15 de julio 2019 - 00:01

La Disney "realista" lanza su mayor desafío

En China, el primer país donde fue estrenada, recaudó u$s54,7 millones, la más alta para una producción de la empresa del Ratón. Quienes la objetan en la prensa estadounidense apuntan a que la cruda, artificiosa sensación de documental, choca con la gracia y el alma de lo que era la animación.

el rey león. Ningún animal es real y la casi totalidad de la película se generó digitalmente en computadoras y en espacios de realidad virtual.
el rey león. Ningún animal es real y la casi totalidad de la película se generó digitalmente en computadoras y en espacios de realidad virtual.

A pesar de que la versión “live action” de “El rey león” recién se estrena esta semana (el jueves en la Argentina, un día después en los Estados Unidos), en su país de origen han venido apareciendo desde hace unos días las primeras críticas a esta recreación digital del éxito animado de Disney de hace 25 años. Y el entusiasmo no es el mismo: al menos, hay un fuerte contraste de opiniones entre aquellos que saludan la aparición de un prodigio técnico como pocas veces se vio, y quienes deploran justamente ese aspecto: que una historia como la de “El rey león”, puramente fantástica e inspirada en el “Hamlet”, de William Shakespeare, cuando es relatada como si se tratara de un documental realista del reino animal pierde su encanto y produce una impresión rara. Además, porque tampoco es “live action” real sino pura creación computarizada. Parafraseando a lo decían antes los letreros de las películas: “Ningún animal fue maltratado en el rodaje de esta película porque no hay ningún animal auténtico”.

“Variety” publicó un florilegio de opiniones críticas, señalando que así como los críticos adoraron los dibujos animados cantando canciones, incluyendo las de Elton John, ahora “sintieron que la naturaleza documental de la película levantaba un muro entre los espectadores y los amados personajes. “Sin alegría, sin arte, quizá sin alma, esta nueva versión transforma uno de los títulos más adorables de Disney en una producción carísima, en la que cada decisión creativa fue subordinada a la insistencia errónea del realismo fotográfico, en lograr que todos los movimientos, bailes y manierismos de la animación se vean creíbles en una película presuntamente realista”, publicó el crítico A.A. Dowd.

Sin embargo, el estreno de “El rey león” en China (primer país en lanzarla, la semana pasada), registró una recaudación inicial de u$s 54,7 millones de dólares, superando los 53 millones de “Aladdin” (las expectativas llegaban a los u$s 60 millones). Las adaptaciones de sus clásicos films de animación le han otorgado a Disney una serie de éxitos en los últimos años, como “El libro de la selva” o las recientes “Dumbo” y la mencionada “Aladdin”. Pero la nueva versión de “El rey león” representó una apuesta mayor. Con un presupuesto de 250 millones de dólares y un elenco de voces entre las que figura la de Beyoncé, las expectativas son enormes.

En noviembre del año pasado, el primer trailer fue visto por 225 millones de personas en las primeras 24 horas, cifra récord para Disney. Según su director, Jon Favreau, en el rodaje de la película se empleó una novedosa técnica: fue filmada por un equipo tradicional de técnicos, pero que trabajó dentro de un mundo virtual en tres dimensiones. El proceso implicó que tanto realizadores como actores utilizaran cascos de realidad virtual para “entrar” en una sabana artificial, como en un videojuego, para filmar las escenas o simplemente mirar versiones en bruto de las andanzas de Simba y sus amigos. “El equipo se calzaba sus cascos, exploraba el entorno y podía instalar las cámaras dentro de la realidad virtual”, dijo Favreau. Para trabajar en un set de filmación virtual no se precisan conocimientos específicos sobre efectos visuales, por lo que técnicos sin experiencia en esa área pudieron trabajar y aportar en esta película su conocimiento tradicional.

Esta inmersión en lo virtual permitió a técnicos y guionistas visualizar la película durante el propio rodaje y realizar ajustes, como por ejemplo en la iluminación, directamente. Luego, las imágenes generadas se enviaban a Londres, a la compañía de efectos visuales MPC, donde se procesaban para darles el toque de la versión final. La película también se inspiró en los documentales del británico David Attenborough. Desde que comienza, se busca atrapar la mirada de la audiencia con “escenas” de cebras y antílopes galopando a través de la sabana. Para Favreau --a diferencia de lo que sostienen sus detractores-- es importante que la película dé “la ilusión de ser un documental naturalista”. “Vimos todos estos documentales de Attenborough en la BBC, y la forma en que la emoción podía expresarse sin representación humana”, explicó. Otra ruptura con la tradición: los actores que prestaron sus voces a los personajes, y que generalmente hablan solos en cabinas, grabaron juntos en el escenario, lo que les permitió improvisar. Así fue recreada la célebre escena en que Simba aprende la filosofía “Hakuna Matata”. El remake del éxito de 1994 sigue minuciosamente la historia de la primera película, e incluso vuelve James Earl Jones como la voz del padre de Simba, Mufasa. Las canciones “El círculo de la vida” y “Yo quisiera ya ser rey” vuelven iguales. Los compositores Hans Zimmer y Lebo Morake se han unido para trabajar juntos nuevamente, y Elton John y el letrista Tim Rice hicieron una nueva canción. Mientras que la original había sido criticada por su distribución de papeles predominantemente blanca, esta vez Florence Kasumba, nacida en Uganda, interpreta a la hiena Shenzi, y el sudafricano John Kani presta su voz al sabio Rafiki.

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