14 de agosto 2018 - 00:00

La inconfiable regla monetaria es causa de la inflación

Escuchamos las más diversas opiniones sobre las causas de la inflación. Las estadísticas muestran claramente que es consecuencia del peso, emitido erráticamente sin reglas creíbles. En Argentina, los precios medidos en dólares no aumentaron más que en EE.UU., a lo largo de medio siglo. La inflación es un fenómeno monetario/cambiario.

Reglas de emisión monetaria comprobables. Entre 1992 y 2001, los precios al consumidor en EE.UU. aumentaron a un promedio del 2,3% anual. En Argentina, los precios permanecieron estables, consecuencia de haber adoptado una regla monetaria fácilmente comprobable por los usuarios de pesos, un peso igual a un dólar, durante 10 años seguidos. Ello pudo sostenerse porque la regla se completaba emitiendo pesos por el resultado de las operaciones cambiarias de los privados.

Reglas inciertas de expansión monetaria. Entre 2001 y 2017, la inflación al consumidor en EE.UU. fue algo menor, 2% anual, expandiendo los precios 38,4% acumulado en 16 años. En nuestro país, los precios se multiplicaron por 8,17 veces. Y el dólar, promedio anual, se multiplicó por algo más de 16 veces. Consecuencia, el promedio de los precios en dólares ¡bajó a casi la mitad!

La canasta que mide los precios al consumidor es diferente en EE.UU. de la Argentina, los precios de las materias primas aumentaron en el mundo, favoreciéndonos, y aquí ocurrieron cambios importantes que tranquilizarían a los que evalúan el "atraso cambiario". Parecería evidente que la inflación en nuestro país no está vinculada con falta de inversión, monopolios u otras causas "estructurales". Medidos en dólares, los precios bajaron a la mitad, durante esos 16 años del siglo XXI. En Argentina los precios suben en pesos y bajaron en dólares. La única razón de que tengamos inflación es que medimos en pesos, una moneda indeseada. EE.UU. y cualquier otro país también sufriría de inflación si la midiésemos en pesos. Con el peso como unidad de medida, la inflación acuciante sería mundial. ¡El problema está en la moneda y su manejo!

La flotación sin reglas sostenibles se traduce en la inflación incierta, volátil, e incluso creciente de estos dos años y medio. Al estropear la economía, la política monetaria entorpece siempre a los gobiernos, incluso a los que podrían brindar las mejores oportunidades para salir del atraso y pobreza. Defendiendo una flotación indefinida nos presentan "la economía del pizarrón" en la ironía de Roger Coase, premio Nobel de Economía. Donde el profesor, el expositor, supone tener toda la información y control necesarios para que cada agente se mueva de acuerdo con el sistema ensoñado. Después de un largo siglo de creciente inflación y cambios monetarios nadie pudo explicar como una meta de inflación, fijación de tasas de interés, o de aumento de ciertos agregados monetarios, consigue la estabilidad de precios que lograron el Plan Austral, durante poco tiempo, o la Convertibilidad durante una década.

La regla monetaria más fácil de comprender: el dólar vale tantos pesos, cotización fija y libre pues cualquiera puede comprar y vender sin limitaciones; la oferta monetaria varía exactamente como los movimientos cambiarios privados modifiquen las reservas internacionales, en espejo a las transacciones del mercado.

El dólar, la moneda más difundida en el planeta, facilitaría a nuestra gente descubrir y aprovechar las cuantiosas oportunidades económicas disponibles en todo el mundo. Y ampliar el horizonte de tiempo y espacio para nuestras actividades. Especialmente porque el dólar es la unidad de las cuentas en Argentina y la moneda preferida. Cuando sube el dólar - se deprecia el peso - todos los precios acompañan. Los argentinos tienen activos financieros en el exterior, en dólares y otras monedas, en exceso al 75% del PBI, mientras mantienen apenas un 15% en el país. Dolarizar o una paridad fija incentivarían el ingreso de una parte y tranquilizaría a los inversores.

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