Siguen las idas y venidas en la lucha de los abogados de la defensa por lograr que el tirador de Belgrano, Martín Ríos (asesino de Alfredo Marcenac), sea alojado en el Hospital neuropsiquiátrico José T. Borda, mientras la Justicia mantiene firme su posición de que quede preso en instalaciones de Marcos Paz.
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Por tanto la Justicia volvió a rechazar el pedido elevado por la defensa, a través de la jueza de instrucción María Fontbona de Pombo, para que sea trasladado al hospital especializado en neuropsiquiatría, como oportunamente había sido formulado.
Decisión
Esta vez los letrados se basaron en un informe médico que daba cuenta de supuestas alteraciones mentales del detenido, quien -de acuerdo con una pericia- padecería esquizofrenia. Sin embargo, la magistrada estimó que ese estudio no «estaba completo» por lo que decidió rechazar «por el momento» la solicitud y disponer que Ríos continúe detenido en el Penal de Marcos Paz.
Para completar el informe, la jueza ordenó que un perito de parte que represente a la querella (es decir a la familia de Alfredo Marcenac) entreviste al imputado para expedirse sobre su estado de salud mental.
Hasta tanto se cumpla ese trámite, la jueza consideró que el acusado debe continuar preso en la unidad carcelaria de Marcos Paz, porque allí su seguridad está « suficientemente garantizada».
Ríos fue procesado por el delito de «homicidio por placer» al haber sido el autor de los disparos efectuados en el barrio de Belgrano que culminaron con la muerte del joven y las heridas de otro grupo de personas.
Balacera
Ese día Marcenac tomó una pistola y comenzó a disparar contra la gente que caminaba por la vereda sin mediar palabra. Luego de la balacera que ocasionó, siete personas terminaron heridas, y un joven perdió la vida momentos después en el hospital Pirovano por un balazo que recibió en la cabeza.
El «loco de Belgrano» disparó al menos 11 veces: 9 balas impactaron en sus víctimas y al menos dos más quedaron incrustadas en el frente de la sucursal de la Banca Nazionale del Lavoro. Luego de eso, el tirador escapó subiéndose a un colectivo de la línea 80 y de esa forma despistar a sus posibles perseguidores.
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