Llega una campaña frenética y con una retórica más dura
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La fuerte ventaja que sacó Bolsonaro, si bien se quedó corta para darle la mayoría absoluta, hace que el futuro se presente más llano para él. Por eso, ya dio muestras ayer mismo, minutos después de haber votado, que seguirá trillando el surco que le dio resultados hasta ahora: no habrá alianzas, no dialogará con partidos ni con candidatos y buscará los votos de sus rivales derrotados con sus modos bruscos.
Bolsonaro apunta a romper con todas las líneas de diálogo conocidas, a descolocar el propio sistema de partidos. Resulta significativo, en ese sentido, que ya haya recibido el apoyo de los 200 diputados de la llamada bancada ruralista, que pertenecen a distintos partidos pero que coinciden en defender en el Congreso al agronegocio. Lo mismo pasó con los 92 legisladores evangélicos.
La suma de las bancadas "del buey" y "de la Biblia", además del seguro respaldo de la de "la bala", a la que pertenece el propio diputado Bolsonaro, le aseguran, en caso de llegar al poder una mayoría confortable, que lo pondría a tiro de las mayorías especiales necesarias para sacar adelante reformas como la previsional.
Haddad, en tanto, ya salió a cortejar a Ciro Gomes, Marina Silva y hasta al ex banquero central Henrique Meirelles, con quienes dijo haber "trabajado muy bien" cuando todos fueron funcionarios de Lula da Silva. Convocará, seguramente, a una alianza republicana contra la extrema derecha, pero no le será tan fácil sumar las voluntades que le faltan.
Convendrá, para el análisis, dejar ya de pensar en los índices de rechazo que muestran las encuestas. La polarización hizo que votar a Bolsonaro o al PT ya no sea un tabú para más de la mitad de los ciudadanos, por lo que ese indicador pasa a ser inocuo.
Si bien "El Capitán" o "El Mito" logró un éxito resonante, convendrá observar a su entorno. Su vice es un general de cuatro estrellas, Hamilton Mourão, que habló de derogar el aguinaldo y las vacaciones pagas y que, llamado a silencio por Bolsonaro, simplemente lo desobedeció e insistió públicamente con la cuestión. Tal vez no sea tan fácil que ese general y otros que formarían parte del gabinete de ministros obedezcan mansamente a un ex capitán de paracaidistas.
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