21 de diciembre 2018 - 00:04

Lamentos de "mesa judicial" por crisis en Corte y amenaza de ampliación

Actual presidente insiste en ilegalidad de acordada de la mayoría para recortar funciones. Highton firmó versión original. Génesis del "aviso" del que pende continuidad. Gobierno sin "piedra Rosetta" para decodificar crisis.

Carlos Rosenkrantz
Carlos Rosenkrantz

El vacío de poder al que la mayoría de la Corte Suprema sometió a su presidente Carlos Rosenkrantz dejó en falsa escuadra a una de las patas de la denominada “mesa judicial” que asesora a Mauricio Macri. José Torello y el operador multifunción Fabián “Pepín” Rodríguez Simón sufren los reproches por el prematuro desvencijamiento del candidato que auspiciaron para reemplazar a un “díscolo” Ricardo Lorenzetti. En su particular diagnóstico, el Gobierno maldice por un lado no haber neutralizado por completo al extitular del máximo Tribunal a quien achacan ser el cerebro detrás de la embestida que dejó sin funciones a Rosenkranzt. Y por el otro, haber concedido el “favor” a Elisa Carrió para entronar en la Corte a Horacio Rosatti, convertido en el factor desequilibrante de todos los escenarios que sumieron a la cabeza del Poder Judicial en un estado de crisis permanente. Esa factura no tiene dónde cobrarla porque el santafesino se ha vuelto un jeroglífico para las espadas oficialistas. Lejos de aplacarse, la interna prepara nuevos capítulos: en la próxima reunión de acuerdos (última antes del receso estival), Lorenzetti buscará acorralar a Elena Highton de Nolasco con el documento que ella misma firmó recortándole facultades a Rosenkrantz hace dos semanas.

La acordada que vio la luz el martes pasado y dejó como “sello de goma” a la presidencia se gestó quince días antes, cuando el presidente de la Corte oficializó el pase de Juan Pablo Lahitou de la Procuración del Tesoro a la flamante “Supersecretaría” de Desarrollo Institucional, creada a sola firma. El borrador con recorte de facultades y división colegiada de funciones de “superintendencia” había recolectado tres firmas al miércoles 5 de diciembre. Contenía una exaltación del rol de Héctor Daniel Marchi como administrador general de los fondos de la Corte y un reaseguro que el Fondo Anticíclico quedara lejos de las manos del Poder Ejecutivo. Lo curioso es que a la noche de ese miércoles Highton de Nolasco estampó su rúbrica y estuvo al borde de cosechar la cuarta firma en la vocalía de Rosatti. La rotación quedó trunca y en la mañana del jueves 6 no hubo correlato en la denominada “protocolización” del documento que estaba firmado por la vicepresidenta del cuerpo en ejercicio de la presidencia. Rosenkrantz estaba en Miami. Si ese borrador veía la luz, Rosenkrantz hubiera sido despojado “in absentia” y corría serio riesgo de no tener una presidencia a la cual volver. Hoy el único factor que lo encadena a ese sillón es que Rosatti modera los humores de Juan Carlos Maqueda y del propio Lorenzetti. Por eso Rosenkrantz se mantiene al frente de la Corte “levitando”: no tiene suelo bajo sus pies. “¿Se imaginan 4 años así?”, es la pregunta que circula por el cuarto piso del Palacio de Tribunales.

En ese lugar, enumeran el cúmulo de promesas incumplidas para asumir a las que Rosenkrantz desairó. La promesa de horizontalidad en la toma de decisiones, menos personalismo y celeridad en casos. Ninguna se dio como esperaron sus pares. Pero lo peor, sostienen, es no haber abjurado de la influencia “oficialista” con la que se lo identificó desde un principio. Cuestiones banales como la renovación de contratos o la burocrática efectivización de agentes que habían cumplido con los plazos de permanencia y desempeño generaron roces. La negativa de Rosenkrantz a firmar la de un grupo se debió a que figuraba el nombre de Magalí Mazzuca, prosecretaria de la Secretaría de Juicios Ambientales. Es la esposa del juez federal Ariel Lijo. El nombramiento de un ex-AFIP como el de representantes de estudios jurídicos más la “intervención” de la secretaría de asuntos aduaneros y tributarios (poco publicitadas pero cuyos litigios implican millones en juego) desataron murmullos.

Desde la vocalía de Rosenkrantz insisten en declarar la ilegalidad de la acordada al punto de postular que Highton no supo nunca el tenor de lo que firmó. Y si era legal. Grave para las recusaciones venideras. Más allá de la explicación constitucional que retomó las facultades delegadas en la presidencia, el golpe de Palacio tendrá consecuencias en Highton, eje del tironeo. Muchos ven que su hija, la secretaria de Corte Elena Nolasco a la que habían prometido crear bajo su mando una estructura similar a la de Alfredo Kraut y delegar la relación con todos los demás tribunales, será la primera en experimentar el nuevo escenario de crisis.

El Gobierno ya no sabe cómo controlar el caos y se resigna: si hay triunfo oficialista en 2019 la única solución factible, arriesgan, será ampliar la Corte en su cantidad de miembros, repartir algún sillón y barajar de nuevo.

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