24 de diciembre 2018 - 00:04

Liliana Golubinsky: una batalla plástica que no baja los brazos

La artista pone en cuestión, a través de su obra, su propio hacer para no quedar encasillada en una imagen que podría agotarse.

Golubinsky. Estamos todos ciegos (2017). Técnica mixta. La obra integra la retrospectiva que puede visitarse en el Palacio Duhau.
Golubinsky. "Estamos todos ciegos" (2017). Técnica mixta. La obra integra la retrospectiva que puede visitarse en el Palacio Duhau.

Desde alrededor de 1997 seguimos la trayectoria de Liliana Golubinsky (Buenos Aires, 1954), cuyas primeras obras respondían a una propuesta lúdica, técnicas mixtas sobre lino y también acuarelas. Eran guerreros, libertadores y conquistadores de pacotilla, montados sobre caballitos de madera, dispuestos a librar batalla. Hacia 2001, distinguida ya con premios y distinciones nacionales e internacionales, sigue dando batalla, esta vez con ejércitos bonapartistas, citas a Velázquez, gestas criollas, escrituras ininteligibles que conforman también su relato visual, mapas. Toda una cartografía imaginaria tratada con un dibujo fluido, un cromatismo más intenso y en la que se acentúa una mirada más irónica.

Esas batallas son las que libraba en el plano artístico, poniendo en cuestión su propio hacer para no quedar encasillada en una imagen que podría agotarse.

Como es inherente a todo artista que aspira a superarse, posteriormente la tela se puebla de equilibristas, personajes que vuelan. Esta temática está ligada a una sociedad que hace equilibrio para no caer estrepitosamente; es el momento del gran cambio en la crítica, la aparición de filósofos y pensadores que cuestionan el estado del arte, un panorama pesimista para el arte “estético”, el tema de la incomunicación a pesar del exceso de comunicación, la incertidumbre, la banalización imperante que hace foco en el mercado, asumiendo éste su papel de juez. De allí que Golubinsky enfoca lo cotidiano y de las batallas históricas pasa a la del hombre y la mujer “para sobrevivir a una sociedad trituradora”.

En su desarrollo, los personajes pueblan los cuadros pero que parecen agruparse en ciertas zonas de la tela, sigue fiel a las escrituras que de a poco se van espaciando y algo que resulta intrigante es que Golubinsky pone al contemplador en la tarea de ir a buscarlos, pueden estar envueltos en una nube, llevar una casita en sus manos, encerrarlos en un círculo rojo y aunque a primera vista son parecidos en su anonimato, el contemplador pronto encontrará y se identificará con expresiones y gestos dispares. Estos denotan alegría, angustia, zozobra, hay edificios, aviones, horizontes en llamas, multitudes, seres aislados, nadadores, algunos héroes.

Su relato no es lineal por lo que admite variadas lecturas, por eso debe buscárselo en todos los espacios de la tela. A veces está relacionado, otras no, y ahí reside la intensidad y la fragilidad que responden a la persona que Golubinsky encarna.

Patrocinada por Rubbers International, esta exposición de obras que cubren el período 1997-2018 se exhibe en el Palacio de las Artes Duhau (av. Alvear 1661 o Posadas 1350. Hasta el 11 de marzo. Entrada libre y gratuita).

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