11 de octubre 2019 - 00:01

Limbo económico y financiero: un país hasta el 27, otro a partir del 28

Las decisiones están paralizadas hasta las elecciones. Si hay ganador ese domingo, desde el 28 empezará a despejarse la incertidumbre. Cuáles son las primeras tareas a encarar.

Cristina Fernández de Kirchner, Mauricio Macri y Ktristalina Georgieva.
Cristina Fernández de Kirchner, Mauricio Macri y Ktristalina Georgieva.

Hasta el 27. Desde el 28. Dos días, dos países diferentes. Hasta las elecciones, las decisiones de los privados para emprender permanecerán en stand by. Igual que los proyectos de inversión y de empleo, a la espera de definiciones. El Gobierno, a su vez, procurará mantener al dólar calmo, en un intento por generar un espejismo de estabilidad económica capaz de disimular la realidad y llegar a las urnas con mejores chances que en las primarias.

De aquí al domingo 27 habrá dólar vigilado por debajo de los 60 pesos. Y muchas promesas. Una kermesse de alivios para los rigores que dejó la política de llevar a cero el déficit primario. Desde la oposición, la que mejor quedó en las PASO, vendiendo la esperanza de que con una eventual administración del Frente de Todos habrá oro y moro. Ambos tienen la mira puesta en el domingo 27.

Juntos por el Cambio, intenta revertir la derrota del 11 de agosto que lo dejó a una enorme distancia de 17 puntos, difícil de remontar. A lo sumo, la expectativa de máxima del tour #LaDamosVuelta no es ganar, sino recortar la diferencia. Que la fórmula de los Fernández caiga a menos de 45 puntos y el ticket del oficialismo mejore para quedar a menos de 10 y poder así aspirar a un segundo round en noviembre. Confían en que el reparto de los votos en un ballotage los favorecerá.

Desde la oposición, el esfuerzo está puesto en mantener la difícil amalgama de las distintas variantes del peronismo. Pese a las flagrantes contradicciones. Sin descalificar a nadie, procurando el voto de cada uno de los aglutinados. El objetivo es el de consolidar el saldo de las urnas de agosto de modo de garantizar un triunfo en primera vuelta y liquidar la puja en la misma noche del 27. Después se verá quién manda y quiénes quedan.

Si la elección se definiera ese domingo, con la consagración de Alberto Fernández como futuro presidente, comenzaría a definirse, ya con precisiones, cuál será el rumbo de la futura Argentina. Atrás habrán quedado las declaraciones de campaña, que suelen incluir frases ambiguas y a veces contradictorias. Si la disputa quedara pendiente para noviembre, habrá que esperar una prolongación del limbo económico y financiero.

De todos modos, sea quien resulte ganador, en octubre o en noviembre, parece claro que tendrá por delante una tarea ciclópea. Lo que deja pendiente el gobierno de Mauricio Macri, para sí mismo o para el que lo suceda, es equivalente a los 12 trabajos de Hércules. Que le fueron asignados para redimir sus actos de insania.

Quizás el esfuerzo demande los mismos 12 años que le llevó completar la penitencia al héroe de la mitología griega. Curiosamente, fueron 12 años, los 8 de Cristina Fernández de Kirchner y 4 de Macri, los que condujeron a la Argentina a la degradada situación económica actual.

Las tareas podrán no ser iguales en número. Pero sí, probablemente, sean comparables en el grado de exigencia y dificultad que demandarán.

DEUDA: la fragilidad financiera del país quedó de manifiesto luego de las primarias. La dificultad para hacer frente a los compromisos de la deuda condujo a la reprogramación unilateral de los vencimientos de corto plazo y el anuncio de un posterior reperfilamiento de los títulos soberanos. Es la deuda en letras del Tesoro y los bonos que se emitieron durante el gobierno de Cambiemos.

El presidente que asuma el 10 de diciembre tendrá que encarar negociaciones con los acreedores para evitar un nuevo default de la Argentina. Hasta fin de año el cumplimiento parece asegurado. Pero no más allá. La intención de la oposición más votada es la de encarar una negociación amigable y sin quita de capital, solo la extensión de los plazos, como la que hizo Uruguay en 2003. Pero una cosa es querer y otra es poder. Para lograr esa combinación habrá que presentar un sendero de crecimiento creíble para los próximos años, que convenza sobre la posibilidad de repago. Quizás una opción más realista incluya una quita de capital e intereses, además de un nuevo perfil de los vencimientos.

FMI: El programa stand by quedó en modo ídem. El desembolso originalmente previsto para mediados de septiembre fue postergado sine díe. Quizás se reactive luego de definida la elección presidencial. Desde Hacienda aseguran que siguen las conversaciones para la quinta revisión técnica del organismo. Y que trabajan para destrabar el desembolso pendiente de u$s5.400 millones. Pero el segundo del organismo, David Lipton dijo que “la relación financiera con la Argentina puede que tenga que esperar un tiempo”. Y su nueva directora gerente, Kristalina Georgieva, ni siquiera mencionó a la Argentina al asumir.

Ante la falta de recursos presupuestarios, el Tesoro empezó a utilizar los dólares que el Fondo había concedido al país bajo el paraguas de “fortalecimiento de las reservas”, pero que Hacienda asegura que fueron para “refuerzo presupuestario”. Poco cabe esperar en concreto ahora. Será una de las primeras tareas que deberá encarar el próximo presidente. El primer viaje que tiene previsto Fernández si gana es a Washington y Nueva York con esta agenda. Les volverán a pedir reforma laboral, impositiva y previsional.

INFLACIÓN: Macri recibió un índice anualizado de 25% y, más allá de las intenciones, la realidad es que el IPC apunta a terminar 2019 con una variación interanual de 55%, de acuerdo al último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) que elabora el Banco Central. Se desconoce la fórmula del oficialismo para resolver el problema que el propio presidente en su malhadada frase de 2016 calificó como “una demostración de tu incapacidad para gobernar”. Intentó sin éxito con las metas de inflación de Federico Sturzenegger, el control de los agregados monetarios de Guido Sandleris, la reedición de los precios cuidados de Guillermo Moreno y con los esenciales de Nicolás Dujovne. La oposición anticipó que confía en un acuerdo social. Hasta ahora nadie habló de reducir el tamaño del Estado y los gastos. Algo comprensible en medio de las campañas electorales. Y probablemente no lo hagan tampoco una vez definidos los comicios.

ENERGÍA: el congelamiento de los combustibles dispuesto luego de las primarias como parte del paquete de alivio a la clase media es otra de las primeras cuestiones que se deberán resolver. También el precio del barril de petróleo por debajo del valor inter-nacional del crudo, que complica el desarrollo y las inversiones en Vaca Muerta. Tanto para el actual Gobierno como para la oposición, el futuro del yacimiento de shale gas y shale oil es prioridad. Por lo tanto, también será clave la definición de las reglas de juego para que continúe el flujo de recursos destinados al desarrollo de la cuenca petrolera neuquina.

DÓLAR: Las dudas que dejaron las PASO sobre el futuro de la economía exacerbaron los temores de ahorristas e inversores y acentuaron la natural tendencia a la dolarización de portafolios. Frente a este escenario, que resultó en un retiro de 35% de los depósitos en dólares, y una caída de más de u$s 19.000 millones en las reservas internacionales, el Gobierno dispuso el control de cambios, con medidas que incluyeron un cepo a las compras de divisas para los individuos y la prohibición para el atesoramiento de personas jurídicas.

La próxima administración deberá resolver cómo sigue la historia. Hasta que se pueda restaurar la confianza, la escasez de divisas obligará a extender y profundizar las restricciones para el acceso a los dólares y aumentar las presiones para que aumente la oferta de la exportación.

Alberto Fernández se había pronunciado sobre el cepo (el de 2015) en forma crítica: “no es una buena solución”. ¿Pensará en un desdoblamiento del mercado? Macri no se animó a aprobar la segmentación por temor a que el tipo financiero impactara (aún más) en la inflación, cuando en la práctica las actuales cotizaciones alternativas (CCL, MEP) funcionan de modo equivalente.

DÉFICIT: La meta de déficit fiscal cero en su versión primaria, antes de computar los pagos de la deuda, quedó desdibujada luego de las medidas de alivio dispuestas tras las primarias. El costo de esas medidas se suma al drenaje que antes provocó la reasignación de partidas para contención social.

En total supera un punto del PBI en las cuentas de este año y deja interrogantes para los números de 2020. Ya se descuenta que no habrá superávit de u$s 5.000 millones, como estaba previsto originalmente para el año entrante.

El Presupuesto elaborado por Hacienda fue más bien para cumplir con el plazo de presentación legal del cálculo de recursos y gastos. Los supuestos de un crecimiento de 1%, de 34% de inflación y de un dólar de 67 pesos para 2020 quedaron descolocados antes de que empiece el debate parlamentario.

La menor disciplina en el gasto para atender la urgencia electoral y la merma en la recaudación impositiva, consecuencia de la recesión económica, obligarán a comenzar de cero una vez definida la elección. Que no admite dilaciones.

Un país hasta el 27. Otro desde el 28.

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