declarado culpable de asociación ilícita y de no registrarse ante el gobierno estadounidense como un agente venezolano.
Lo curioso es que en Miami no se argumenta tanto sobre el escándalo en la Argentina, sino por las implicancias que el juicio tiene en las casi inexistentes relaciones entre Washington y Caracas. Por ejemplo, Ed Shohat, abogado de Durán, viene insistiendo con que el juicio busca principalmente avergonzar a Chávez y sus aliados en América latina y que Durán ni siquiera estaba enterado de la existencia de la ley de registro de agentes que él está acusado de violar. Es decir, que no niega que existieron las operaciones, pero sí que Durán hubiera actuado como agente venezolano encubierto. En esa trama, la valija que llegó a Buenos Aires es sólo el detonante sobre el que giran los delitos que se juzgan en Miami. « Nuestra opinión es que este caso es un ataque político», repitió ayer Shohat.
Contra esa posibilidad testificarán los otros implicados, pero el más importante será Kauffmann, ex compañero de negocios de Durán. En ese punto, la investigación se enlaza con otra denuncia: el vicefiscal federal estadounidense John Shipley sostiene que existen otros 14 casos de corrupción que involucran a Durán y Kauffmann, a autoridades de la Guardia Nacional de Venezuela, el Ministerio de Finanzas y Educación y los gobiernos de los estados de Vargas y Cojedes. Esos casos involucran millones de dólares distribuidos en sobornos que se pagaron para asegurar contratos con el gobierno de Hugo Chávez
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