25 de octubre 2019 - 00:00

Lo que se dice en las mesas

¿Exchange holiday o medianoche de anuncios? ¿Sopa a la paraguaya? No, ¡puré!. Economista K, indultado por el BCRA.  Hay que jugarle a La Vaca.  Santiago se metió en la campaña.

Eduardo Duhalde, Alberto Fernández y Guido Sandleris.

Eduardo Duhalde, Alberto Fernández y Guido Sandleris.

¿Alguien en su sano juicio creía que las jornadas cambiarias previas al 27-O iban a ser apacibles? Y menos después de los resultados de las PASO. Todo lo que se estuvo viendo era esperable, no agarró a nadie por sorpresa. Ya no era una cuestión de a cuánto estaba la tasa. Sino cuánto se podía aún dolarizar. El único problema es que al BCRA cada vez le quedan menos balas. Pero esto es una historia repetida de las crisis cambiarias criollas y de toda la previa electoral. Lo cierto es que mientras los bunkers presidenciables velan las urnas hasta el domingo todo el mercado, incluso Don Alberto y Don Mauro, piensan en el día después. Mejor dicho, en el tránsito hasta el 10-D. Ni qué hablar del 11-D. Pero de eso ya se hablará próximamente. Lo que nadie duda es de que el próximo lunes el billete tendrá otro valor. ¿Podrá esperarse un movimiento disruptivo, como le gusta decir a los jerarcas del BCRA? Es muy posible. Es más, es lo más probable. Las apuestas giran en realidad a con qué se va a desayunar el BCRA el lunes. Lo más escuchado en las mesas en las últimas jornadas fue el famoso jingle ochentoso “exchange holiday”, más conocido como “feriado cambiario”. ¿Lunes y martes?, preguntaban los operadores. Lo cierto es que en el Central trabajaban a destajo con miras a la apertura del próximo lunes. Incluso recontrataron a un exBCRA, experto en normativa cambiaria, para afinar el cepo o bien diseñar otro esquema. No hay chance, sea cual fuere el resultado electoral se descuenta el advenimiento de un nuevo marco cambiario. Don Guido Sandleris, jefe del BCRA, no quiere quedar pedalenado en el aire el lunes, por eso recurrió a viejos artesanos, ya jubilados, del Central que sobrevivieron a varias batallas cambiarias para pergeñar el cepo 2.0. Claro que nadie esperaba, y menos de un presidenciable, que lanzará frases a lo Duhalde (como la célebre, “El que depositó dólares, recibirá dólares”) como hizo el candidato frentista al intentar calmar los ánimos de los tenedores de argendólares. Por eso ayer en las sucursales se intensificaron las compras y retiros de los minoristas.

Este cepo 2.0 vendrá, en parte, como reacción a desmanejos existentes. Porque prueba del descontrol que aún permanece inerte en la economía local y demás filtraciones a los controles cambiarios es el ejemplo que comentaba un economista de pédigre peronista del Jockey Club a amigos sobre lo que está ocurriendo en la frontera con Paraguay. Ocurre que desde Encarnación vienen los hermanos paraguayos, con documentos argentinos, a Posadas a comprar dólares, lógicamente, al oficial (¿vendrán el domingo también a votar?). El miércoles, por ejemplo, compraban a $65 y al toque los vendían a $67. Pero ayer ya no los vendían. Estos astutos “chinwenwenchas” ahora esperan al lunes para vender. Un fiel testigo agregaba que eran largas colas las que se estuvieron viendo en estos días. Un clarísimo ejemplo del tridente: subsidio a la compra de dólares, pérdida de reservas del BCRA y política inmigratoria criolla. Al respecto, ayer se comentaba mucho una circular del BCRA (¿la “C” 85115? que indultó “cambiariamente” a un notorio economista K que fustiga al Central por la sangría de reservas y, según parece, se pasó de rosca con el atesoramiento. Otro tema que sigue generando ruido es la rapiña a una de las principales entidades oficiales que le propinó tener un patrimonio neto negativo. Sin duda será un tema a seguir, sobre todo, si cambia el signo del Gobierno.

La vaca. Ese es el número clave: 54. En el bunker de la calle México, el más puro Albertismo, piensa que es necesario superar el 54% de los votos el domingo para poder afrontar “lo que se viene”. De lo contrario, muchas huestes albertistas comulgan con que de no ser así se perderán otros cuatro años más. Pero más allá del tema electoral, la gente de la calle México debate si hay que arrancar con la ortodoxia o la heterodoxia. Una diferencia nada sutíl. Al parecer los más cercanos a Alberto se inclinan por la “orto” y cuando la mesa se amplía aparecen los “hetero”. Ahí gana la perinola de “Nadie pone, Todos quieren”. Un economista con llegada al círculo áulico tras comentar, con cierta envidia, cómo estaba facturando un colega ungido como Albertista que no para de “almorzar” y “disertar” con fondos y gente del mercado local y extranjero, cruzó datos con operadores sobre lo escuchado en el DC. Según les comentó, tanto (Alejandro) Werner como (Roberto) Caldarelli no saben qué decirle a su nueva jefa Kristalina. Parece que el maquillaje se agotó. Y en el seno del Fondo hay muchas dudas sobre cómo será la política económica del Frente de Todos. “No tienen idea de lo que viene”, dijo sin tapujos. También lanzó un acertijo, ya que estaba entre lobos del mercado: ¿Quién es el pícaro que está batiendo récords de operaciones con bonos, sin tanta espalda ni tantos clientes?

La crisis chilena también se metió en el ánimo del mercado y los bunkers presidenciales. Un gestor comentó con preocupación la “evacuación” de un CEO argentino de una multinacional estadounidense que fue seriamente damnificada por los cruentos sucesos. Ocurre que sus locales y edificios estaban en la periferia, en los barrios más humildes, y literalmente fueron destrozados. El tenor de la crisis trasandina no solo ha sido una llamada de atención para los presidenciables sino que ya contemplan movimientos tras la sucesión presidencial. Lo que viene hasta el 10-D no se perfila nada grato. Es más, en las mesas ya se prefiere que el escenario de balotaje fuera eliminado del menú, porque anticipan que todo se complicará aún más. Ahora resta solo esperar a la medianoche del domingo. ¡Ánimo, ya vendrán los problemas! (De Pablo, dixit).

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