7 de junio 2007 - 00:00

Va a juicio estafa al Arzobispado

Los ex banqueros Francisco Javier y Juan Miguel Trusso y el sacerdote Marcial Toledo serán sometidos a juicio oral y público por haber protagonizado «una estafa del orden de los diez millones de dólares» con el pedido de un préstamo a través de la falsificación de la firma del fallecido cardenal Antonio Quarracino.

La decisión fue adoptada por el juez de instrucción Juan Martín Ramos Padilla, quien les imputó a los tres acusados el delito de presunta estafa mediante uso de documento privado falso.

«El hecho que se investiga obedece a la maniobra defraudatoria por la cual la Sociedad Militar Seguro de Vida (SMSV) se vio damnificada al suscribir con el Arzobispado de la Ciudad, con fecha 26 de junio de 1997, un contrato de mutuo con garantía bancaria del Banco de Crédito Provincial (BCP) y por la cual se debitó de la caja de ahorro en dólares que la sociedad tiene en el Banco Crédito Argentino la cantidad de 10 millones de dólares para ser depositada en la cuenta corriente que el Arzobispado de Buenos Aires tiene», indicó el juez.

En el expediente se pudo acreditar que «con posterioridad a dicho desapoderamiento» y a efectos de la realización del contrato «se falsificó la firma del cardenal Quarracino».

Además, se pudo establecer que «las sumas transferidas habían cancelado un descubierto preexistente de diez millones de pesos que los imputados habían originado apropiándose indebidamente de los fondos».

En el caso puntual de Francisco Trusso, el juez explicó que fue el encargado de solicitar al SMSV el préstamo de 10 millones de dólares y quien habría concurrido a la sede de la sociedad militar solicitando en nombre y representación de Quarracino el préstamo, con cierta urgencia y premura a los fines de hacer frente a diversos compromisos financieros contraídos en el exterior.

«La SMSV puso de manifiesto que habría sido Francisco Trusso quien habría aproximado a las partes que finalmente celebraran el mutuo oneroso con financiación bancaria del Banco de Crédito Provincial y del cual resultara que, una vez cobrado el dinero inherente al préstamo, se descubriera que era falsa la firma de monseñor Quarracino, persona facultada para comprometer patrimonialmente al Arzobispado de la Ciudad».

Dejá tu comentario